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Las colillas absorben metales tóxicos que suponen un riesgo potencial para la fauna marina

Investigadores del IEO y el CEDRE francés analizaron su impacto dentro del proyecto europeo CleanAtlantic, liderado por el Cetmar y que celebra su reunión final el día 21

Cenicero en una playa de Nigrán.

Cenicero en una playa de Nigrán. / JESUS DE ARCOS

Sandra Penelas

Sandra Penelas

En la costa atlántica existen áreas donde la falta de civismo y la necedad de los bañistas han abandonado en la arena más de un millar de colillas por cada cien metros de playa. Investigadores del Oceanográfico de Vigo, en colaboración con el CEDRE francés, han demostrado que, además de contaminar los arenales y afectar a los organismos marinos por ingestión y asfixia, acumulan metales que constituyen un riesgo potencial para la fauna.

El estudio se desarrolló dentro del proyecto europeo CleanAtlantic, liderado por el Cetmar con el objetivo de proteger los océanos mediante la prevención, el control y la eliminación de la basura marina. Tras varios años de trabajo, los socios del consorcio celebrarán su reunión final en Vigo el próximo día 21 y Juan Santos Echeandía expondrá los resultados obtenidos.

“La gente no es consciente de lo que supone un simple gesto, pero si todos los fumadores lo hacen el océano se convertirá en un almacén de colillas. Y en el estudio hemos demostrado que pueden acumular metales contaminantes y liberarlos después en el medio, lo que supone una vía de peligro potencial. Los restos de cigarrillos son uno de los diez elementos más abundantes en la basura marina a nivel global y pueden transportar metales tóxicos desde zonas más contaminadas como los puertos a otras más limpias al ser empujados por las corrientes marinas o el viento”, destaca el experto.

Experimentos en el laboratorio, la playa y la zona portuaria de Brest.

Experimentos en el laboratorio, la playa y la zona portuaria de Brest.

Los investigadores franceses hicieron experimentos con diferentes tipos de filtros: vírgenes, fumados artificialmente con un sistema de bombeo, disueltos en agua de mar y envejecidos en zonas controladas de una playa y de la Marina de la ciudad de Brest.

Y además de comprobar que las colillas tardaban menos tiempo en degradarse en la zona portuaria –alrededor de un año– que en el arenal –en más de 300 días pierden solo la mitad de su masa–, también demostraron que tienen una gran capacidad de acumular y actuar como portadores de metales presentes en el medio marino.

Los restos de cigarros acumulan metales como el manganeso, el uranio, el hierro o el plomo, siendo el cobre el elemento que liberan en mayor proporción (91%) y el estroncio, el que menos (40%).

Cigarros fumados artificialmente.

Cigarros fumados artificialmente.

El siguiente paso fue estudiar cómo esa liberación puede afectar a la fauna mediante experimentos en los que un centenar de ostras –Crassostrea gigas– fueron expuestas a las colillas en acuarios controlados. Y los resultados evidenciaron que habían acumulado metales en sus tejidos, en concreto, en las branquias y las glándulas digestivas.

“Los niveles de acumulación no eran lo suficientemente elevados para impedir su comercialización para el consumo humano. Las ostras no estaban contaminadas. Habría que hacer más estudios y alguna prueba en mar abierto, pues en el acuario la concentración de metales accesible para la ostra es mayor. Lo que hicimos nosotros fue una simulación de un proceso que puede estar ocurriendo en el medio ambiente y que supone una vía de peligro potencial. A través de organismos filtradores como las ostras los metales pueden llegar a la cadena trófica”, explica Santos Echeandía.

Experimentos con filtros de ciagarros.

Experimentos con filtros de ciagarros.

Un riesgo que habría que frenar, advierten los científicos involucrados en el estudio, con medidas como el pago de tarifas adicionales en el tabaco para financiar programas de concienciación y limpieza, multas por arrojar colillas, etiquetar los filtros como residuos peligrosos o mejorar las soluciones de reciclaje.

“Cuando alguien tira una colilla en la playa o en una zona portuaria y se van degradando se generan zonas de unión que permiten a los metales presentes en el medio adherirse a ellas. Y de esta forma, los restos de un cigarro arrojados en un astillero de Bouzas, una zona contaminada, pueden llegar hasta Cíes y liberar allí esos metales en el agua”, ejemplifica el experto.

Estudios con colillas en zonas controladas de una playa y la marina de Brest.

Estudios con colillas en zonas controladas de una playa y la marina de Brest.

Santos Echeandía participó en este proyecto junto al responsable de su grupo en el IEO, Jesús Gago, y las investigadoras francesas Aurora Zéler y Camille Lacroix. Los cuatro son los autores del artículo publicado en Journal of Hazardous Materials.

El experto, que trabajó en el IEO de Murcia entre 2015 y 2019 y acaba de finalizar un proyecto en el Mar Menor, una zona contaminada por los minerales desde las explotaciones de la época romana, para estudiar cómo influyen las lluvias torrenciales y los eventos de eutrofización. Junto a Paula Sánchez ha solicitado un proyecto nacional para hacer un estudio en la Ría de Vigo.

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