El último viaje del vecino de Beiramar

El atunero “Atlántico”, en su día el “Alacrán”, abandona Vigo tras 8 años rumbo al desguace

Adiós a un clásico del 'skyline' del puerto de Vigo.

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Alba Villar

Lara Graña

Lara Graña

Se construyó en Astilleros del Cadagua en 1980. Ha tenido una vida azarosa, con pabellones de Ghana, Belize o Panamá. Bajo esta última bandera abandonaba hoy Vigo el Atlántico –ex Alacrán y ex Bermeotarrak Cuatro–, un atunero de 73 metros de eslora y 1.550 metros cúbicos de capacidad, rumbo a su último destino. A las instalaciones de DDR Vessels, en el Muelle de Ribera Rincón de Langre (Gijón), donde será desguazado. Ha pasado ocho años en Beiramar, siendo parte del skyline del puerto de la ciudad. El sempiterno inquilino ha dicho adiós.

Consignado por Suardíaz, y sin ninguna opción de navegar por sus propios medios, ha sido el remolcador Gonzalo S (Remolcanosa) el encargado de retirarlo de la dársena. Su propiedad se atribuye tanto a la armadora Pesquera Industrial del Alba, una compañía mixta creada en 2008 a través de un convenio suscrito entre La Habana y Caracas, como a la venezolana Grupo Natoli. Quien quiera que sea su propietario directo, ha pagado religiosamente los costes del amarre a la Autoridad Portuaria de Vigo, como confirman en Praza da Estrela.

El buque amarrado en el puerto de Vigo hace apenas unos días.

El buque amarrado en el puerto de Vigo hace apenas unos días. / L. G.

Aunque se construyó en el 80, en 2003 fue adquirido por la compañía de Bermeo Pebertu, que lo sometió a una completa reforma. En el año 2010, el buque –como Bermeotarrak Cuatroprotagonizó una prolongadísima espera en los muelles de Vilagarcía, cuando estuvo casi 15 meses sin poder dejar la dársena por las deudas acumuladas por su armadora. La venta de las 400 toneladas de túnidos que llevaba a bordo y el traspaso a otra empresa permitieron a los tripulantes cobrar los salarios atrasados, primero, y partir a la mar, después.

El último viaje del vecino de Beiramar

El buque cuando se llamaba "Bermeotarrak Cuatro" en Vilagarcía. / Lara Graña

Ya durante su estadía en Beiramar, al menos una de las principales pesqueras de España sopesó su compra para darle una nueva vida, por un importe próximo a los 800.000 euros. Pero el mal estado de los aceros alejaron cualquier posibilidad de llegar a un acuerdo. En Vigo aguardan otros muchos buques por el mismo final –Vilachán, Favaios o Camino–, pero, de momento, el único que se ha ido es el Atlántico.

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