Las esperanzas de encontrar pistas en el teléfono móvil de Déborah se desvanecen

Igual que ocurrió con el disco duro, las pruebas hechas por los peritos de Lazarus en el terminal no han permitido arrojar luz sobre la desaparición y muerte de la joven: “La posibilidad es muy remota”

Un acto celebrado en Vigo para pedir justicia en el caso Déborah.

Un acto celebrado en Vigo para pedir justicia en el caso Déborah. / Marta G. Brea

Marta Fontán

Marta Fontán

El disco duro del ordenador de Déborah no logró arrojar luz sobre la muerte y desaparición de la joven. Y otro dispositivo objeto de análisis fue el teléfono móvil de la joven viguesa, un viejo Nokia 3310 que, tras años desaparecido, fue hallado casualmente el pasado año en una caja que permanecía olvidada en dependencias policiales de Madrid. El reto era difícil, ya que el terminal apareció sin su tarjeta SIM original, pero los expertos informáticos de Lazarus se pusieron manos a la obra para intentar encontrar pistas. Pero, tras las pruebas realizadas, las esperanzas se desvanecen. Imposible extraer datos del posicionamiento que tuvo ese teléfono o de la agenda de contactos. La realidad, concluyen los peritos, es que va a ser prácticamente imposible obtener “información útil” para dar respuesta a los interrogantes del caso: “Las posibilidades son muy remotas”.

Analizar ese móvil antiguo que nada tiene que ver con los smartphones actuales y que además carecía de la tarjeta SIM era un desafío. Para evitar perder la información que pudiese conservar el terminal, en el laboratorio madrileño contratado por la familia de Déborah optaron por hacer pruebas con réplicas que reprodujesen el escenario tecnológico original, pera lo cual se valieron de modelos Nokia idénticos obtenidos en lugares como Singapur o Arzebaiyán. Pero los esfuerzos técnicos no han dado los resultados esperados. No se podrá recuperar por ejemplo la agenda de contactos que tenía Déborah porque dicha información estaba en la SIM que sigue desparecida. Y los ensayos hechos tampoco han permitido revelar datos sobre la geolocalización que pudo tener ese terminal –si bien ya se daba por hecho que no se obtendrían datos sobre el último recorrido de la joven ya que no llevaba el móvil consigo cuando desapareció–.

Información útil

“Igual se puede encontrar alguna última llamada efectuada, pero ni siquiera la podríamos ubicar en el tiempo; lo cierto es que tras los análisis la conclusión que sacamos es que no hay ningún método para obtener información útil para la causa”, afirma Manuel Huerta, CEO de Lazarus, que estuvo este miércoles en la Ciudad de la Justicia de Vigo con motivo de su intervención en otra causa judicial. Precisamente, ese teléfono móvil está todavía pendiente de ser analizado por parte de un grupo especializado de la Policía Nacional, pero las conclusiones ya alcanzadas por estos peritos privados que han colaborado en casos como el de Marta del Castillo o el de Diana Quer no invitan al optimismo. El Nokia de Déborah fue recogido por la Policía Nacional en 2006 en la casa de la joven, transcurridos ya cuatro años desde su desaparición y muerte.

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El <strong>equipo de abogados que representa a la familia de Déborah</strong> es consciente de que ni el disco duro ni el teléfono móvil de Déborah ayudarán a esclarecer lo que le ocurrió a Déborah en 2002. Pendientes ahora de una comparecencia clave que se producirá este mismo mes de junio, la de Aitor Curiel, el médico forense y criminólogo que aportó <strong>un informe pericial certificando que la muerte de la joven fue homicida</strong>, los letrados, pese a todas las negligencias y adversidades con las que se toparon, insisten en que no dejarán de luchar judicialmente en su búsqueda de la verdad. “No ahorraremos esfuerzos en demostrar que Déborah tuvo una muerte violenta”, afirma Ramón Pérez Amoedo. Y confiesa que no pierde la esperanza de que, aunque sea "in extremis", aparezca algún testigo que contribuya a aportar luz en el caso: “Hay gente que mintió, hay gente que sabe más de lo que ha dicho y hay gente que sabe, que tiene información, y que no quiere hablar; apelo a la conciencia de esas personas”. En noviembre de 2022 la Audiencia de Pontevedra rechazó abrir el procedimiento del Tribunal de Jurado contra el exnovio de la víctima, el único investigado de esta causa reabierta en 2019, exhortando a “agotar” todas las vías de investigación.

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