La UVigo ayuda a cuantificar por primera vez el coste de la soledad en España

La catedrática de Economía Aplicada Eva Rodríguez Míguez es una de las expertas que cifra en 14.000 millones de euros el impacto econonómico de esta “epidemia silenciosa”

Un joven mira el móvil solo en su casa

Un joven mira el móvil solo en su casa / FdV

Sandra Penelas

Sandra Penelas

El coste de la soledad no deseada en España supera los 14.000 millones de euros y equivale al 1,17% del PIB. Eva Rodríguez Míguez, catedrática de Economía Aplicada e investigadora del centro Ecobas de la Universidad de Vigo, ha llevado a cabo, junto con sus colegas de la UDC Berta Rivera y Bruno Casal, el primer estudio en nuestro país sobre la materia y el más completo realizado hasta la fecha a nivel internacional porque además de medir el impacto monetario también estima la pérdida de calidad de vida derivada de esta situación.

La Fundación ONCE, que impulsa el informe a través de su observatorio SoledadES en colaboración con otras entidades como Cruz Roja o la FEMP, contactó con el grupo GRIEE (Group of Researchers in Empirical Economics) al que pertenece Rodríguez Míguez por su experiencia en la elaboración de estudios de coste social de la enfermedad.

La catedrática de la UVigo Eva Rodríguez Míguez.

La catedrática de la UVigo Eva Rodríguez Míguez. / FdV

La experta subraya el “gran interés” que tiene este estudio pionero, puesto que apenas existen trabajos que traten de estimar tanto los costes monetarios como los intangibles a pesar de que “hay muchos colectivos alertado del impacto de la soledad y de sus consecuencias en términos de salud, sobre todo, mental” .

El informe se basa en los resultados de una encuesta específica en la que participaron 4.004 personas mayores de 15 años en 2022 y calcula que los gastos sanitarios directos –consultas médicas y consumo de fármacos– e indirectos –pérdidas de la productividad asociada a las patologías y muertes prematuras– ascienden a 6.000 y 8.000 millones de euros, respectivamente.

Pero también estima que el sufrimiento físico y emocional asociado a la soledad no deseada provoca en la población española una pérdida de más de un millón de AVAC o de años de vida disfrutando de plena salud.

En resumen, los autores ponen sobre la mesa un grave problema social que urge soluciones. “El impacto intangible es todavía mayor al coste económico. Hay una pérdida de calidad de vida. Y aunque no es el objetivo de este estudio diseñar estrategias que suavicen esta situación, sino cuantificar su impacto, consideramos que no puede haber una única forma de abordarla, dado que las causas también pueden ser muy diferentes. Así, por ejemplo, no es lo mismo abordar la soledad de los jóvenes, que la de las personas mayores, que en muchos casos pueden estar vinculadas a la presencia de limitaciones físicas”, explica Rodríguez Míguez.

  • Incidencia

    El 13,4% de la población española sufre aislamiento voluntario. Y las mujeres más que los hombres: un 14,8% frente a un 12,1%.

    Los jóvenes, los más afectados

    Las personas entre 16 y 26 años son las que más solas se sienten, un 21,9%. Esta percepción desciende con los años y vuelve a aumentar entre los 65 y los 74 años hasta un 12,2%.

    Costes tangibles

    Los gastos sanitarios y por pérdidas de productividad suponen 14.000 millones de euros, el 1,17% del PIB.

    Años de calidad

    El informe determina una pérdida de más de un millón de AVAC o años de vida disfrutando de plena salud.

Depresión y ansiedad

La experta también destaca que la soledad no deseada tiene un fuerte impacto en la salud mental: “Hemos constatado que la depresión y la ansiedad son las patologías que se ven más impactadas. Y esto se ha manifestado tanto en el coste sanitario relacionado con estas dolencias como en la propia percepción de los entrevistados”.

El 13,4% de la población española padece aislamiento involuntario y las mujeres lo sufren más que los hombres –un 14,8% frente a un 12,1%– . El informe también revela que los jóvenes sienten la soledad no deseada en mayor medida que los mayores, puesto que la franja entre 16 y 26 años es la que dice encontrarse en esta situación con mayor frecuencia.

Estamos acostumbrados a identificar la soledad no deseada con la situación de las personas mayores. En ese sentido, estos resultados pueden llamar la atención. Sin embargo, ya hay algún estudio previo a nivel regional que apuntaba en esa dirección. Lo que hemos constatado es que los jóvenes tienen una mayor dificultad para relacionarse con los demás y también pueden experimentar falta de apoyo familiar. La pandemia también puede haber contribuido a agudizar esta situación”, comenta la catedrática de la UVigo.

El informe se presentó el pasado mes de abril en Madrid y contó con la presencia del presidente del Grupo Social ONCE, Miguel Carballeda, la excaldesa Manuela Carmena y los dos investigadores de la Universidad de A Coruña, que advirtieron que la soledad no deseada es una de las “epidemias silenciosas” del siglo XXI.

“Nuestro equipo ya había trabajado previamente en temas relacionados con algunos de los aspectos que pueden estar asociados a la soledad como son las situaciones de dependencia y la sobrecarga de los cuidadores. Pero este trabajo nos ha abierto un tema de investigación muy interesante de cara al futuro”, destaca Rodríguez Míguez.

El informe en el que ha participado la UVigo marca un hito dentro y fuera de nuestras fronteras. “Hay algunos estudios a nivel internacional, sobre todo en Reino Unido, que analizan el coste de la soledad no deseada, pero suelen ser parciales, bien por la población objeto de estudio, generalmente, personas mayores, o bien por los costes analizados. Por lo que nosotros sabemos este es el primero que cuantifica tanto los costes monetarios como intangibles, por lo que abre camino para futuras investigaciones”, comenta.

Y constituye además el primer paso necesario para que las autoridades competentes puedan empezar a tomar medidas para atajar la soledad no deseada: “Nuestro equipo tiene diferentes investigaciones relacionadas con la medición de los costes sociales. De hecho, hemos realizado una guía para que personas no expertas puedan aproximarse a estas mediciones de forma sencilla. Evidentemente, este tipo de estudios son de enorme interés para empezar a abordar este tema, dado que permiten cuantificar la dimensión del problema. Por una parte, permite identificar las principales causas y, por otra, analiza aquellas dimensiones que se van más afectadas”. 

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