El desarrollo del Barrio do Cura está un poco más cerca. La Junta de Gobierno aprobó de forma definitiva el proyecto de normalización de fincas en el ámbito del suelo urbano consolidado una vez superado el proceso de información pública y la presentación de alegaciones. Se trata de una acción que, según explicó el alcalde olívico, Abel Caballero, “es de la mayor importancia” porque supone el “paso previo imprescindible para proceder a conceder licencias de obra”. “Es una decisión muy notable. Nos va a permitir ampliar las calles Llorente y Santa Marta y generar en la zona una gran plaza pública”, explicó.
Como publicó FARO hace un mes, la promotora presentó los proyectos para la licencia del edificio Ardora –el segundo más grande, con más de 100 viviendas, y más alejado del Paseo de Alfonso–, del edificio Estrela –en el que se integra la antigua fachada de la iglesia del asilo de Pi i Margall, con 40 pisos–, del parking público y de la escuela infantil –falta el del edificio Lúa, que se prevé en forma de “L” en la parte alta con más de 115 pisos–. Fuentes municipales avanzaban que el Concello estaba “a punto de otorgar” la licencia del edificio Ardora y que la prospección arqueológica pendiente “irá acompasada con el desarrollo de la obra”.

En lo que respecta al edificio Estrela, destacaban desde la entidad de la Praza do Rei que se necesitaba que se aprobase definitivamente la normalización de fincas, escalón que acaba de subir la Junta de Gobierno. “Es un gran paso en el desarrollo del Barrio do Cura para resolver una de las heridas históricas que tiene esta ciudad en toda aquella zona deteriorada y abandonada. Por tanto, restañamos una herida y seguimos haciendo ciudad”, apuntó el regidor sobre una actuación que pretende recuperar todo este ámbito con oferta residencial, comercial –según la promotora, Gestilar, ya estaba comercializado en torno al 70% a finales de 2022– y urbanística.
Fuentes del gobierno local indicaban a finales de abril que “todo va acompasado y según lo previsto”. Apuntaban que, “en cualquier caso, el edificio Ardora, que recibirá la licencia de forma inminente, ejecutará las obras de estabilización de los muros, vinculadas también a las obras de urbanización y a las diferentes cautelas arqueológicas establecidas en la zona”. Según ha podido saber este periódico, la previsión es que el desarrollo del Barrio do Cura se prolongue unos tres años, pero, desde la promotora, confían en recortar los tiempos para que la entrega de las viviendas se produzca “a finales de 2025 o comienzos de 2026”.
La intención de los responsables del desarrollo era comenzar las obras en el primer semestre de 2022, pero surgió un contratiempo: la Consellería de Cultura, Educación, FP e Universidades advirtió que existía un defecto de forma en la presentación del segundo proyecto arqueológico. La negativa de la Dirección Xeral de Patrimonio trastocó los planes. En la primera fase de la inspección arqueológica, completada hace más de un año, los especialistas no hallaron restos destacables. La promotora debe esperar los resultados de la segunda prospección para determinar, en función de lo que se encuentre, cómo actuar.
La complejidad orográfica del terreno obligó a los arqueólogos a tomar la decisión de dividir la actuación en dos partes. Se suman circunstancias de su pasado, como los rellenos de tierra realizados para aliviar la pronunciada pendiente de una zona que, en su momento, caía de forma abrupta hasta besar el mar. La necesidad de realizar estudios viene determinada por el ámbito en el que se integra el terreno: es parte del Casco Vello, bien de interés cultural desde el verano de 2006.
Más aprobaciones de la Junta de Gobierno
La Junta de Gobierno aprobó la contratación de las obras para la humanización de la calle Teixugueiras entre Lamelas y el acceso peatonal al barrio de Navia desde la VG-20 –2.679.000 euros– y el proyecto de renovación del césped artificial del complejo deportivo de As Travesas –380.000 euros–.

Caballero informó, además, de la colocación de la escultura “O mar habitado”, de Eva López Tarrío, en la confluencia de Martín Echegaray y Castelao.
Con siluetas inspiradas en los dibujos de Castelao, homenajea a los marineros y sus familias.