Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El autor del crimen de Baiona: “Toda la sociedad está en contra mía”

Una psicóloga privada que asistió antes del asesinato al profesor declara que el hombre manifestaba ideas que considera típicas de la paranoia

El autor confeso del crimen de Baiona, en silla de ruedas en los juzgados de Vigo. Alba Villar

La noche del domingo 5 de febrero de este año Ángel Rodríguez da Costa asesinó violentamente a su exmujer Beatriz Lijó Gesteira en Baiona ante los dos hijos fruto del ya deshecho matrimonio. Él mismo, pese a su silencio inicial, lo acabó confesando. Lo hizo con un hacha que arrojó a un monte en su posterior huida y con un cuchillo de cocina que sí pudo ser recuperado para su uso como prueba de cargo al ser hallado junto al cadáver. Cumplidos tres meses desde el crimen, la instrucción judicial que dirige la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo está ya en una fase muy avanzada. Familiares y amigos de la víctima, guardias civiles que tuvieron un papel clave en esta investigación y policías locales o nacionales que, de una manera u otra, también intervinieron en el caso ya han declarado en sede judicial. Ayer hubo una nueva jornada de testificales en la que, además de un agente policial, compareció una psicóloga que, de forma previa al crimen, en la época en la que su torticero comportamiento llevó a un juzgado de Familia a retirarle la patria potestad con respecto a los menores, atendió al acusado en su consulta.

Esta profesional del ámbito privado solo tuvo una entrevista con este profesor de Matemáticas que desde su detención tras el crimen permanece en prisión provisional a la espera de juicio. Para la psicóloga, lo que Ángel refirió en aquella consulta “no era normal”, según afirman fuentes jurídicas sobre su testimonio de ayer. Le transmitía con sus manifestaciones ideas de que todo el mundo estaba en su contra: desde alumnos a los que dio clase que en sus palabras lo acosaban y le rayaban el coche, hasta abogados, jueces... A juicio de esta doctora, las ideas que le transmitía eran propias de algún tipo de trastorno, de una “paranoia”, y recomendó que recibiese atención psiquiátrica, algo a lo que el hombre se opuso mostrándose totalmente reacio tanto a cualquier tipo de terapia como de medicación.

Lo cierto es que lo manifestado por esta psicóloga contrasta con lo resuelto por los psiquiatras que atendieron a Ángel Rodríguez en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo tras su arresto, que no vieron afectación mental alguna y le dieron el alta hospitalaria al considerarlo, como también suscribieron posteriormente los forenses del Imelga, apto para declarar. Sobre esta cuestión, el abogado defensor del investigado explica que propuso recientemente a su cliente someterse a una pericial psicológica de cara a presentarla en el procedimiento judicial pero, a través de la familia, el autor confeso del crimen transmitió al letrado su negativa a que le hagan una valoración de estas características. “No quiere, lo rechazó, dice que no está loco”, afirma el jurista.

En Ourense

También ayer compareció el último de los policías nacionales de Ourense que faltaba por declarar para describir en sede judicial cómo fue el momento en el que Ángel Rodríguez se entregó en la comisaría de la ciudad de As Burgas. Otros tres agentes que aquella mañana también estaban allí ya testificaron en fechas anteriores. El presunto asesino, después de dejar a sus hijos con su padre y de deshacerse de su teléfono móvil y del hacha del crimen, condujo el coche hasta allí y, tras dejarlo mal aparcado ante la sede policial, entró, se sentó en el suelo y se descalzó. No emitió ni una sola palabra. Como había dejado las llaves del vehículo en un cajetín en la entrada, pese al silencio del hombre, los agentes no tardaron demasiado en averiguar que ese varón con comportamiento tan extraño que tenían ante sí era el prófugo al que buscaba la Guardia Civil –ya se había emitido la requisitoria de busca y captura– por haber matado la noche anterior a su exmujer.

Con una confesión y todo un sinfín de pruebas que le apuntan directamente, con lo que no contará este procedimiento judicial, salvo sorpresa, es con el arma principal del crimen, el hacha. El acusado dijo que la tiró en un monte de la zona de Tomiño, sin precisar el lugar con detalle. La jueza ha decidido finalmente no hacer una reconstrucción para buscar el arma.

Compartir el artículo

stats