No era capaz de llevarse una galleta a la boca. Sus manos tampoco respondían a la hora de agarrar una cuchara o un tenedor, ni cuando quería limpiarse las comisuras de los labios con una servilleta después de comer, de ahí que, cuando el centro se inauguró, una de sus primeras peticiones a los profesionales fue trabajar con una terapia que le permitiera mejorar la manipulación directa con las manos.
Han pasado casi dos años desde que David Curty inició una serie de terapias de rehabilitación en el Centro de Atención Integral Amencer-Aspace de Vigo y cuenta que está muy contento porque hoy ya puede comer un pedacito de pan por sí mismo, empieza a manejar los cubiertos y también controla el joystick del ordenador, y así puede leer el FARO, porque le gusta seguir las noticias del equipo de sus amores, el Real Club Celta. “Yo he cumplido”, dice David, “porque mis padres hicieron un esfuerzo sobrehumano para que yo pudiera moverme, que tenía un 93% de discapacidad y mi madre tuvo que dejar de trabajar. Ella me dedicó mucho, mucho tiempo. Aquí, me gusta mucho la terapia en la piscina porque es buena para que mi musculatura no esté tan rígida y noto que mejoro, también me gusta que esté climatizada y la rampa no es muy pronunciada, así no me da miedo entrar en el agua”, explica este vigués de 35 años.
David Curty se refiere a la piscina multisensorial (unidad de rehabilitación acuática) que Amencer-Aspace dispone en el complejo de Bembrive, con una dotación única en Galicia gracias a la donación efectuada en 2021 por la Fundación Amancio Ortega. Mientras comenta lo importante que supone para él poder disponer de estos recursos en su ciudad, en la sala que alberga la piscina, acompañados por tres profesionales, los pequeños Fran, Álvaro y Alejandro experimentan viven un cuento desde el agua, contemplándolo en una pantalla de proyección y disfrutándolo íntegramente gracias al sonido envolvente del espacio. Fran chapotea alegre en el momento en el que las lucen cambian y se crean nuevos ambientes, al mismo tiempo que trabaja la movilidad y la estimulación sensorial.
En la puerta de la unidad de rehabilitación acuática, la coordinadora técnica del Centro de Atención Integral Amencer-Aspace de Vigo, Cristina Iglesias, indica que “trabajar con las emociones es la base de cualquier aprendizaje y en nuestra piscina multisensorial aunamos el trabajo cognitivo, psicomotor y lo sensorial. Además de las actividades conjuntas, las instalaciones también nos permiten diseñar terapias individualizadas. El trabajo en el agua tiene importantes beneficios a nivel muscular y de la circulación, además de la relajación, porque podemos poner elementos que motiven a los usuarios, como su música favorita o iluminar toda la sala de su color preferido. Por otra parte, también disponemos de sillas anfibias, una grúa de techo y de una rampa con la inclinación adecuada ”.
Pese a que este centro vigués lleva más de un año a pleno rendimiento, cuenta con equipamientos de última generación y con las terapias más avanzadas, la dirección ha detectado que la ciudadanía lo desconoce prácticamente por completo, y prueba de ello es que, en materia de rehabilitación, se encuentra casi al 50% de ocupación, con 45 usuarios de una capacidad total de 100, mientras que el centro educativo cuenta con 25 niños. En este sentido, Cristina Iglesias señala que “nos encontramos con que muchas familias desconocen que en Vigo disponemos de estos recursos y que se desplazan a Madrid o a Barcelona para beneficiarse de terapias que tienen en su ciudad o a pocos kilómetros”.
En las instalaciones de Bembrive, Amencer-Aspace presta asistencia a usuarios con todo tipo de discapacidades y la coordinadora técnica pone en valor la ejecución de terapias convencionales combinada con robótica, tales como las pizarras digitales para trabajar la comunicación aumentativa o los mecanismos para fortalecer a nivel muscular el tren superior, así como el simulador para el desarrollo de la hipoterapia equina robótica, que emula el movimiento del caballo y es muy beneficioso para el control del tronco o la motilidad intestinal; las jaulas de poleoterapia o la sala multisensorial, un espacio que invita al visitante y a los usuarios a relajarse y disfrutar de una experiencia única al contar con un sistema de doble proyección, cama de agua templada o pufs con vibración, que permiten sentir la música a las personas con diversidad sensorial, independientemente de que carezcan de visión y audición.