A 9,50 euros el metro cuadrado. El coste medio del alquiler en Vigo nunca había alcanzado una cifra tal alta: en términos mensuales, unos 700 euros. Es casi un 8% más elevada que hace un año. Basta con acudir a un portal inmobiliario para darse cuenta de que el sector está imposible para muchas carteras: acceder en régimen de arrendamiento a una vivienda es cada vez más difícil porque la oferta se reduce con el paso del tiempo y la demanda crece. Además, la renta que se solicita aumenta en un escenario de inflación que deja pocos títeres con cabeza y de protagonismo creciente de los alojamientos turísticos: ya hay más de 1.000 en el municipio. Lejos quedan los 6,7 euros que reflejaban las estadísticas en algunos meses de 2014, 2015 y 2016.
Según los datos que manejan la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) y la Asociación de Empresas Inmobiliarias de Vigo (Asemi), hay 500 viviendas disponibles en el circuito de alquiler y, por debajo de 500 euros al mes, solo hay minipisos de 30 metros cuadrados de media. En una cuarta parte de estos inmuebles, los propietarios exigen más de 1.000 euros mensuales. “El 55% de las viviendas incluyen garaje en el precio y el 14% de las viviendas en el circuito de comercialización en arrendamiento no disponen de ascensor”, explica la patronal inmobiliaria antes de concretar que solo se aceptan mascotas en un 5%, dato que complica todavía más la búsqueda de un hogar en la urbe.
Los 9,50 euros de media al mes –dato extraído de Idealista– lideran la clasificación de ciudades gallegas. Cerca, A Coruña, con 9,1 euros. Les siguen Santiago de Compostela, donde el precio del alquiler está en 8,2 euros de promedio; Pontevedra, 7,4 euros; Ourense, 6,5 euros; Lugo, 6,3 euros; y Ferrol, 5,6 euros. A nivel nacional, Vigo ocupa un puesto alto: supera a grandes urbes como Zaragoza (8,9 euros), Murcia (7,6 euros), Alicante (9,4 euros) o Córdoba (7 euros), con más habitantes que la olívica, y se acerca a Sevilla (10,6 euros) o Terrassa (10,2 euros). También sobrepasa a municipios con una cifra similar de ciudadanos, como Gijón (8,5 euros) o Valladolid (7,4 euros). En el norte, destacan Bilbao (13,3 euros) o Vitoria (10,9 euros). Madrid y Barcelona, con 16,2 y 18,4 euros, se sitúan a la cabeza con diferencia.
El presidente de Fegein y Asemi, Benito Iglesias, deja claro que la derivación de viviendas de la Sareb a alquiler social “no tendrá ningún efecto en el precio de la vivienda en alquiler ni en la compraventa en Vigo”: “Será una gota en el desierto”. Avanza que la aprobación de esta medida por parte del Gobierno de coalición “causará mucha frustración” cuando se compruebe que su huella será mínima. “La Sareb solo reconoce 61 viviendas en el municipio y hay registrados unos 6.000 demandantes de vivienda de protección oficial”, explica, a la vez que concreta que “queda lo que no le ha interesado a nadie comprar: esqueletos de obra nueva inacabada y viviendas en pésimo estado, mal ubicadas u okupadas”.
“Ya no se trata únicamente del alto porcentaje de jóvenes que no pueden emanciparse, sino de familias con hijos que no son capaces de encontrar una vivienda"
El representante de la patronal inmobiliaria de Galicia y Vigo traslada su preocupación por las familias con rentas bajas o medias-bajas que necesitan una vivienda y lo tienen “cada vez más complicado” debido al alza del precio del alquiler y el endurecimiento de las condiciones por parte de los bancos a la hora de conceder hipotecas. “Ya no se trata únicamente del alto porcentaje de jóvenes que no pueden emanciparse, sino de familias con hijos que no son capaces de encontrar una vivienda, cuyo coste, en muchos casos, supone más de un 60% de sus ingresos cuando lo recomendable es que no se supere el umbral del 30%. Su única posibilidad es la de un minipiso de algo más de 30 metros cuadrados, que son las únicas opciones de menos de 500 euros mensuales en ciudades como Vigo o A Coruña”, expone.
El último informe publicado por Fegein y Asemi concreta que el porcentaje de hogares que viven en arrendamiento en Vigo es del 26%, es decir, uno de cada cuatro. En Pontevedra, la cifra es del 21,5%; en Ourense, del 27,8%; en A Coruña, del 30%; en Ferrol, del 18%; en Lugo, del 20,2%; y, en Santiago de Compostela, del 28,2%. A nivel gallego, son el 16,8% de las familias.