El hacha, la última gran incógnita del crimen machista de Baiona

La jueza insta a Ángel Rodríguez a revelar el punto exacto de Tomiño donde tiró el arma por la imposibilidad de la Guardia Civil de dar con ella al ser una zona de frondosa masa forestal

Marta Fontán

Marta Fontán

No hay duda alguna de que las pruebas se acumulan contra Ángel Rodríguez da Costa. Con sus dos hijos pequeños como testigos, la noche del domingo 5 de febrero acabó violentamente con la vida de su exmujer Beatriz Lijó Gesteira, algo que, pese a su silencio inicial, acabó él mismo confesando al detalle en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo en el que ha recaído el caso. Un cuchillo de cocina y un hacha fueron las armas del crimen. El primero es una de las piezas de convicción que ya forman parte de la causa, pero el paradero del hacha, con la que causó las lesiones mortales a la víctima, aún es una incógnita a día de hoy. A la vez que ha empezado a tomar declaración a los guardias civiles y policías que intervinieron en el caso, la magistrada, en una providencia dictada la pasada semana, ha instado al investigado, en prisión preventiva en el penal de A Lama, a que diga, si lo recuerda, el lugar concreto donde arrojó este arma. En su declaración judicial el asesino confeso manifestó que la había tirado en un monte próximo a una carretera, que creía que se ubicaba en Tomiño, en las cercanías de una rotonda. Pero esa vaga referencia resulta insuficiente para la Guardia Civil, que, sin más detalles, vería inviable y destinado al fracaso un dispositivo de búsqueda dada la amplia zona de masa forestal existente en el lugar.

La providencia en la que se pide esta esencial información al investigado fue notificada a finales de la pasada semana a su abogado defensor, Saúl Vidal, que se puso en contacto con los familiares de Ángel Rodríguez para que transmitiesen dicha solicitud al reo. El plazo para que se facilitasen estos datos al juzgado concluía ayer mismo y, avanzada ya la mañana, el letrado carecía de ellos, por lo que consideraba improbable que hubiese algún cambio. “Si guarda silencio se entiende que no lo recuerda y la jueza valorará cuál será el siguiente paso”, afirma el jurista, que concreta que una de las opciones que se deberán valorar para agotar las vías de cara a encontrar el hacha es realizar una reconstrucción de los hechos con la presencia del acusado de cara a repetir el trayecto en coche que realizó aquella noche para ver si, así, puede él mismo indicar in situ el sitio donde tiró el arma principal del crimen.

Fiscalía

Fue la Fiscalía la que, tras la confesión de Ángel Rodríguez en sede judicial, dirigió ya avanzado febrero un escrito a la magistrada en el que pedía que se organizase un dispositivo de rastreo para intentar dar con esta prueba clave, solicitando que se oficiase a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de cara a buscar el hacha y dejando ya la puerta abierta a que, de no ser posible de otra manera, se intentase su localización con la presencia del propio investigado.

Si no lo concreta, otra opción sería una reconstrucción del trayecto realizado

Junto al hacha, otra pieza esencial que permanece en paradero desconocido es el teléfono móvil del acusado que, según su relato inculpatorio, lo arrojó también aquella madrugada en una zona próxima a unos contenedores antes de acudir a la comisaría de la Policía Nacional de Ourense donde se acabó entregando. A la espera de como avance la investigación judicial de este crimen, en la comparecencia judicial donde este profesor de Matemáticas acabó admitiendo que él era el autor del crimen de su esposa, la Fiscalía y las otras dos acusaciones personadas en el procedimiento solicitaron que sea investigado por la presunta autoría de un delito de asesinato y de otros dos contra la integridad moral, estos últimos en relación con sus dos hijos menores de edad, que presenciaron el crimen de su madre. De mantenerse tal cual esta calificación de cara al futuro juicio con jurado popular, el agresor se enfrentaría a penas que podrían rozar los 30 años de prisión.

El juzgado avanza en las diligencias de investigación. El pasado viernes comparecieron como testigos dos policías locales de Baiona que estuvieron en el escenario del crimen y un guardia civil que viajó a la comisaría de Ourense tras recibirse la noticia de que el asesino al que buscaban se acababa de entregar allí, en la ciudad de As Burgas, a casi 120 kilómetros del lugar donde horas antes se había producido el homicidio. En este abril habrá al menos otra jornada más de testificales.

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