El personal del Instituto Español de Oceanografía (IEO) tiene que acceder con casco, desde octubre, a la nave de cultivos de Cabo Estai, como avanzó FARO y como han reconocido fuentes oficiales del Ministerio de Ciencia e Innovación. Aun así, al centro de Vigo no le fue asignada ninguna partida específica en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para este 2023, pese a que las instalaciones presentan un estado ruinoso, “potencialmente peligroso”, con “daños irreversibles” que obligan a su demolición completa. Pero no sucede lo mismo con otros institutos adscritos al IEO en toda España: el Gobierno no solo ha comprometido 10,5 millones de euros para la nueva sede de esta institución en Palma de Mallorca (hasta el año 2026), sino que ha garantizado también otros 600.000 euros para el centro de Gijón. El vigués, que es el de mayor envergadura del Estado y pionero en múltiples investigaciones, continúa a la espera de un “plan de mejora de infraestructuras” del que la cartera que preside Diana Morant sigue sin ofrecer avances al cuadro de personal, al que se le trasladó que se iba a poner remedio a esta situación de forma “urgente y a corto plazo”. De momento, parte de la actividad ha tenido que trasladarse al salón de actos. “No sabemos nada más”, lamenta un trabajador.
Los 10,5 millones asegurados para Palma de Mallorca sí figuran en los Presupuestos presentados por María Jesús Montero. La partida reservada para Gijón se ha conocido ahora, a través de una iniciativa registrada en el Senado y completada este mismo martes. “Se informa que para el presente ejercicio presupuestario está previsto dotar inicialmente, al Centro Oceanográfico de Gijón, de un crédito en torno a los 600.000 euros para que ejecuten los gastos que tengan que afrontar, excluidos los de personal, que se incluirán en las nóminas centralizadas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)”, expone la respuesta del Gobierno, a una cuestión formulada por la diputada popular asturiana María Mercedes Fernández.
Desde el ministerio aseguraron a FARO que el hecho de que en los presupuestos del Estado no figure ninguna partida para el IEO de Vigo, pese a la urgencia de la actuación en Cabo Estai, obedece a que “el presupuesto del CSIC es el que cubre las actuaciones en el IEO y sus centros oceanográficos”. En este caso, la única inversión comprometida en ese reparto a Vigo a través del CSIC son los 17 millones del nuevo Instituto de Investigaciones Marinas, pero para la construcción de su nueva sede en la ETEA. Es un importe a repartir hasta el año 2026; para este ejercicio en curso corresponde una inversión de un millón de euros. No fue una denuncia de la plantilla sino un informe técnico externo, elaborado bajo los estándares internacionales ACI 364, el que ha advertido del estado “potencialmente peligroso” de la nave de cultivos del IEO vigués, así como de las deficiencias severas en el edificio administrativo.
Las conclusiones de este estudio, por las que la dirección del centro convocó de urgencia a todos los trabajadores –son unos 120 los que desempeñan su labor en Cabo Estai–, han alumbrado de momento medidas paliativas. Por ejemplo, con la “restricción a mínimos de la actividad laboral en la nave”, de la que, denuncian empleados, “caen cascotes”. También ha obligado a trazar un “plan de desalojo a corto plazo y reubicación del personal”, no solo en el salón de actos del edificio administrativo, sino a edificios ajenos al IEO o al CSIC. Por ejemplo, a la Ecimat (Estación de Ciencias Mariñas de Toralla), de la Universidade de Vigo, o al Centro de Apoio Científico-Tecnolóxico á Investigación (Cacti), también de la universidad y con base en Marcosende. Incluso a las instalaciones del Centro Tecnolóxico do Mar (Cetmar), en Bouzas. Pese a haber impuesto un amplio abanico de medidas restrictivas –se han limitado los nuevos experimentos o el uso del invernadero–, desde el ministerio aseguran que “la integridad de los trabajadores no está comprometida y solo afecta a una parte mínima del personal”. La planta de cultivos del IEO de Vigo, la que habrá de ser derribada al completo, fue pionera en el cultivo de rodaballo.
Vigo, única opción para el “Odón de Buen”
El Ministerio de Ciencia ha incluido los más de 84 millones de euros que costará el nuevo oceanográfico del IEO –el 80% se sufragará con fondos europeos y será bautizado como Odón de Buen– dentro de las inversiones comprometidas con Vigo. El concurso fue adjudicado a Armón, tras adelantar en puntuación a Freire y Gondán. A día de hoy, solo astilleros de la ría olívica tienen en cartera buques de investigación oceanográfica. Se trata de los propios Armón Vigo y Freire Shipyard, además del barco que Rodman ensamblará en Moaña para el Centro de Investigación Marina de la Universidad de Vigo.