Vigo celebra el año nuevo persa y afgano
Personas iranís, afganas y tayikas llegadas de diferentes puntos de Galicia se reunieron en la Fundación Sales
En Vigo, ayer a última hora de la tarde, se celebró el año nuevo. Sí, un 20 de marzo. Y es que la sede de la Fundación Sales, en la avenida de Europa, acogió una fiesta con personas de Irán, Afganistán y Tayikistán –refugiadas y estudiantes universitarias, entre otras– llegadas de diferentes puntos de Galicia que, por primera vez, se reunieron para festejar el año nuevo del solsticio de primavera, denominado Naw-rúz en sus idiomas –su punto en común es su lengua de raíz persa: farsi, darí y tayiko–. Hubo música, comida y bailes propios de los países de procedencia, además de regalos.
El cambio de equinoccio se produjo ayer a las 22.24 horas. Marcó el cambio de estación –la entrada en la primavera en el hemisferio norte–, pero también la llegada de un nuevo año, 1402. Es un momento que, para estas culturas, representa el fin de la oscuridad que caracteriza al invierno y la irrupción del renacimiento de la luz y la fertilidad. Lo conmemoran más de 300 millones de personas en territorios que recibieron la influencia persa, como Azerbaiyán, Kurdistán, Albania, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán o Pakistán, además de los lugares citados antes, y en algunas regiones del norte de la India, Turquía y países de Asia central.
Al evento de la ciudad olívica, acudieron también vigueses relacionados con los demás invitados o con su lengua o cultura. El objetivo de la cita: lanzar un saludo multitudinario a la tierra que los acoge y desear lo mejor para sus gentes en este año nuevo que empezó. “Los refugiados están siendo atendidos por distintas entidades sociales y quieren agradecerles todo lo que hacen por ellos estas organizaciones y el Estado. Es una fiesta organizada espontáneamente, no se trata de ninguna entidad concreta, por ello no tenemos capacidad o recursos para realizar una invitación más extensa que incluyese a otras personas que han hecho mucho por ellos desde diversos sectores. Se disculpan por esto”, explica la portavoz del colectivo, Carmen Pastor Izquierdo, que, además, ejerce como traductora.
Después de trasladar su agradecimiento a la Fundación Sales por su “maravillosa disposición y colaboración para hacer realidad esta fiesta”, Pastor destaca que el evento fue para muchos de los participantes “un estímulo, un empujón extra de ánimo recordando su país y costumbres, así como a sus familias”: “Es un momento de recuperarse a sí mismos, de reencontrarse a través de las difíciles historias personales que muchos de ellos empiezan ahora a superar”.
El Naw-rúz, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, es, según informa la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una festividad para desearse prosperidad y renovar el ciclo vital. “Una importante costumbre característica es reunirse para comer con la familia y allegados en torno a una mesa adornada con objetos que simbolizan la pureza, la luminosidad, la vida y la prosperidad”, detalla la entidad en su web.
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