“Basta ya” unánime de O Calvario contra la droga

Vecinos de la calle Xílgaro abandonan sus viviendas por la situación extrema causada por una casa okupa convertida en un mercado de estupefacientes: amenazas, violencia e insalubridad

Vecinos del barrio de 
O Calvario, ayer movilizados.     | 
/// JOSÉ LORES

Vecinos del barrio de O Calvario, ayer movilizados. | /// JOSÉ LORES / Carlos Ponce

No es casualidad que el barrio de O Calvario sea uno de los que más consumidores de droga haya en Vigo. Paseando por prácticamente cualquier calle, hay personas con evidentes problemas de adicciones a alguna sustancia que están a diario pidiendo en la calle o consumiendo en alguno de los puntos habituales (por ejemplo, en el acceso subterráneo del edificio Bandeira). Una de las claves para entender esta situación es que hace tiempo que en la calle Xílgaro, una vía muy residencial paralela a Martínez Garrido, se encuentra lo que ya se conoce como “el supermercado de la droga de Vigo”, el principal punto de venta de estupefacientes de la ciudad.

Se trata de una casa okupada desde hace años en cuyo exterior siempre se forman enormes colas de personas que acuden a comprar algún tipo de sustancia. El dueño de la vivienda tiene demencia y los hijos se han desentendido, por lo que ha quedado totalmente a merced de los okupas, que la manejan a su antojo y se han convertido en una auténtica pesadilla para todo el barrio de O Calvario, y especialmente para las otras 18 viviendas que conforman el tramo de la calle Xílgaro donde se ubica esa casa. Porque los inquilinos irregulares, a su vez traficantes de droga, y los propios adictos que van a comprar a diario, han convertido en inhabitable la zona.

“Se pelean entre ellos con cuchillos en la calle, con bates de béisbol... Un día estaban haciendo mucho ruido y les llamé la atención desde la ventana de mi casa. Uno de ellos me amenazó y me sacó una pistola, y mi hijo pequeño lo vio. En ese momento decidí que teníamos que mudarnos”, explica Cristal Cougil, que dejó su casa en la calle Xílgaro, que tiene en propiedad, para alquilarse un piso en la zona de Cabral por pura seguridad.

Como ella, son varios los vecinos que han decidido abandonar sus viviendas de la calle Xílgaro para irse a otras zonas de Vigo. El problema que se encuentran es que cuando intentan vender sus casas de O Calvario, nadie quiere comprarlas al estar en una zona tan conflictiva. Otra exresidente, que ahora vive en Madrid, cuando viene de vacaciones a Vigo no se queda en su casa de la calle Xílgaro, sino que lo hace con algún familiar o amigo.

Los vecinos han presentado decenas de denuncias anónimas ante la Policía Nacional para intentar poner fin a la situación. Pese a que se llevó a cabo una redada recientemente, nada cambió. Y los residentes han decidido luchar. Llevan ya recogidas 500 firmas para hacérselas llegar “a las autoridades pertinentes” para denunciar “los robos continuos, las peleas, los gritos de días y de noche, la suciedad, los malos olores, la rotura de mobiliario público y la inseguridad” que provocan los vendedores de drogas y los compradores en el barrio. En la casa okupa, les han cortado el agua y desde entonces hacen sus necesidades en la calle e incluso tiran las heces a las fincas de los vecinos.

Entre los clientes más habituales se encuentran las personas toxicómanas que suelen pasear por la peatonal y que son conocidas por robar en los comercios, y también otros que entran a la fuerza en los coches o son carteristas.

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