La calle Lalín baja el telón tras 35 años de actividad judicial

El traslado a Pizarro vacía los dos edificios, que vieron crecer los juzgados desde los 12 que llegaron en 1987 procedentes del vetusto Palacio de Justicia de Príncipe hasta los 40 actuales

Marta Fontán

Marta Fontán

Es el más ambicioso, sin duda, pero el traslado a la Ciudad de la Justicia que arrancó hace casi cinco meses y que está a punto de completarse no es el primero que, judicialmente hablando, afronta Vigo. Porque hace casi cuatro décadas ya se vivió otra mudanza. Hay que remontarse a 1987 cuando, el 11 de mayo y con la presencia del entonces ministro de Justicia Fernando Ledesma, la ciudad vivía una jornada histórica con la inauguración de los juzgados de la calle Lalín. La actividad se trasladó allí desde el antiguo Palacio de Justicia de Príncipe, corroído por las grietas, las goteras y las humedades. “Ya era hora”, se escuchó durante la apertura de la nueva sede que se estrenó con 12 juzgados. Desde entonces han transcurrido algo más de 35 años, un largo período en el que, con la actividad centralizada en la calle Lalín, se vivieron grandes hitos como la construcción del que se convirtió el segundo edificio en el año 2000, la creación de las dos secciones de la Audiencia y, en definitiva, el crecimiento del potencial judicial vigués hasta los 40 juzgados con los que cuenta a día de hoy.

Esa etapa, la de la calle Lalín, está a punto de llegar a su fin. Los dos edificios ubicados junto a la sede de Hacienda ya están prácticamente vacíos y pronto perderán del todo el uso judicial para el que fueron creados. Solo siguen allí el Juzgado de Violencia sobre la Mujer, el de Primera Instancia número 14 y el Imelga, que se irán para Pizarro durante estas próximas semanas. Cuando la mudanza concluya, solo seguirá el Registro Civil, que en unos meses también cogerá rumbo hacia el Casco Vello. Las oficinas y salas de vistas donde hasta no hace mucho se vivía una frenética actividad diaria quedarán desiertas y preparadas para las reformas que convertirán esos inmuebles en un centro sanitario y en otro para asociaciones.

“El traslado a la calle Lalín fue el primer gran cambio que vivió la Justicia en Vigo”, recuerda Jesús González-Puelles. En aquella época este procurador hoy de 66 años de edad era un joven que afrontaba sus primeros años de ejercicio en una profesión en la que no tardó en tener un papel destacado como decano y como defensor de la relevancia judicial de la urbe olívica. “Se necesitaba ese cambio radical, porque en la calle del Príncipe no cabíamos y además el estado de las instalaciones... Recuerdo que subir aquellas escaleras de madera antiguas era jugarse la vida”, describe sobre la vetusta sede que también acogió la vieja prisión y donde en la actualidad está el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO).

El traslado desde Príncipe a la calle Lalín realizado a las puertas del verano de 1987 nada tiene que ver con el que se está acometiendo desde octubre en la Ciudad de la Justicia de Pizarro. Entonces solo se mudaron 12 órganos judiciales, seis de Primera Instancia e Instrucción y otros seis de los que se denominaban de Distrito. Los laborales, que entonces eran magistraturas de Trabajo, estaban en la Porta do Sol y aún tardaron bastantes años –no lo hicieron hasta el 2000– en incorporarse al edificio judicial.

El complejo, tras arrancar el segundo inmueble en 2000.

El complejo, tras arrancar el segundo inmueble en 2000. / P. M.

Para Puelles, la etapa en la calle Lalín que está a punto de concluir ha sido vital judicialmente hablando. Porque con el traslado allí, se creció “radicalmente”. “Por fin teníamos espacio y se crearon muchos juzgados de golpe; tanto, que en apenas diez años tuvimos que empezar a pelear por el segundo edificio”, afirma en referencia al que se acabó inaugurando en agosto de 2000. Lo cierto es que durante las décadas de actividad en esa sede se vivieron muchos hitos: desde los cambios cruciales que llegaron en 1989 con la reforma de la Ley de Demarcación y Planta Judicial, que supusieron una reorganización sin precedentes, hasta otros como la creación de los juzgados de Familia, los de lo Contencioso-Administrativo, el de Violencia sobre la Mujer o el Mercantil, pasando por el que sin duda fue un salto cualitativo, el de la puesta en marcha en Vigo de dos secciones de la Audiencia Provincial de Pontevedra.

Un “gran” cambio

"En Príncipe solo había una sala de vistas y el forense tenía que examinar a los enfermos y heridos en una vieja biblioteca llena de legajos”

Igual que González Puelles, el abogado Gerardo Acosta, que a sus actuales 86 años de edad continúa ejerciendo, también asistió al traslado desde Príncipe y vive ahora el que, tras agotarse ya hace años el espacio existente en la calle Lalín, ha llevado la actividad a la gran torre de Pizarro. “Fíjate si han cambiado las cosas que en Príncipe solo había una sala de vistas y el forense tenía que examinar a los enfermos y heridos en una vieja biblioteca llena de legajos”, afirma echando la vista atrás. “Irnos para la calle Lalín fue en aquella época un gran cambio, aunque todo hay que decirlo, el edificio al principio tenía muchos defectos; y ahora, con la Ciudad de la Justicia, está ocurriendo lo mismo, es otro momento importante sin duda; una de las cosas que más valoro es que por fin estén todos los juzgados juntos y no como hasta ahora que por falta de espacio se repartían entre los edificios judiciales, el de la Gota de Leche y el del Casco Vello”, apunta el veterano letrado.

Vigo afronta un nuevo ciclo que será pleno cuando, en abril, la mudanza esté finalizada. La torre de Pizarro, que deberá afrontar algunas reformas urgentes en estos primeros compases, ya está preparada para protagonizar la vida judicial viguesa de las próximas décadas.

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Tras años de actividad en Príncipe, donde el Palacio de Justicia llegó a compartir espacio con la cárcel, en 1987 la sede judicial de Vigo se trasladó a la calle Lalín que, en 2000 sumó un segundo edificio. Hoy, tras meses de mudanza, los juzgados ya están casi todos en Pizarro.

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