Enfermería en el rural: "El futuro no está en la atención a demanda”
Especialistas en Familiar y Comunitaria apuestan por la proactividad para el control de los crónicos desde los centros de salud

Desde la izquierda, las enfermeras Fátima Dios y Lara Sánchez, en el consultorio de Valeixe. | // R. GROBAS / A. Blasco
La llegada de tres enfermeros especialistas en Familiar y Comunitaria, hace alrededor de un año, está cambiando la atención en dos centros de salud y un consultorio de la zona rural del Área Sanitaria de Vigo. En vez de esperar a que les entren por la puerta, han salido a buscar a los pacientes crónicos para que mantengan sus enfermedades bajo control. Además, localizan en la comunidad recursos que les ayuden en la tarea de fomentar la prevención y la promoción de la salud, que es “lo realmente importante”. “El futuro de Primaria no está en la atención a demanda”, sostienen. Ellos son más de “estar en consulta mirando hacia la calle”.
Fátima Dios llegó al consultorio de Valeixe en un momento en el que era la única sanitaria para el envejecido cupo de 700 personas adscrito a él. Nadie cubría la plaza de Medicina de Familia y los usuarios tenían que desplazarse hasta el centro de salud de A Cañiza para ser atendidos por un facultativo. Ahora ya cuentan con uno tres días a la semana. Cada vez que surge una urgencia o tiene una duda médica cuando está sola, Fátima tiene que descolgar el teléfono y contactar con A Cañiza para consultar y, después, enviar a los que así lo necesiten hasta este centro de salud o directamente al hospital. Al principio, era algo muy habitual. Hoy sigue necesitando soporte, pero no le llegan tantos casos agudos por descompensaciones de enfermedades crónicas.
¿Por qué? Una de las primeras cosas que hizo al llegar fue coger la lista de usuarios y llamar uno a uno a aquellos pacientes con hipertensión, diabetes, obesidad u otras patologías crónicas. Partió de cero, haciéndoles analíticas, las exploraciones necesarias y valoración. Al igual que sus otros dos compañeros, comenzó a realizar pruebas que antes no se ofrecían allí como, el Monitoreo Ambulatorio de Presión Arterial (MAPA), espirometrías o el control del sintrom. También visitó a aquellos que estaban encamados.

El enfermero Daniel Domínguez, en Covelo. | // R. GROBAS / A. Blasco
Y ya está viendo resultados: gente con la tensión disparada está ahora regulada o personas que han aceptado las recomendaciones y han bajado el colesterol, ejemplifica. “Antes la gente no acudía porque no sabía que podía. Ahora hay una relación de confianza”, destaca Fátima, que confiesa que le encanta la “autonomía” que le ofrece este puesto y el modelo de asistencia que puede desarrollar: “Al paciente lo conoces de forma integral”.
La visión del paciente
Juan José Dacuña, trasplantado de riñón y operado del corazón, es uno de esos pacientes que recibieron una llamada de Fátima. “Era para conocerme”, recuerda este paciente que acude cada tres meses a revisión en el Cunqueiro, pero que no pisaba el consultorio que tiene más cerca de casa. Hasta ahora. “Voy cada mes a ver la tensión, te da otra seguridad”, cuenta y destaca lo importante que es disponer de una persona que lleve un control y sepa ver los signos de alarma. Pone como ejemplo el día en que le hizo un electrocardiograma, le salió una alteración y le mandó en ambulancia para A Cañiza. “La atención es maravillosa y ahora la gente va al consultorio; por algo será”, señala.
Tras un primer año “para conocer el cupo”, Fátima quiere poner en marcha actividades de prevención y promoción de la salud en la comunidad. Ha solicitado un aula de las instalaciones municipales en las que está el consultorio y quiere empezar con una hora de ejercicio a la semana contra la obesidad en mayores. “Salvo el trabajo en la finca, por aquí no tienen otra actividad”, explica. También planea una jornada formativa en nutrición para bajar el ácido úrico.
“Y no solo van a hacer ejercicio, van a socializar seguro”, sostiene y señala que, al final, no solo se abordan las cuestiones sanitarias sino también la problemática social de sus usuarios, para lo que ha investigado los recursos con los que cuentan en la zona y a donde los puede derivar. “Tratar como me gustaría que me trataran a mí”. Esa es su máxima, por lo que no duda en levantar el teléfono y gestionar con el hospital que el especialista atienda a una persona el mismo día que le han citado para una prueba. “Las pensiones son bajitas y cada vez que van son 60 euros en taxi”, justifica. Fátima, que ya es una más en Valeixe y es consciente de que le tienen “mucho cariño.
Crecente
Esa proactividad es también la que define el papel que han asumido Lara Sánchez y Daniel Domínguez en los centros de salud de Crecente y Covelo, respectivamente. “No hay que esperar a que alguien venga con la tensión altísima, es mejor controlarlo para que no pase por eso”, defiende ella, que atiende un cupo de unas 1.400 personas de todas las edades, aunque con un 41% mayor de 65 años, lo que indica una importante carga de crónicos y pluripatológicos. Es la única enfermera para dos cupos de Medicina de Familia –uno de ellos, con dos días de consulta– y uno de Pediatría –otros dos días–, así como para la coordinación con dos residencias. Cuando llegó, también se centró en la “captación activa”, superando la atención a demanda existente hasta el momento. Trabajó en la valoración integral de los pacientes, revisando que tuvieran las pruebas que les correspondían y fijando controles cada cierto tiempo.
Lara cuenta que trata de adaptar las citas a cuando los pacientes puedan para ser “una figura accesible”. También ha buscado ofrecerles “confianza” para que le consulten cuando tengan un problema y cree que lo ha conseguido, convirtiéndose a veces en “puerta de entrada para cuestiones más bien médicas”. Con todo el pueblo en su cupo, siente que se trata de una atención es más cercana.
Covelo
“El perfil rural es muy agradecido”, constata Daniel Domínguez, que atiende un cupo grande –de unas 1.700 personas de todas las edades–, muy disperso en el territorio y con mucha cronicidad y pluripatología. Con los compañeros de otras categorías “pusieron al día” el centro de salud de Covelo para dejar de atender la demanda y ponerse a buscar a los crónicos para mejorar su control. Por ejemplo, Daniel ha contactado con todos los fumadores registrados para hacer espirometrías y detectar casos de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica aún no diagnosticados. También llamaron a todos los diabéticos. “Había gente que llevaba años sin venir”. “Igual es paternalista, pero hay gente que no cuida su enfermedad crónica”, lamenta. Además, se ha esforzado en que la comunidad sepa que están ahí con la difusión de información sobre sus campañas a través de los grupos de WhatsApp del Concello o de distintas asociaciones.
Disponer de la especialidad y su formación específica, así como de una plaza estable que les dé pie a implicarse, son los motivos que creen que están detrás del cambio de modelo que están implantando. Daniel destaca además los avances que se están produciendo en Primaria, como la creación de los equipos de soporte de atención domiciliaria (ESAD), que les ayudan con los inmovilizados a los que no llegan, o la incorporación de nutricionistas –en Covelo disponen de ella una mañana–. “Se está potenciando la Primaria aumentando la cartera de servicios”, concluye.
Estudiantes acuden de Levante atraídos por este modelo
Al poco de que Fátima Dios llegara al consultorio de Valeixe se le sumó una residente de la Enfermería Familiar y Comunitaria en rotación externa, que procedía de Levante. “Le cogió todo el proceso de coger los listados y llamar a los crónicos para citarlos y ver cómo estaban”, recuerda. Y le encantó. No solo a ella. El boca a boca sobre esta manera de trabajar ha funcionado y, en el plazo de un año, ya rotaron otros dos más procedentes de Alicante y la Comunidad Valenciana. Ahora van a incorporar también a residentes del Área de Vigo. Por otro lado, Fátima también da cursos sobre diagnósticos de salud y mapa comunitario y cuidados nutricionales en Primaria en la unidad docente del área.
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