Vigo vuelve a respirar en el transporte público

La retirada de la mascarilla en el interior de autobuses, trenes, barcos, aviones y taxis entra en vigor con el aplauso de los usuarios en la ciudad, aunque muchos optan por ser “prudentes”

Loli Morgade y José Leirós ,ayer, a punto de subirse al autobús urbano.

Loli Morgade y José Leirós ,ayer, a punto de subirse al autobús urbano. / ALBA VILLAR

Carolina Sertal

Carolina Sertal

“Es un alivio para nosotros, sobre todo por las batallas que teníamos casi a diario con los clientes; unos las traían, otros no, al mismo tiempo tú no puedes venderlas, pero te piden que los usuarios las lleven, así que si querías hacer un servicio tenías que prestárselas. De noche era un escándalo, la gente te decía que era inmune o que estaba vacunada y no querían usarla, así que esta medida para nosotros es todo un alivio”. Con estas palabras celebraba ayer el taxista vigués Manuel Fernández la entrada en vigor de la modificación del real decreto que regula el uso obligatorio de la mascarilla, por la cual el Consejo de Ministros ha aprobado su empleo opcional en todos los medios de transporte público, además de en ópticas, centros auditivos y ortopedias.

Raimundo y María Jesús sin mascarilla en el barco a Cangas.

Raimundo y María Jesús sin mascarilla en el barco a Cangas. / Carolina Sertal

A media mañana, en la misma parada de taxis situada en pleno corazón de la ciudad olívica, Antonio Prieto señalaba que “hace tiempo que nos tendrían que haber explicado por qué continuábamos con ella. Yo cojo gente trabajando por las noches, los fines de semana, que vienen de estar trabajando 200 personas en un local sin la mascarilla y luego llegan al taxi y se la tenían que poner. Cada uno debería ser consciente de si la mascarilla la debe poner para proteger a los demás, incluso más que a sí mismo, o no”.

Al igual que su compañero Manuel Fernández, Antonio afirmaba que “hemos tenido muchos conflictos con los clientes por este tema. Muchos nos decían que por qué no los queríamos llevar, pero cuando se establece una norma, pues hay que cumplirla, es como si me dicen que quieren ir sin cinturón. Yo no puedo dejarte ir sin cinturón. Además, en este caso, que usaran la mascarilla era mi responsabilidad, porque era una forma de proteger al siguiente cliente”. Pese a que los usuarios que se suban al taxi de Antonio Prieto podrán escoger libremente si usan el cubrebocas o no, él indica que, “de momento, hasta que no termine el invierno y pase parte de la primavera, yo la voy a seguir llevando por precaución”.

El taxista AntonioPrieto, de servicio.

El taxista Antonio Prieto, de servicio. / Carolina Sertal

El primer día sin mascarilla en el transporte marítimo de ría también ha sido una jornada de “alivio” y “alegría” tanto para las navieras como para los usuarios. Y es que las empresas han retomado las frecuencias habituales de la línea regular marítima Cangas–Vigo, de manera que los usuarios podrán volver a hacer uso de los denominados “viajes rápidos” en la franja horaria de las 7.00 a las 10.00 horas. Tras haber tomado un autobús urbano en el que sí llevaron la mascarilla, los cangueses María Jesús y Raimundo “respiran” sin ella en el barco que los llevará de vuelta a su localidad. María Jesús comenta que “en el autobús me la puse porque iba mucha gente y estábamos más apretados, y como ahora también hay muchos casos de gripe y virus, por precaución, pero aquí en el barco estamos mejor, más separados, así que ya no la llevo. Es una alegría no tener que ponerla, porque significa que por lo menos la pandemia ya va quedando atrás, más lejos”.

Usuarios de Vitrasa, enel interior del autobús.

Usuarios de Vitrasa, en el interior del autobús. / Carolina Sertal

En una de las paradas de Vitrasa en Urzáiz, Isabel y Pedro están a punto de subirse al autobús urbano, si bien no llevan puesta la mascarilla, meten la mano en el bolsillo de sus abrigos y dicen que “la llevamos por prudencia, porque si va mucha gente en el autobús, preferimos ponérnosla”.

Antonia Díaz es otra usuaria habitual del autobús urbano y asegura que “yo la voy a sacar, pero si el bus viene lleno de gente y vamos a estar apretados, prefiero ponérmela. Ya no sé si es costumbre, pero también pienso que ahora mismo hay mucho virus y prefiero llevarla si el autobús va lleno”. Precisamente, esta era la imagen y las sensaciones que dejaba ayer la retirada de la mascarilla en la ciudad, la combinación de usuarios en las marquesinas y en el interior de los transportes con y sin mascarilla, entre las ganas de volver a la normalidad y la precaución.

Pese a que el transporte público ya se ha librado de la obligatoriedad del cubrebocas, su uso todavía se mantendrá en hospitales, centros de salud y clínicas de todo tipo, tales como centros de fisioterapia, de reproducción asistida, consultas de logopedia o psicología clínica, entre otros. Asimismo, continuará siendo obligatoria en las farmacias y en las residencias.

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