El agresor empleó dos armas para matar a Beatriz: un hacha y el cuchillo que se halló junto al cadáver

La autopsia revela múltiples golpes en la cabeza provocados por el arma de mayor tamaño, que aún no fue localizada | La víctima intentó escapar tras un primer ataque, pero fue rematada junto al portalón

Lugar del asesinato.

Lugar del asesinato. / ALBA VILLAR

M.F. / E.V.

Un reguero de pequeñas gotas de sangre en el exterior de la vivienda de Beatriz Lijó, algunas de ellas casi imperceptibles pero que no escaparon a los ojos de la Guardia Civil, dibujan la sucesión de ataques que sufrió la abogada y funcionaria a manos presuntamente de su exmarido, Ángel Rodríguez Lito, la noche de este pasado domingo 5 de febrero, antes de recibir los golpes mortales en la cabeza que ya dejaron un visible y evidente rastro rojo. Porque hubo al menos dos tipos agresiones diferentes y con dos armas distintas. Esta es la principal hipótesis que manejan los investigadores tras el exhaustivo análisis técnico-ocular del escenario del crimen y el resultado de la autopsia que se le practicó al cuerpo de la mujer, de 47 años, en el Hospital Nicolás Peña de Vigo.

Fuentes próximas al caso han precisado que el cadáver de Beatriz presentaba múltiples traumatismos en la cabeza provocados con un mismo objeto contundente. Las lesiones son compatibles con un hacha. Si bien tras una primera inspección ocular se barajó la posibilidad de que se emplease un machete, la necropsia apuntaría al hacha por su mayor poder destructor y lesivo, como el que evidencian los golpes que tenía la víctima en el cráneo.

A mayores, el cuerpo presentaba otras heridas punzantes de menor profundidad en tórax, abdomen y espalda. La autopsia descartó la presencia de hematomas o golpes en otras partes del cuerpo, pero sí vislumbró cortes en las manos de Beatriz que corresponderían a heridas defensivas ante los múltiples ataques de su agresor. A falta de confirmación, todo apunta a que el cuchillo de pequeñas dimensiones que fue recogido por los agentes de la Guardia Civil del escenario del crimen es coincidente con estas heridas punzantes en torso y espalda del cuerpo de la mujer. El arma tenía el filo roto motivado, presuntamente, por el ensañamiento del ataque. Mientras, las graves lesiones en la cabeza que provocaron la muerte de Beatriz fueron producidas por el hacha –o machete– que ayer, al cierre de esta edición, todavía no había sido localizada. Agentes de la Guardia Civil peinaron el lunes las inmediaciones de la finca donde se produjo el homicidio así como las viviendas colindantes a la de la fallecida en busca de dicho arma. Su localización, sin embargo, se presupone compleja al haberse desplazado el detenido hasta Ourense una vez cometido, presuntamente, el crimen.

¿Cómo ocurrió el crimen?

Transcurrían poco más de las 21.00 horas cuando el exmarido de la abogada, Ángel Rodríguez, se presentó en el domicilio del barrio de Percibilleira para hacerle entrega de los dos hijos en común, de 7 y 9 años de edad, a la madre. Esta se encontraba en el interior de la casa cuando Lito entró en la finca, se cree que por el pequeño portalón lateral. La investigación trata de aclarar si el hombre portaba tanto el cuchillo como el machete o si el utensilio de menor tamaño lo pudo coger la víctima para defenderse al verlo entrar en la finca. Los agentes dan por hecho que Ángel no llegó a entrar en el interior de la vivienda ya que su interior estaba ordenado, “impoluto”, sin signo alguno de violencia.

Lo cierto es que en el espacio situado justo ante la puerta de acceso a la casa se hallaron varias gotas de sangre, lo que situaría en este punto el primer ataque, previsiblemente las diversas punzadas con el cuchillo en el tórax y abdomen, quedando la víctima acorralada.

Tras esta agresión, Beatriz habría tratado de escapar escaleras abajo hacia el gran portalón pero fue alcanzada, supuestamente, por su exmarido en medio de la explanada de hormigón, donde se habrían producido los cortes en la espalda.

Ya casi a a la altura del portalón que da al exterior de la finca fue donde se produjo la brutal agresión con el arma tipo hacha. El gran charco de sangre en el suelo y las salpicaduras en el muro evidencian la dureza del ataque, los múltiples golpes en la nuca que terminaron con la vida de Beatriz Lijó. El recorrido que hizo la víctima desde la puerta de la casa donde fue atacada por primera vez hasta el lugar donde finalmente la acorraló el presunto homicida fue de unos 18 o 20 metros. En el escenario del crimen, junto al cuchillo, se recabaron como evidencias unas zapatillas que portaba la mujer o un pendiente, así como muestras para su cotejo mediante pruebas de ADN y huellas.

La sangre de la víctima, en su casa del barrio de A Percibilleira, en Baiona. Crimen machista. Asesinato violencia de género. 6 febrero 2023. Ricardo Grobas

La sangre de la víctima. / Ricardo Grobas

Tras el crimen, el hombre abandonó el domicilio de su exmujer llevándose el hacha –no así el pequeño cuchillo que apareció junto al cadáver– y a sus dos hijos pequeños, a los que trasladó en su vehículo hasta la vivienda de un familiar, donde los dejó antes de huir. Doce horas después se entregó en la comisaría de la Policía Nacional de Ourense.

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Familiares, amigos y otros allegados darán el último adiós a Bea. La conducción de su cadáver tendrá lugar hoy miércoles a las cuatro de la tarde desde el tanatorio de Miñor-Sabarís hasta la Colegiata de Baiona, donde se oficiará el funeral de cuerpo presente. Posteriormente, la víctima de este asesinato machista que ha conmocionado a toda Galicia será enterrada en el cementerio municipal de la villa. Madre de dos niños de 9 y 7 años que presenciaron el crimen, esta abogada y funcionaria tenía tres hermanos. Quienes la conocían bien la describen como una “mujer de paz” y la recordaban, en declaraciones a FARO, con un “halo de tristeza”. “Parecía que tras el divorcio todo había mejorado, pero él la perseguía”, resumieron.

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