“Es invierno, pero parece que estamos en verano. Esta mañana es igual a una de agosto y yo, siempre que haga buen tiempo, aquí estoy todos los días que puedo”. Son palabras de José Gregores, un vecino de Ponteareas de 68 años de edad, recién cumplidos, que a las 11.00 horas de hoy ya estaba en la playa de Samil dispuesto a tomar el sol y a disfrutar de un buen chapuzón de invierno. En el entorno de la una de la tarde, José aseguraba que todavía le daba tiempo a secarse antes de marchar y se animaba a darse otro baño para demostrar que la temperatura del agua estaba “ideal”.
Con máximas próximas a los 20 grados, Vigo experimentó una nueva jornada anticiclónica que, un día más, dejó la imagen de decenas de personas disfrutando de un paseo casi primaveral en el entorno de Samil durante todo el día. Ya en la arena, situados en un enclave estratégico en donde la brisa no soplaba tanto, a media mañana también se podía descubrir a esos “valientes” que cada vez que sale el sol no fallan a la cita y se desplazan hasta la playa para bañarse, como José Gregores o Alfredo, quienes disfrutan de su rutina independientemente de la época del año.
José, quien emigró a Alemania en la década de los 70 y en la actualidad está jubilado, explicaba que “durante los meses de verano suelo venir todos los días, pero en invierno cuando puedo, porque estoy entre Galicia y Alemania. Si hace bueno, yo ya estoy deseando que sean las ocho de la mañana para levantarme, prepararme y venir a la playa. En invierno vengo sobre las 11, pero en verano ya estoy aquí desde las nueve. Más o menos suelo quedarme unas cuatro horitas, porque así se me pasa el tiempo”, indicaba.
A la pregunta de si el agua en invierno no está muy fría, Gregores responde que “hay días que está ideal”, aunque como buen veterano apunta que, “eso sí, hay que intentar meterse con cuidado; pero vez dentro ya no tienes ganas de salir”, afirma este bañista habitual en la playa de Samil. Próximo a José, otros hombres y mujeres gozaban de la jornada soleada, entre ellos, Alfredo, otro asiduo al arenal vigués que además de bañarse y tomar el sol, también aprovecha para hacer ejercicio al aire libre.