Los eternos de la calle Príncipe

Tres comercios resisten a la renovación constante de establecimientos que caracteriza a la peatonal

Verónica Cuñas, en la joyería Ramón Fernández.

Verónica Cuñas, en la joyería Ramón Fernández. / Alba Villar

Unos vienen, otros se van. Es una frase que resume a la perfección la salud comercial de la calle Príncipe, la milla de oro viguesa. Cierran negocios cada cierto tiempo –el último, Cortefiel–, pero llegan otros –como Parfois o Zara– para mantener el pulso de la peatonal, que se recupera poco a poco de la herida que le produjo la apertura del centro comercial Vialia. Entre tanto cambio de vecinos, hay un grupo de establecimientos que resisten a las embestidas de la competencia, la situación económica y el mercado electrónico. Llevan, en algún caso, más de medio siglo en el mismo espacio y presumen de ser los decanos.

Uno de los más emblemáticos es la joyería Ramón Fernández, nacida en la ciudad olívica en 1910, en Elduayen, y con base en Príncipe desde 1928, exceptuando una breve pausa por obras en Eduardo Iglesias, a unos pocos metros. Su responsable, Verónica Cuñas, es la bisnieta del fundador. Asegura que el secreto para permanecer tanto tiempo en Príncipe es “aguantar” aunque los números no sonrían del todo. En su caso, la tradición familiar ayuda a continuar en la lucha, así como el cariño por el trabajo que realiza. “Es una calle de paseo y la de compras por excelencia. Es un buen sitio para tener un negocio”, asegura.

Cuñas cree que el tirón de Príncipe se reaviva ahora, tras la llegada de Zara y otras marcas, después del palo que supuso la “huida” a Vialia de algunos establecimientos. “Hay gente que está arrepentida de haberse ido”, explica, a la vez que apunta una de las causas de la marcha de tantos negocios. “Son grandes franquicias que abandonan en cuanto las cifras van mal. No esperan como sí lo hace el pequeño comercio, que sigue tirando”, indica.

El tirón de Príncipe se reaviva ahora, tras la llegada de Zara y otras marcas, después del palo que supuso la “huida” a Vialia de algunos establecimientos. “Hay gente que está arrepentida de haberse ido”

Añade la importancia de impulsar la vida de Príncipe con una “fuerte apuesta” por la hostelería y el control del tráfico en el entorno, sobre todo, en Navidad: “Muchos clientes de todo el año dejan de venir durante los meses de las fiestas por los grandes atascos y la imposibilidad de acceder a determinadas zonas con el coche”.

Destaca que, en su opinión, la marcha de Cortefiel no será negativa para el gremio del comercio de la calle Príncipe. Recuerda cuando se fue Zara. “Se notó muchísimo en su momento. Venía cantidad de gente, favorecía el movimiento de clientes”, anota antes de destacar la visibilidad que aporta estar en esta céntrica calle, “más segura y atractiva” que antes de la peatonalización: “Cuando nos mudamos puntualmente a Eduardo Iglesias, las ventas bajaron una barbaridad, fue una caída impresionante. Al volver al local actual, recuperamos casi al momento la actividad”.

Otra tienda emblemática es la zapatería Miami, con “unos 60 años” de historia en la peatonal, destaca Damaris, dependienta en el negocio desde 2008. Asegura que el elevado precio de los alquileres es lo que evita llenar todos los locales de Príncipe.

“No se vende tanto ni hay tanta gente como para que pidan tanto por los alquileres. No es Madrid ni Barcelona, es Vigo. Hay muchos vacíos con respecto a otros años, y eso no beneficia a nadie. Veo que cierran muchos, pero también es cierto que se instalan otros”, asevera, a la vez que cita la apertura de los centros comerciales como una piedra en el zapato para el sector a pie de calle. “De todos modos, Príncipe sigue teniendo tirón. Le hace falta una buena cafetería y pastelería para que tenga más vida”, propone.

Los eternos de la calle Príncipe

Damaris y Olalla, de la zapatería Miami, ayer en la tienda. / Alba Villar

Enrique Núñez, el presidente de Centro Príncipe, la asociación que representa a los comerciantes de la calle y su entorno, destaca la característica tan propia de Príncipe de estar en constante cambio: “Llevo más de 20 años en esto y hay innovación continua. Unos se quedan, otros se van”. Hace una lectura positiva de esta realidad: “Transparenta una apuesta constante por la calle y la zona. No ocurre esto en As Travesas, Teis, O Calvario o Pontevedra. Es bueno que haya renovación”, destaca antes de poner en valor la reforma del espacio en el que, antaño, estaba Blanco para abrir un nuevo negocio tras varios años sin uso por un problema de impagos por parte de la empresa a trabajadores.

Núñez manifiesta que el adiós de Cortefiel no supondrá “nada” para Príncipe porque se irá cerca, a Vialia. “No se va de la ciudad, simplemente, cambia de sitio. Da igual que esté algo más arriba, Vialia también es de nuestra influencia”, apunta.

Sobre los ocho locales que están vacíos en la peatonal, ofrece esperanzas para que puedan tener actividad próximamente, al menos, una parte de ellos.

Sobre los ocho locales que están vacíos en la peatonal, ofrece esperanzas para que puedan tener actividad próximamente, al menos, una parte de ellos. Asegura que el espacio ubicado frente a la tienda de Reizentolo, a pocos metros de la ya peatonalizada Porta do Sol, se puede alquilar desde hace pocos meses tras años paralizado por la justicia.

También suma tiempo de experiencia la tienda de muebles y decoración Durán 3, cerca de Porta do Sol: 35 años. Su responsable, Anabel Durán, hija del fundador, cree que la zona echa en falta “buenas tiendas, con más profesionalidad, calidad y exclusividad” para que se potencie.

Durán 3, en Príncipe.

Durán 3, en Príncipe. / JOSE LORES

“Más negocios con solera”, indica antes de destacar la “experiencia” como factor clave para resistir. En su opinión, Príncipe es una gran apuesta para abrir un establecimiento: “Entran muchísimos turistas, sobre todo, cruceristas, y gente que pasea y te ve y decide entrar en la tienda”.

Galerías Durán

Las galerías Durán pierden el aliento poco a poco. Los negocios que se mantienen abiertos son los que tienen el contrato todavía en vigor, que pagan la renta a la empresa Fincas Ruibal, de la misma propiedad que la compañía eléctrica Xenera, propietaria de las galerías. El último contrato vence en 2025.

Suscríbete para seguir leyendo