Las autoescuelas viguesas ven un "escándalo" su veto a la ayuda al carburante

Consideran injusto que el Gobierno central excluya al sector de las bonificaciones: "Siempre somos el vagón de cola"

Un profesor de la autoescuela Fórmula 10 se dispone a iniciar una clase práctica con una alumna.

Un profesor de la autoescuela Fórmula 10 se dispone a iniciar una clase práctica con una alumna. / ALBA VILLAR

Injusto y escandaloso. Son los dos términos que resumen el malestar de las autoescuelas de la ciudad al conocer la decisión del Gobierno de España de dejar fuera de la ayuda de 20 céntimos por litro de combustible a los centros de formación vial. Sabían que era complicado entrar en el grupo de sectores beneficiados –son el transporte profesional por carretera, agricultores, navieras y pescadores–, pero guardaban la esperanza de que el Ejecutivo central tuviese en cuenta sus demandas. No ha sido así. Defienden que el ejercicio de su actividad depende directamente del carburante, que les supone en torno a un 30% de los gastos.

El responsable de la autoescuela A-52, Manuel García, cree que es un “escándalo” que el Gobierno de España excluya a las autoescuelas de la bonificación porque el combustible supone un “gasto directamente relacionado con el servicio” que ofrece. “Siempre somos el vagón de cola de las medidas que se toman”, lamenta antes de advertir que el adiós a la ayuda en las estaciones de servicio significará un aumento del precio de las prácticas: de 27 a 28 euros. “No nos queda más remedio que repercutir el gasto en el cliente. Seguramente, subamos la tarifa un euro después de varios años congelada”, indica.

García subraya que la bonificación del Gobierno contribuiría a mantener el tipo a las autoescuelas en un momento difícil: su carga de trabajo aumenta, sobre todo, en verano. “La gente joven ya no muestra tanto interés en sacar el carné. La mayoría de nuestros clientes actuales tienen más de 40 años”. Misma reflexión hace Alberto Pose, responsable de la autoescuela Fórmula 10. “El descuento nos vendría ideal; el carburante supone un desembolso muy elevado. Tenemos los precios superajustados y pagamos un 21% de IVA. Nos queda un margen de beneficio reducido”, anota.

El responsable de la autoescuela A-52, Manuel García.

Jaume Giménez, profesor de la autoescuela A-52. / ALBA VILLAR

Pose señala que es “injusto” que el Gobierno deje fuera del grupo de beneficiarios al sector de las autoescuelas. “Nos perjudica mucho. La clase práctica está en 28 euros, pero se queda en algo más de 22 después de pagar seguro, el salario del profesor, las averías… Y la tarifa es prácticamente la misma desde hace tiempo. 20 años antes, incluso era más cara que ahora y los gastos han subido muchísimo”, destaca antes de apuntar que la clientela, por ahora, “se mantiene”, pero percibe “más desinterés” de la gente joven, grupo clave para el gremio.

Andrés Bugallo, responsable de la autoescuela Faro, sabía que sería difícil lograr la prórroga de la bonificación porque se trata de un sector que no es relevante estratégicamente, a diferencia del naval o el transporte, capaces de “parar el país”. “El combustible nos supone un porcentaje muy elevado de los costes variables. Sin el carburante, no podemos trabajar. Más tarde o temprano, repercutiremos esto en el precio. Desgraciadamente, no queda más remedio. Si no, tenemos que cerrar”, argumenta.

Momento complicado para el sector

Indica que a pesar de que todos los costes han aumentado con el paso del tiempo, la tarifa de las prácticas ha bajado. “Nunca ha sido tan barato como ahora sacarse el carné”. Añade que la ayuda vendría bien en un momento delicado. “Los meses fuera de verano nunca son buenos, aunque, en Navidad, suele haber un repunte por los estudiantes, pero este año está siendo extremadamente flojo”, apostilla.

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