Las pruebas se agolpan contra el presunto asesino del profesor un año después del crimen

A Benito Torreiro lo mataron el 29 de diciembre de 2021 en su piso de Areal en Vigo: una conexión a Skype y la última llamada que hizo a las 20.22 horas de la tarde anterior avalan la fecha

El presunto autor del crimen del profesor de Areal, hace un año en los juzgados.

El presunto autor del crimen del profesor de Areal, hace un año en los juzgados. / Ricardo Grobas

Marta Fontán

Marta Fontán

La tarde del 28 de diciembre de 2021, Benito Torreiro Sío, un profesor de educación infantil jubilado de 69 años, accedió a internet en el ordenador portátil de su piso de la calle Areal. Lo hizo entre las 17.28 y las 18.10 horas y se conectó a Skype. Más tarde, a las 20.22, telefoneó a un amigo. Fue su última llamada. Horas después, en el intervalo que transcurre entre las 05.00 y las 18.23 horas del día 29, fue asesinado. Su supuesto asesino fue el joven David M.C., un joven de 22 años natural de Monforte de Lemos (Lugo) que había llegado a Vigo días antes en tren y que, alojado en un céntrico hotel de la ciudad, estuvo antes y después del crimen de fiesta y recorriendo restaurantes de la urbe, así como dilapidando supuestamente los ahorros de la víctima, lo que lo llevó, hasta que fue detenido a principios de enero, a comprar dos vehículos de segunda mano y a recorrer diversas localidades de las provincias de Pontevedra y Ourense, llegando incluso a Monçao, en Portugal. Una vorágine de kilómetros que cesaron con su arresto y su posterior ingreso en prisión provisional como presunto autor del homicidio de este sexagenario vigués, con el que se sospecha que mantenía algún tipo de relación.

Aunque no fue hasta el 4 de enero de este 2022, a raíz de la casual detención de David en un control de la Guardia Civil de Silleda, cuando se descubrió el crimen, el asesinato ya se había producido una semana antes. Benito fue golpeado en la cabeza con una de las bolas decorativas de mármol de su salón y después fue acuchillado. Mañana, 29 de diciembre, se cumple un año desde el crimen, cuya investigación de cara al juicio ya está muy avanzada en el Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo, el que se hizo cargo del caso. Y las pruebas no han parado de agolparse contra el presunto agresor.

Su ADN fue hallado en los dos cuchillos del escenario del crimen y el análisis de los teléfonos móviles lo sitúa no solo en el piso de los hechos, sino también en posesión del terminal del fallecido una vez éste estaba ya muerto. Hay más, porque, entre otros poderosos indicios, su voz fue identificada por una persona de su entorno como la del hombre que, la misma tarde del asesinato, llamó al departamento de seguridad de un banco haciéndose pasar por la víctima con la intención de eliminar el límite fijado en una de sus tarjetas de crédito: engañó a la operadora y, aunque no consiguió suprimir el límite del todo, sí logró ampliar el crédito hasta los 3.000 euros.

Lo que no ha aportado demasiada información esclarecedora del crimen ha sido el ordenador portátil de la víctima, que fue objeto de análisis al igual que el teléfono móvil de este hombre y los tres que tenía el investigado. Uno de los informes de la Policía Nacional presentados a lo largo de este año indicaba al respecto del ordenador que tenía instalada la aplicación Skype, que exigía una contraseña de acceso, y que disponía además de cuentas de correos electrónico y de Facebook también sin contraseñas predeterminadas. Lo que se pudo observar fue el historial de navegación en internet, constatándose que la última vez que la víctima accedió fue la tarde anterior al día en que acabaron con su vida.

Otra pericial del ordenador

La instrucción aún no ha finalizado y, de hecho, una de las acusaciones particulares personadas previsiblemente solicitará que una empresa especializada en informática forense analice el ordenador para ver si puede volcar el contenido del equipo y obtener más información de la lograda por la Policía. Una prueba pericial así ya se pidió por ejemplo en el caso Déborah, en el que dos equipos forenses externos, uno contratado por los abogados de los familiares de la víctima y otro por el letrado del exnovio y único investigado en el caso, analizaron el disco duro del ordenador de la joven tras no obtener resultado alguno la Guardia Civil.

El enigmático ADN de un varón con antecedentes hallado en la vivienda

Uno de los últimos testigos que compareció en esta causa judicial es un hombre que en su día residió en Santiago de Compostela y que ahora está afincado fuera de Galicia y cuyo ADN coincidía con unos rastros genéticos hallados en uno de los dormitorios del piso de la víctima. Con antecedentes penales, la jueza decidió citarlo para declarar y, tras negar en un principio que conociese a Benito Torreiro, finalmente acabó reconociendo que había estado en la vivienda, pero en fechas anteriores a la del crimen. Las fuentes consultadas señalan que no se le vincula con el homicidio, pero que se decidió su comparecencia para aclarar la situación.

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David M.C. llegó a Vigo en tren la noche del 26 de diciembre de 2021. Un amigo fue a buscarlo a la estación de Guixar. La geolocalización del teléfono móvil del presunto asesino delató sus movimientos tanto ese día como los siguientes hasta que, el 4 de enero, fue detenido por el crimen del profesor. Tras llegar a Vigo, esa madrugada estuvo en una discoteca de ambiente gay antes de irse al hotel donde se alojaba. La noche del día 27 su terminal lo sitúa en el piso de la víctima, desde el cual se hizo un pedido a un restaurante. El investigado volvió a salir esa madrugada en el mismo pub y al día siguiente, 28, tuvo otra jornada movida, aunque la antena telefónica lo ubicó de nuevo en la zona del domicilio del fallecido.

Y, otra vez, regresó a la discoteca, donde estuvo hasta aproximadamente las 05.00 horas ya del día 29. Esta es la jornada clave en el caso que se sigue por la muerte criminal de Benito ya que la Policía Nacional sitúa el crimen entre esas 05.00 horas y pasadas las seis de la tarde de dicha fecha, en la que David, simulando ser la víctima, hizo además la llamada al banco para ampliar el crédito de una de las tarjetas del fallecido. Durante los días siguientes, en los que casi siempre estuvo con amigos, el imputado compró dos coches y realizó un sinfín de viajes, varios relacionados con estos vehículos, que lo llevaron a Tenorio (Pontevedra), Ourense e incluso a Monçao (Portugal). Hasta su arresto disfrutó de restaurantes, fue a hacer trompos con el coche a Samil e incluso se le localizó en la zona del casino de Vigo.

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