Polémica y grandiosa: la Navidad de Vigo que rompió moldes hace ya casi 30 años

El PP ya quiso en 1995 que la ciudad brillara como Londres durante la campaña navideña | "La decoración va a ser de un gran impacto", anunció, sin equivocarse, el exalcalde Manuel Pérez

Alberto Blanco

Alberto Blanco

Corría el año 1995. Vigo se preparaba para la Navidad. Pero no una cualquiera. Se quería romper moldes. O, traído a la actualidad, se buscaba una Navidad viral. E hizo ruido. Mucho ruido. "La decoración navideña va a ser de un gran impacto". El vaticinio era del entonces alcalde Manuel Pérez (Partido Popular). No se equivocó.

Comparar la Navidad de 1995 con la actual sería muy atrevido. Por lo pronto, la luces no se empezaban a montar en agosto como ahora. Tampoco había noria, dos meses de fiesta, atracciones, millones de luces led... Pero sí iba a haber por primera vez adornos gigantes como podrían ser la caja de regalo de Gran Vía, el muñeco de nieve, el árbol de Navidad de Porta do Sol o la gran bola de Urzáiz que volverán a lucir en 2022 junto a otras muchas novedades. Era mediados de noviembre cuando saltó la noticia en FARO DE VIGO.

El gobierno local apuntó alto aquella Navidad. Concretamente hacia tres de las plazas más importantes de Vigo: España, América y Porta do Sol. Los vigueses, acostumbrados entonces a propuestas navideñas más convencionales, quedaron sorprendidos. Por supuesto, hubo defensores y detractores. Entre estos últimos, los prestigiosos escultores Juan Oliveira, Francisco Leiro y Silverio Rivas. Aunque la verdad, no igual de molestos.

"Es una idea nueva que será rechazada por algunos y ensalzada por otros", admitió el entonces concejal de Comercio, Ramón Cortegoso

La 'batuta' de la Navidad en Vigo de 1995 la llevaba Ramón Cortegoso, por entonces concejal de Comercio. "Es una idea nueva que será rechazada por algunos y ensalzada por otros, pero es mejor que no hacer nada", aseguró el mismo día de la presentación.

Los Magos fueron los reyes de la Navidad

La Navidad en Vigo de 1995 se subió literalmente a lomos de la escultura de Los Caballos de Juan Oliveira. Fue probablemente uno de los primeros adornos gigantes que hubo en Vigo. Varias generaciones de vigueses tendrán todavía grabada aquella imagen. Tres Magos de 5 metros de altura cabalgaron durante toda la campaña navideña con sus regalos sobre los equinos salvajes de la Plaza de España. Fueron los reyes de aquella Navidad. Tres enormes figuras de Melchor, Gaspar y Baltasar fabricadas con cartón piedra, poliespán y plástico que, probablemente hoy en día, se habrían convertido en virales.

"Es una papanatada. No me parece Navidad, sino Carnaval", criticó en 1995 el escultor Juan Oliveira

La iniciativa no dejó impasible al artista tudense Juan Oliveira (Tui, 1928 - Vigo, 2002). "Con toda probabilidad, la idea es una papanatada. Aunque con todo lo que hagan, no conseguirán insultar a mis caballos, que ya pertenecen por completo al panorama de la ciudad. Eso no me parece Navidad, sino Carnaval. Solo Carnaval. Claro que así se hablará más de mí, y eso siempre le conviene a un artista. A ver si llega a noticia nacional y se me conoce más todavía", criticaba en declaraciones a FARO DE VIGO nada más conocer el proyecto, en noviembre de 1995.

Un corro multicolor en la Plaza de América

Los adornos gigantes fueron más allá en 1995. Entraron de lleno por la Puerta del Atlántico (Plaza de América). Y lo hicieron como ahora: con mucho color y mucha luz. Con 42 figuras de niños y niñas se conformó un multicolor corro que rodeó la escultura de Silverio Rivas. En lo más alto, además, se colocó una enorme Estrella de Oriente.

El escultor de la Puerta del Atlántico, Silverio Rivas, también fue crítico entonces, aunque no tanto como Oliveira o Leiro. Su mayor preocupación por el estado de la escultura, cuya base se reformó por completo en los últimos años, era otro.

"Estas cosas son comerciales y hay que soportarlas", declaraba Silverio Rivas en 1995

"He conocido el proyecto por la prensa. No me molesta, porque es pasajero, ocasional. Lo que sí me molesta, y mucho, es que la fuente lleve seis meses sin agua, porque la obra fue concebida con ese elemento imprescindible. Estas cosas son comerciales y hay que soportarlas, como soporto que los celtistas se bañen en la fuente cuando gana su equipo, claro que cuando tenía agua [...]. Consultar a los artistas y respetar sus obras sería un signo de cultura", sentenciaba en declaraciones a FARO DE VIGO nada más conocer el proyecto.

  • El año que Vigo quiso ser Londres

    FARO DE VIGO titulaba el 17 de noviembre de 1995 con uno de los grandes objetivos navideños del ejecutivo municipal: "El gobierno local pretende que Vigo sea como Londres estas navidades". Según se recogía en las páginas del decano, fue el alcalde Manuel Pérez el que había cursado estas órdenes a sus concejales.

    Se pretendía que el ambiente en Vigo ese año fuera similar al que se registra en Londres, donde la decoración navideña supone un alarde de colorido. "Pretendemos que este año Vigo tenga un aspecto excepcional [...]. La ciudad tiene que cobrar vida en Navidad", aseguraban entonces desde el gobierno local.

Porta do Sol

Pero hubo más adornos que rompieron moldes aquella Navidad de 1995. A la Plaza de España y América se sumó Porta do Sol. Y las guirnaldas que decoraron las altas columnas que sostienen a la emblemática escultura de El Sireno tampoco hicieron mucha gracia a su creador.

"¿Y eso? ¡Madre mía! Me dejas estupefacto. Claro que esas cosas hay muchas maneras de verlas. Yo no soy muy ortodoxo, pero lo que me dices me parece ridículo. Además, antes de hacer nada, deberían preguntar a los artistas. Contra esos abusos sí que estoy. No me cabe en la cabeza lo que me cuentas", aseguraba, sorprendido, el artistas cambadés en declaraciones a FARO DE VIGO tras conocer la intención de decorar la escultura por Navidad.

  • 1991, el "año cero" del gran Vigo

    En una época difícil se instalaron casi al mismo tiempo el "Sireno", los "Rederos", los "Caballos" y la "Puerta del Atlántico"

40 millones de pesetas

El coste de la decoración de la Navidad en Vigo 1995 fue de unos 40 millones de pesetas (240.000 euros). Pero la mayor parte no la ponía en Ayuntamiento, sino que llegaba de las aportaciones de distintas empresas viguesas. Actualmente supera con creces el millón de euros.

La Federación Provincial de Comercio, dirigida entonces por Antonio Reguera, se encargaba además de alquilar y montar el alumbrado (aquel año se instalaron 627 arcos multicolores que llegaron a 88 calles con un presupuesto de casi 20 millones de pesetas). El Ayuntamiento corría con la factura eléctrica. Actualmente los adornos llegan a más de 350 calles.

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