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Homenaje a los héroes de las verbenas

La Unión Musical de Valladares reconoce a tres miembros que entraron en la banda de adolescentes, tocaron en fiestas por todos los rincones de Galicia y hoy siguen en activo

Rodrigo Salgueiro, Prudencio Figueroa y Adolfo Davila, en el local de ensayo de la banda. // R. Grobas | // CEDIDA

Bajo aguaceros, en vacilantes palcos de construcción efímera o a través de caminos casi impracticables. Los miembros más veteranos de la banda de Valladares llevaban la música a todos los rincones de Galicia para que ninguna gran urbe ni pequeña localidad se quedasen sin verbena. Varias décadas después, su pasión intacta les mantiene al pie del cañón y compartiendo consejos con los más jóvenes. Eso sí, siempre atentos a las indicaciones del director. “Que remedio temos! El é o que leva a batuta e o que manda, aí somos todos iguais, vellos ou novos”, asegura Prudencio Figueroa, que será homenajeado hoy por sus más de 50 años de dedicación junto a sus compañeros Rodrigo Salgueiro y Adolfo Davila.

Fotografía antigua de la Unión Musical de Valladares.

Los tres se incorporaron a la Unión Musical de Valladares siendo adolescentes y, a pesar de algunos parones debidos a la mili y las exigencias laborales, regresaron a los ensayos y al escenario en cuanto pudieron. “E a ver se nos fan outra homenaxe dentro doutros 50 anos, eu vou por toda a carne no asador para chegar aí”, bromea Prudencio.

Él y Adolfo tocarán en el concierto de hoy, pero Rodrigo tendrá que aplaudirles desde el auditorio porque fue operado recientemente de la cadera. Natural de la parroquia de Vincios, recuerda atravesar el monte a pie junto con otros niños para acudir a las clases en Valladares: “Pasabámolas negras por aquela escuridade, chovendo e con frío. E tiñamos que ir caladiños ao camiñar xunto a un campamento xitano porque os cans saíannos detrás. Pasábamos medo”.

Rodrigo, que compara aquel frío con el de los primeros ensayos con las ventanas abiertas tras las pandemia, empezó tocando el instrumento más pequeño de la banda, el fliscorno, y acabó con el más pesado, la tuba. “Unha vez que o poñías ao lombo xa non o podías quitar. E así faciamos pasacalles por camiños de vacas ou andabamos unha hora para tocar unha peza baixo un balcón a alguén. É fastidiado porque a tuba cada vez che vai pesando máis, pero mandábaslle un bocadillo de xamón e unha taza de viño e ibas tirando e facendo forza”, relata entre risas.

Entre ensayo y ensayo, Rodrigo, que es jubilado de Citroën, conoció a su mujer y se estableció en Valladares. “Levamos 53 anos casados, xa fixemos as bodas de ouro e iso tamén é bonito”, celebra. De sus cuatro hijos, Pablo, el más joven es profesor de percusión y Mónica, que tocaba el saxo en la banda, sigue vinculada a la formación.

También Prudencio intentó inculcar su amor por la música a la familia y uno de sus hijos llegó a formar parte de la banda. “Eu sigo tirando, pero non sei que me dá que non quede ningún levando a batuta. A ver se os netos!”, expresa.

Él aprendió las primeras notas de la mano de su padre, que era acordeonista e “bo músico”, y desde los 16 años ha tocado en la Unión. Empezó con instrumentos de viento –trompeta, trompa y tuba– y ahora es responsable de la percusión. “Así gardo aire para respirar”, bromea.

“A música é unha cousa bonita e boa para a cabeciña. Moitas veces había problemas, pero metíaste na habitación, dabas catro notas coa trompeta e xa saías sendo outro”, asegura.

Prudencio recuerda las verbenas en medio de las carreteras y los palcos que se montaban para la ocasión: ”Cantas veces caímos deles! E cando chovía aquilo era terrible, pero festa había sempre. Antes todo se facía coas bandas, agora todo son charangas e orquestas”.

“A música sempre me tirou”

Adolfo, que también es jubilado de Citroën y toca el clarinete, se incorporó a la Unión Musical a finales de los años 60: “A música sempre me tirou e tiña un tío músico. Había un palco redondo en Valladares e os rapaces sempre estabamos ao redor. Primeiro deume clases o maestro que había e despois xunto con Ramilo [director de la banda entre 1971 y 2020]e outros rapaces da parroquia empezamos a ir ao Conservatorio a Vigo”.

Solo dejó la banda mientras hizo la mili y durante la década en la que trabajaba y construía su casa. Pero volvió con fuerzas renovadas y asegura que sobre el escenario nunca se pone nervioso: “Pero se non ensaias é mellor deixalo. Agora hai xente máis profesional, que está facendo a carreira e cando veñen non fai falla dicirlles nada”.

Ademas de homenajear a los tres veteranos, la banda recibirá a cuatro nuevos miembros. Uno de ellos es Nahuel Lamarca, que en diciembre cumple 17 años y se ha formado en Valladares. “Llevaba un tiempo esperando y ya me ha tocado” , celebra este percusionista que comparte sección con Prudencio. “Tiene más experiencia y siempre ayuda. Es buena gente”, asegura sobre el veterano.

Gracias a jóvenes como Nahuel el futuro de la banda parece asegurado: “Al fin y al cabo estás contribuyendo al desarrollo de la música”.

Reconocimiento de la Xunta a 120 años de historia

La Unión Musical de Valladares inició ayer la conmemoración de su 120 aniversario con la actuación de la Banda de Lalín. Y hoy será el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, el que reconozca su trayectoria y su valiosa aportación en nombre de la Xunta, coincidiendo con la celebración de la festividad de Santa Cecilia, patrona de la música. La jornada comenzará con un pasacalles, a las 12 horas dará comienzo una misa cantada por la Coral Polifónica del Centro Veciñal e Cultural de Valladares y a las 13 horas tendrá lugar el concierto de la Unión Musical en el auditorio de la parroquia. Durante el acto, además de homenajear a los tres integrantes que cumplen 50 años en la banda, serán presentados los cuatro nuevos miembros que se incorporan. Además de Nahuel Lamarca, la banda recibe a Adrián Abalde (bombardino), Afra María Pertusa (clarinete) y Sheyla Lorenzo (saxofón).

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