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Vigilancias, amenazas y protección policial: el hostigamiento a Salgado que presagió el crimen de Rosalía de Castro

Los dos investigados en 2006 tienen coartada a la hora de la muerte, no así un familiar directo

Garaje en el que fue asesinado Manuel Salgado. A. FERNÁNDEZ

Amenazas verbales y violencia física en plena calle, vigilancia en la puerta de su trabajo, la agresión con un bate a un sobrino, un intento de atropello, o incluso –aunque sin gran precisión por parte de los testigos– la intimidación con un arma de fuego apuntándole a la cabeza que, probablemente sin saberlo, no fue sino un augurio de su asesinato. Desde su separación, el vigués Manuel Salgado vivió años de hostigamiento a causa de la distribución de los bienes de la familia. Esta es la principal hipótesis policial detrás de su asesinato, tras recibir un disparo en la cabeza en su garaje cuando se dirigía a trabajar el 2 de abril de 2004.

Es por ello que en el punto de mira de los agentes de Homicidios de la Policía Nacional, tanto los que investigaron entonces el crimen como los que lo retomaron en la actualidad, siempre han estado su exmujer y su entorno –el que entonces era su pareja o incluso el detective condenado junto a ella por escuchas ilegales–, incluidos sus hijos, quienes a lo largo de este proceso se acogieron a su derecho a no declarar.

Pasado tanto tiempo, la baza de la policía pasaba por las declaraciones, tanto nuevas como ya reiteradas de amigos, familiares, conocidos o personal laboral y del colegio mosense que entonces regentaba. La gran mayoría eran conocedores del acoso que sufría Manuel, algunos incluso testigos de estos episodios que llevaron a este vigués de 56 años a pedir protección policial.

Lo que sí ninguno supo es del intento fallido de asesinato que habría sufrido Salgado tan solo una semana antes del crimen, en el mismo garaje y con la misma arma. La única explicación que aprecian los agentes para que este no lo denunciase es que se tratase de alguien muy próximo, del que jamás pensó que pudiera disparar contra él.

Es por ello que los investigadores amplían la hipótesis del sicario a la posibilidad de que el autor material fuese un conocido, si bien los únicos investigados entones por el crimen sí contarían con coartada, no así un familiar directo, lo que no se ha podido precisar su ubicación con certeza. Con el informe policial ya emitido, ahora será el juez quien ordene nuevas diligencias o el archivo de la causa por falta de pruebas directas contra alguien.

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