Pocas actuaciones de la programación cultural de este otoño en Vigo reúnen tantos factores para captar, sorprender y emocionar al público como la vivida anoche en el Teatro Afundación.
El desembarco del Ballet de Kiev en la ciudad llegó de la mano de Unicef Galicia con una emocionante puesta en escena que va más allá de las coreografías. Y es que la gira de la compañía fundada hace cinco años pivota sobre tres pilares según destaca Ignacio Iturralde.
La primera y más habitual, la artística. Este colectivo de 38 bailarines nace por iniciativa de Viktor Ishchuk, el principal solista del Teatro Ópera de la capital ucraniana y que ha sabido consagrarse como un referente en la calidad y la disciplina, girando por China y todo el viejo continente demostrando la “cantera” existente en la institución creada en 1867.
Este icónico edificio de Kiev ha sido escenario de mensajes motivacionales del presidente Volodímir Zelensky desde el inicio de la invasión rusa.
Y es a partir del conflicto bélico cuando desde Goldberg, la productora que ha permitido esta alianza, se marcan un reto: intentar dar cinco meses de trabajo a estos bailarines en su peor momento.
El objetivo se ha cumplido tras un mes en verano en Madrid y Barcelona. “Poder dar cinco meses con contratos es algo que nos llena de satisfacción” señalan desde la promotora.
Algunos de ellos se encontraban fuera del país cuando comenzó el terror, otros escaparon a tiempo e incluso varios hombres se vieron obligados a quedarse en territorio nacional en cumplimiento con la Ley Marcial decretada para poder combatir.
La gran mayoría del elenco son ucranianos y aún tienen a su familia allí aunque no es fácil mantener el contacto, ni siquiera con la comunidad ucraniana que ya representa a medio millar de niños en los colegios vigueses.
Será para sus compañeros que siguen en su país natal una parte importante de la recaudación de esta gira. Cerca de 200.000 euros de solidaridad que a través de Unicef atenderán a las familias que aún sufren la invasión de Putin. Hoy recalará en Santiago, mañana en A Coruña, el viernes en Cangas y el sábado en Pontevedra.
Esperanza en el futuro
La buena acogida de esta iniciativa conjunta, con una altísima tasa de ocupación, invita a pensar en que el telón no caerá de forma definitiva en enero. “Ya estamos planificando los retos futuros y nuestro plan es que si les podemos volver a dar contratos, se los daremos” señala Iturralde.
El promotor se resigna sobre la complicada situación que les ha tocado vivir en su sector: “¿Quién nos iba a decir que íbamos a vivir una pandemia y, casi sin reponernos, una guerra?”.
Un conflicto que ha golpeado de lleno a su disciplina al trabajar con numerosos artistas de la zona, incluyendo rusos con los que han tenido que cancelar conciertos. Sin embargo, mantiene el optimismo para el próximo año: “esperemos que pare”.
