La Guardia Civil celebró ayer su día grande, el de su patrona la Virgen del Pilar. En el 178 aniversario de este cuerpo, la de ayer fue una jornada de “alegría”, en palabras del comandante del cuartel vigués, Óscar Graña, ya que tras dos años sin poder reunirse en tan especial fecha a causa de la pandemia, por fin pudieron juntarse de nuevo. “Vernos las caras, las sonrisas, darnos la mano...”, afirmó. Precisamente, el COVID y el modo en el que el virus lo condicionó todo es una de las causas que explica el espectacular auge de un tipo de delito, las estafas a través de internet, que centra parte de los esfuerzos del Instituto Armado. “La ‘ciberdelincuencia’ es ahora lo que más nos preocupa”, destacó Graña al término del acto. Y, a modo de refuerzo en esta lucha, junto al veterano Equipo de InvestigaciónTecnológica (EDITE) que trabaja en la Comandancia de Pontevedra, desde hace un año cuentan a nivel provincial con un grupo "arroba", especializado también en delitos tecnológicos y del que forma parte un agente del puesto vigués.
Los festejos en el cuartel de la calle Sevilla contaron con la presencia de autoridades de distintos ámbitos. En representación del gobierno municipal fueron varios concejales, entre ellos María José Caride, teniente de alcalde –el regidor Abel Caballero estaba en los actos del 12 de octubre en Madrid–, quien en su intervención destacó el papel de la Guardia Civil y su capacidad para adaptarse a los “nuevos tiempos”, citando su lucha contra la “ciberdelincuencia”, pero también contra otros delitos, como el narcotráfico, el fraude fiscal o la violencia de género. Resaltó además el papel que juegan para que Vigo sea una ciudad “amable” –“la de mayor calidad de vida en España”, dijo– y “segura” para sus habitantes y para quienes la visitan en épocas como las “navidades”.
Al acto acudieron también, entre otros, el portavoz del grupo municipal del PP, Alfonso Marnotes; el diputado popular Diego Gago; el presidente del Puerto, Jesús Vázquez Almuiña; el juez decano, Germán Serrano; la fiscal jefe, Susana García-Baquero; la decana de los abogados, Lourdes Carballo; o los recientemente designados jefe de la Policía Local y comisario de la Policía Nacional, Alberto Carballo y Ramiro J. Gómez respectivamente. Hubo la ofrenda floral a los compañeros caídos y se dieron cinco distinciones: a los guardias civiles Alfredo M. Alonso Vila, Domingo Rodríguez Salgado y Daniel Rodríguez Couto, así como al doctor Fernando de Arriba Frade y a Alejandro Alonso, de Frigolouro. En Pontevedra fueron distinguidos miembros de la unidad Usecic (seguridad ciudadana) con base en Vigo.
Si en su discurso institucional el comandante de la Guardia Civil de Vigo destacó el reto que tienen de adaptarse a los “nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías” sin olvidar el “trato directo” con los ciudadanos y valores como el “sacrificio”, la “disciplina” o el “espíritu benemérito”, concluido el acto resaltó la “ciberdelincuencia”, y concretamente las estafas a través de internet, como la modalidad delictiva que más les “preocupa”. Los timos en Wallapop o fraudes que tienen en su punto de mira a las empresas como el de “Man in the middle” están, avisó, al alza, algo que también destacó el nuevo comisario vigués de la Policía Nacional. La buena noticia, dijo Óscar Graña, es que hay un aumento en la “resolución” de estos casos. “Pero es clave que los afectados denuncien cuanto antes para recuperar su dinero”, avisó. En el acto en Pontevedra se destacó que a nivel provincial las denuncias por “ciberdelitos” ya representan el 28% del total de delitos que registran.
El “páter” César, condecorado por misiones en el extranjero, primer capellán castrense en el cuartel de Vigo
Una de las novedades del acto celebrado ayer en el cuartel de la calle Sevilla de Vigo fue la intervención de un capellán castrense. Se trata del “páter” César Meca, natural de Cartagena (Murcia) y que este pasado mes de agosto se incorporó como capellán y profesor a la Escuela Naval Militar de Marín procedente de la Base Naval de Rota (Cádiz). Junto a su labor en Marín, también estará en la Guardia Civil de Vigo, a cuyas dependencias acudirá mensualmente para prestar servicios religiosos. Pero, aclaró, estará a disposición de creyentes y no creyentes. “Quiero escuchar, acompañar..., en definitiva, preocuparme por la gente”, afirmó el sacerdote, que destaca estar “encantado” en Vigo, ciudad que ya conocía porque la visitó cuando su hermano estuvo en la ETEA.
Con sotana negra, sobre la misma destacaban numerosas medallas y distinciones. Fue condecorado por misiones en el extranjero. Estuvo prestando servicios religiosos en Letonia con el Ejército de Tierra de Badajoz y en varias fragatas en la “Operación Atalanta”. También se le distinguió por su labor en la base de Rota durante la pandemia, período en el que, recuerda, ayudó en residencias y ofició misas online. Su trayectoria como sacerdote arrancó en parroquias civiles, concreta, pero después ya se centró en ofrecer servicios religiosos en el ámbito militar tras aprobar las oposiciones para capellán castrense. De carácter afable, ayer al término del acto institucional pudo conocer y conversar de forma distendida con autoridades civiles y judiciales que asistieron a la celebración.
