“La lucha obrera por las reivindicaciones laborales, sociales y políticas era, para un sector de Iglesia, una prioridad humana y, por lo tanto, también evangélica y eclesial. Sin su implicación, difícilmente podría desarrollarse el movimiento obrero gallego”. Es una de las conclusiones del cuadernillo A presencia da Igrexa nas movilización obreiras de 1972 en Ferrol e Vigo, presentado en los locales parroquiales del Sagrado Corazón con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.

La obra subraya la importancia de la solidaridad entre los trabajadores para extender las movilizaciones, un compromiso que, en algunos casos, supuso la “renuncia a la vida personal y familiar”: “Por su espiritualidad enraizada en el pueblo, muchos de aquellos cristianos, tanto laicos como consagrados, hicieron brotar más tarde una Iglesia gallega que unía fe y galleguidad”.

En la presentación, participaron el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza; el delegado de Pastoral Obrera de la diócesis de Tui-Vigo, Benito Santos; Elvira Landín, abogada laborista; y Luis Calvo, trabajador jubilado de Citroën y responsable de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) en Vigo.