"AYUDA. Mi hermano acaba de perder en la playa de Patos un reloj que mi padre le dejó antes de morir. Si alguien lo tiene LE SUPLICO que se ponga en contacto conmigo. Mi hermano está jodidísimo, pero no os hacéis una idea del disgusto y la llorera que tengo yo. COMPARTID, POR FAVOR".

Este es el mensaje desesperado que este pasado domingo por la tarde publicaba Gabriela en sus perfiles de Twitter, Facebook e Instagram. En tan solo unas horas, el SOS corría como la pólvora gracias a la solidaridad de miles de usuarios que han compartido, retuiteado o reenviado el aviso tanto en sus cuentas de redes sociales como en sus grupos de guasap.

El propietario del reloj es un vigués, padre de familia con dos hijos y apasionado del surf. A diferencia de su hermana, H. M. no es tan prolífico en redes de ahí que prefiera mantenerse en el anonimato, aunque sí se ha prestado a contar su relato a FARO.

"Patos era la playa preferida de mi padre, allí disfrutaba mucho, así que, de perderlo, mejor que se hubiese hundido en sus aguas, antes que en otro sitio", confiesa el propietario de esta sentimental herencia, aunque nada convencido de que eso fue lo que realmente ocurrió: "es casi imposible que el reloj se lo llevasen las olas", asegura.

Pasaban unos minutos de las seis de la tarde del domingo, y este vigués se disponía a salir con su tabla al mar. Antes tenía que enfundarse el neopreno, así que se quitó el reloj. "Nunca me desprendo de él, pero es imposible ponerme el traje sin quitármelo, porque si no, la manga no pasa", apunta. Posó el objeto sobre la tabla, que recogió una vez vestido y avanzó hacia el agua. "Entonces me di cuenta de que no había cogido el reloj, volví sobre mis pasos, pero ya no estaba. Pensé que quizá se me habría caído al coger la tabla, pero ahora estoy casi seguro de que alguien se lo llevó", lamenta.

Y es que fueron segundos los que pasaron desde que encaminó sus pasos hacia el mar hasta percatarse del olvido. "Estaba con mi familia y revolvimos la arena en esa zona (a la altura de la escuela de surf), dimos mil vueltas, hasta nos prestaron un detector de metales, preguntamos a la gente, también en la escuela de surf y en los bares... Pero nada".

Canceló su jornada de surfeo, "ni ganas de meterme al mar tenía", y se fue a la Policía a denunciarlo. "Primero fui a la Local de Nigrán, pero no tenía encima el certificado del reloj con el número de registro, así que recogí la documentación en casa y acudí a la comisaría de Vigo. Allí no me dieron demasiadas esperanzas".

"Me dicen que tendría que ser muy tonto el que lo tenga, si lo vende publicamente en portales de segunda mano, o en casas de empeño, sin la documentación del reloj, así que, de comerciar con él, lo haría con algún particular. No obstante, estamos pendientes de revisar en esas webs de compraventa, y a ver si la denuncia que también se ha compartido en base de datos de la Guardia Civil prospera hacia su localización".

"La Policía me dijo que tendría que ser muy tonto el que lo tenga, si lo vende publicamente en portales de segunda mano, o en casas de empeño, sin la documentación del reloj, así que, de comerciar con él, lo haría con algún particular"

El reloj no es precisamente barato, pero el valor para H. M. es enteramente sentimental. "Me lo dio mi padre antes de fallecer hace unos 8 años", recuerda, y a renglón seguido pide que "si alguien sabe algo o lo encontró, por favor, que lo lleve a la Policía".

Es el mensaje desesperado de este vecino de Vigo que está recibiendo numerosas respuestas de apoyo y colaboración, como así expresa su hermana en el feedback de su tuit: "Recuperemos o no el reloj os agradezco muchísimo el interés y la empatía a todos los que estáis compartiendo o mandándome mensajes de ánimo y deseando que aparezca", algo a lo que se suma el propietario de esta sentimental herencia a través de FARO: "son muchos los mensajes que estamos recibiendo y eso es de agradecer".