Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El “Sarmiento de Gamboa” evalúa el impacto de un vehículo europeo para minería submarina

Investigadores del CSIC y la UTM participan en el proyecto Blue Harvesting, liderado por la Universidad Tecnológica de Delft y que probará su prototipo en la Bahía de Málaga

El vehículo Apolo II, a bordo del “Sarmiento de Gamboa” antes de su partida. // ALBA VILLAR

Los fondos marinos albergan millones de toneladas de materias primas críticas esenciales para poder abordar la transición energética y descarbonizar el planeta. Investigadores europeos liderados por la Universidad Tecnológica de Delft colaboran desde hace años con la industria en el diseño de un vehículo capaz de recolectar minerales con el mínimo impacto ambiental. Tras dos campañas a bordo del Sarmiento de Gamboa, en 2018 y 2019, han vuelto a recurrir a la acreditada experiencia científica y tecnológica del CSIC para poner a prueba los avances realizados en el prototipo Apolo II.

El proyecto Blue Harvesting supone la continuación de iniciativas anteriores y ha ampliado el número de socios a nueve universidades, organismos de investigación y empresas de Países Bajos, Alemania, Dinamarca, España y Reino Unido. Por parte de nuestro país, participan la Politécnica de Cataluña y el Instituto de Ciencias del Mar-CSIC, además de la UTM (Unidad de Tecnología Marina), que se ocupa de la operativa de los equipamientos embarcados, así como de prestar apoyo al equipo del prototipo.

Los preparativos para la campaña se desarrollaron a lo largo de toda esta semana en el puerto vigués e incluyeron el izado e instalación en cubierta del Apolo II, llegado desde Países Bajos. El Sarmiento, con una veintena de investigadores y técnicos de todas las instituciones y empresas que integran el consorcio, tenía previsto partir ayer por la tarde rumbo a la Bahía de Málaga, donde permanecerá hasta el día 22.

Preparativos de la campaña en el puerto. ALBA VILLAR

“Nuestro papel es verificar que este desarrollo tecnológico no tiene un impacto marino. Es un estudio de mejora del impacto ambiental y no vamos a extraer nada. Trabajaremos en la misma zona que en las dos campañas anteriores, un área muy reducida, equivalente a un estadio de atletismo”, explicaba antes de la partida el oceanógrafo Albert Palanques, jefe de la campaña y responsable del grupo de Procesos sedimentarios oceánicos y litorales del ICM-CSIC de Barcelona.

Los sucesivos prototipos del Apolo II, un colector hidráulico y 100% eléctrico construido por el astillero holandés Royal IHC, han logrado reducir en gran medida el impacto de la minería submarina. Los vehículos diseñados hasta el momento revolvían los fondos y generaban importantes nubes de polvo que suponen una grave amenaza para los ecosistemas.

“En nuestro grupo llevamos años estudiando y midiendo los efectos de la pesca de arrastre y el impacto de este vehículo sería menor al de un solo barco de arrastre. Lo ha reducido al mínimo. No levanta una nube de partículas ni tiene efectos en la columna de agua”, añade Palanques.

Para comprobar in situ que este impacto es bajo, algo que también se ha llevado a cabo antes en los laboratorios holandeses, se utilizarán varios equipos y sensores: “Es una campaña compleja porque implica muchas tecnologías al mismo tiempo”.

Izado del prototipo en la campaña anterior.

Izado del prototipo en la campaña anterior. Henko de Stigter

Gracias a las imágenes en tiempo real de un robot submarino (ROV), los investigadores comprobarán desde la sala de control del buque el estado del fondo marino antes y después del paso del Apolo 11. Y también se utilizarán una ecosonda multihaz y equipos de CTD, entre otras tecnologías, para evaluar los fondos y la columna de agua, además de un hidrófono para medir el impacto sonoro durante la operación del colector.

Los nódulos polimetálicos albergan millones de toneladas de cobalto, cobre, manganeso o níquel a grandes profundidades, de 3.000, 4.000 y 5.000 metros. “Su presencia es mayor en el Pacífico, pero también tenemos estos yacimientos en España”, apunta Palanques.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos tiene el mandato de la ONU para regular la explotación de estas acumulaciones cuando la tecnología lo permita. Y contar con desarrollos eficientes es un objetivo estratégico para Europa, de ahí que esté apostando por proyectos como el Blue Harvesting.

Pruebas de laboratorio en Países Bajos. TUDelft

“Las minas se están agotando y sin estos materiales será imposible dejar atrás el petróleo y los combustibles fósiles. Los países y las organizaciones ecologistas ya están empezando a negociar cómo deberían ser las licencias de explotación que concederá este organismo. Y para obtenerlas, será necesario demostrar que no se genera un impacto marino”, comenta Palanques.

“El objetivo de este proyecto es obtener un desarrollo tecnológico europeo que sea respetuoso. Y esperamos que el día que comience la explotación se mantenga el mismo control medioambiental que se está teniendo en cuenta en estos estudios. Estamos a tiempo de aprovechar los recursos del planeta de la mejor manera posible. En nuestro grupo también hacemos ciencia básica, pero si nos piden colaborar en iniciativas más aplicadas como ésta lo hacemos por nuestra responsabilidad con la sociedad”, añade.

Palanques, que suma casi 40 años de experiencia en campañas oceanográficas, conoce muy bien las instalaciones de primer nivel del Sarmiento de Gamboa, así como la experiencia de su tripulación y la UTM, lo que convierte al CSIC en un socio principal de iniciativas de este calado. “Es una infraestructura que da servicio a toda Europa”, destaca.

Compartir el artículo

stats