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Los vehículos eléctricos avanzan lentos: turismos y motos suman menos de 600 unidades en Vigo

Su precio, aún más alto que los de combustión, la autonomía y el desconocimiento penalizan estas opciones de movilidad sostenible

Un conductor prueba una moto eléctrica de la marca Silence en su tienda de Vigo. Ricardo Grobas

La tendencia a la electrificación de los vehículos no está llegando con fuerza a la ciudad en lo que a ventas se refiere. En Vigo, cada vez hay más motos y coches eléctricos, pero hay pocos. Según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), existen 211 motocicletas y ciclomotores eléctricos en la urbe olívica, una de las capitales moteras de la península, con más de 42.300 en total; y 373 turismos electrificados de 151.717. La evolución, aunque lenta, invita al optimismo en un escenario comandado por la descarbonización y las emisiones cero. Su precio, la autonomía de las baterías y la falta de infraestructuras de carga –en el caso de los turismos– explican esta situación.

Hay bastantes más motocicletas eléctricas que ciclomotores: 166 frente a 45. Suponen un porcentaje pequeño en el conjunto del parque de motos, algo lógico debido a su desconocimiento, precio y autonomía. Juan Davila, jefe de Ventas de Motos Ponte, deja claro que es un mercado incipiente que comienza ahora a dar pasos más firmes, en parte, por la subida del precio de los combustibles. También ha aumentado el coste de la luz, pero, en la comparación con una gran cantidad de vehículos, “siguen ganando las opciones eléctricas”. La cifra es similar a la de Gijón o Valladolid, urbes con una población similar a la olívica: 204 y 195, respectivamente. En A Coruña, 217.

“Es un mercado que tendrá más importancia porque se trata de motos accesibles, muy fáciles de conducir al ser automáticas y que cada vez tienen más autonomía. Además, las baterías se cargan más rápido: están listas en tres horas y media y basta un enchufe normal para cargarlas”, explica Davila antes de destacar que el perfil del conductor actual es una persona que no ha tenido moto nunca y quiere moverse por la ciudad. “Muchos compradores se deshacen antes de su segundo coche y ahorran, entre otras cosas, en el seguro. Se decantan por las eléctricas porque, además, su mantenimiento es más barato en comparación con las de combustión y los coches”, añade.

Davila destaca otros dos factores a favor: su posibilidad de acceder a las zonas de bajas emisiones (ZBE) de las ciudades y las ayudas del Plan Moves III del Gobierno central, que pueden llegar hasta 1.300 euros. “Una moto eléctrica potente cuesta unos 4.800 euros. Con el incentivo del Estado, sale a un precio similar a una moto parecida de combustión o incluso menor. En primera marcha, que permite llegar hasta 45 km/h, la autonomía es de 120 kilómetros”, afirma. En Motos Ponte, venden la marca china Super Soco. “Son muy ligeras y manejables y las puedes cargar en cualquier sitio con enchufe. Aparte, no generan contaminación acústica y, en Vigo, hay muchas facilidades para estos vehículos”, apostilla, a la vez que propone la creación de un apoyo público para la compra de segundas baterías –cuyo coste está en unos 1.200 euros– con el objetivo de fomentar su uso.

Las ayudas del Gobierno central para las dos ruedas llegan a 1.300 euros

Pablo Conde, director comercial del Grupo Breogán, distribuidor de motos eléctricas Silence en toda Galicia, señala que la subida del combustible animó las ventas en favor de la movilidad sostenible. “Llevamos año y medio con la tienda abierta en Lepanto. El año pasado, las ventas fueron más lentas. Desde marzo, notamos un incremento por el coste del combustible. Su avance es tímido debido al desconocimiento, su coste y el miedo a que las baterías pierdan autonomía: desde que las alquilamos, hemos triplicado las ventas”, asevera. Indica que moverse en moto de combustión supone entre 10 y 11 euros por cada 100 kilómetros, mientras que, en las eléctricas, el coste se reduce a menos de un euro. “Además, el mantenimiento es más barato. Nosotros tenemos baterías en alquiler por 15 euros al mes para todas nuestras motos”, añade. Son ventajas que, hasta la fecha, no animan en masa a los vigueses.

En los turismos, según citan los expertos, la conducción sin ruido ni vibraciones no pesa tanto como los tres factores que alejan a los consumidores de los vehículos eléctricos: su precio es mayor en comparación con el requerido para los diésel o gasolina, no hay puntos de recarga suficientes y la autonomía de las baterías todavía tiene un amplio margen de mejora. A esto, se suma la dificultad de instalar una infraestructura de recarga en los garajes comunitarios.

Un conductor prueba una moto eléctrica Silence en su tienda de Vigo. Ricardo Grobas

Sí están animándose más hacia las opciones eléctricas los repartidores a domicilio. Muchos han dejado el patinete para dar el salto a la moto, que les permite efectuar más trayectos sin cargar la batería. “Tenemos motos con cajones de 350 litros, lo cual es una ventaja”, subraya Pablo Conde antes de poner en valor las ayudas del Gobierno. “La moto eléctrica más barata que tenemos, sin contar la ayuda y sin batería, que serían 15 euros al mes, es de 3.100 euros. La más cara llega a 4.850, una escúter con más potencia y frenos y suspensión específicos”, relata.

Desde Sport Pasion, inciden en el auge de la moto eléctrica para las flotas de reparto. Es el mercado que trabajan con más asiduidad. “Es una buena opción por el coste de mantenimiento y la carga; son muy fáciles de conducir al ser automáticas. Además, permite a la empresa tener más control sobre la moto y existe la opción de renting”, manifiesta Aarón Souto, del departamento de Ventas. Deja claro que las novedades en el abanico de la combustión no tienen nada que envidiar a las eléctricas en lo que a gasto se refiere. “Si es para usar en el día a día y moverse por Vigo, una moto de gasolina con un motor simple y pequeño, a cuatro tiempos, no supone tanto coste de mantenimiento y no gasta mucho. Es raro que un particular que utiliza la moto para ir a trabajar pase de 20 euros al mes en combustible; la batería son 15 al mes”, resume.

  • 1. El precio todavía es elevado

    Según los expertos, es una de las razones que impiden “despegar” a los vehículos eléctricos.

  • 2. La autonomía no convence

    La autonomía de las baterías no permite realizar viajes largos por ahora.

  • 3. Se desconocen las ventajas y opciones

    Los conductores desconocen las ventajas de la movilidad eléctrica y las opciones que existen.

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