Un delito de abuso sexual sobre menor de 16 años y un segundo delito de abuso sexual con prevalimiento. Son los que sentaron ayer a un vecino de la ciudad, natural de Brasil, en el banquillo de los acusados de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo.
El sexagenario afronta una pena total de seis años y medio de prisión, tras rebajar la Fiscalía su petición inicial de ocho años. En cuanto a la responsabilidad civil, el Ministerio Público pide indemnizar a las víctimas –familiares directos del acusado– con 15.000 y 3.000 euros respectivamente por daños morales así como una orden de alejamiento y la obligación de acudir a un curso de reeducación sexual.
La vista tuvo lugar este jueves, tras acordar las partes, acusación y defensa, que se realizase a puerta cerrada al ser una de las víctimas todavía menor de edad.
Los hechos se remontan a 2020, cuando el varón fue detenido por agentes de la Policía Nacional. Según la información que trascendió entonces, el hombre, de 66 años, presuntamente abusó sexualmente de varios menores, entre los que se encontraban su propia hija, una nieta y un hijastro. Una de las acusaciones no se ha podido demostrar de cara a juicio.
Fue una persona del entorno del detenido quien advirtió a la Policía de que la hija, residente en Estados Unidos, quería denunciar a su padre por abusos hacia su nieta, concretamente tocamientos, cuando ambos residían en Vigo en 2014.
Los agentes contactaron con la Embajada de España en Washington para que localizaran a la denunciante, quien les contó que su padre aprovechaba los fines de semana en los que cuidaba de la nieta para abusar de la menor, lo mismo que hizo con ella años atrás.
Pero estos no fueron los únicos casos. Un hijastro del detenido también llegó a denunciar que, cuando era menor, su padrastro le sometió durante años a abusos sexuales, que nunca contó a su madre por miedo. A este caso se sumaron más supuestas víctimas. Una de ellas, también menor de edad por entonces, manifestó que el detenido, que vivía cerca de su domicilio, había, presuntamente, intentado que le enseñase algunas partes de su cuerpo a cambio de unas chocolatinas o regalos.
El hombre ya había sido denunciado con anterioridad, en 2014, por una chica que, según su relato, también supuestamente había sufrido tocamientos una vez que la hizo subir a su casa, aprovechando la relación de confianza que mantenía con sus padres. Todos los casos denunciados coinciden en que el autor de los presuntos abusos se aprovechaba de la situación de parentesco o cercanía para cometer los delitos.
