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Gran Vigo

Vigo, la gallega que más jesuitas perdió

La ciudad ha reducido por tres su número, pasando de 21 a seis en las últimas décadas

Antonio, uno de los vecinos que protestan por el futuro cierre de San Francisco Javier, delante de la iglesia de los Jesuitas. PABLO HERNANDEZ

La realidad que acompaña a la Compañía de Jesús es bien distinta en Europa que en Asia. Allí, dicen fuentes cercanas a la congregación religiosa, “los noviciados están repletos de estudiantes que quieren ser jesuitas”. Hay una efervescencia devocional en auge. Aquí, añaden, existe una “terrible” crisis de vocación. Faltan jóvenes a cargo del futuro clerical. Un conflicto que genera severos problemas, como los que está arrastrando Sanjurjo Badía.

Fue hace solo dos años, cuentan, cuando por primera vez en su historia no se ordenó ningún jesuita, ninguna persona como nuevo sacerdote. Un punto de inflexión que no hacía más que evidenciar que los efectivos humanos eran cada vez menores y serán menos conforme pase más tiempo. De ahí que lo que está pasando en Vigo, donde su comunidad está prácticamente extinta, no sea algo puntual. En el último lustro, han desaparecido ya de distintos lugares: Gijón, Huesca o Logroño, entre muchos otros.

Todo ello “tras discernimientos largos, y tratando en todos los casos de garantizar el seguir atendiendo pastoralmente nuestros compromisos”, explica a FARO el delegado de la Compañía de Jesús en Galicia, Benigno Álvarez Lago, resaltando que la clausura de la iglesia de San Francisco Javier responde a que son muchos menos “en activo” que los que había en 1970, cuando recibieron el encargo de atender la parroquia. “Debemos ser muy honestos con nuestros límites”, concluye.

De cara a los próximos tiempos, la cosa podría ir a peor, a sabiendas de que el 70% de los jesuitas que quedan son mayores de 80 años y que no hay respuesta, por ahora, a la falta de relevo generacional. “Es un drama, como comentaban desde la Diócesis de Tui-Vigo, por lo de que hay curas que llevan varias parroquias. Si los laicos pudieran dar misa, creo que no se cerraría el templo de Vigo porque hay mucha gente vinculada a la Compañía de Jesús que trabajamos en otras obras”, apunta un hombre cercano a la entidad, respecto a un tema de por sí muy “doloroso y triste”.

En un comunicado dirigido a los medios, primer pronunciamiento oficial de la institución y que data de ayer, aseguran que ya han comunicado al obispo Luis Quinteiro su decisión de cerrar la comunidad en la ciudad al término de junio de 2023, manifestando que su presencia se verá “garantizada” en la urbe, aunque será a través del Colegio Apóstol Santiago.

Precisamente este último espacio –liderado en la actualidad por un equipo de profesionales formados en la espiritualidad ignaciana, así como Radio ECCA, la Fundación Entreculturas y el Centro Loyola– no cuenta ya con ningún jesuita trabajando. “El director es laico, el subdirector es laico, los profesores… Ahora tendremos el apoyo de los jesuitas que vendrán desde Santiago, pero la falta de vocaciones está provocando que obras de una orden religiosa como ésta –y otras en las que surge lo mismo– sean llevadas por laicos aunque haya presencia de jesuitas casi testimonial”, anotan nuevamente fuentes próximas a la Compañía de Jesús.

“No es por firmar, es para hacer ruido”

“No es tanto por las firmas, que también, sino por hacer ruido”, dice Antonio Montero. Bombona de oxígeno en mano, debido a la insuficiencia respiratoria que le causa su EPOC, refleja la situación de un barrio con muchos años y diversas patologías. Una vez su iglesia, la de San Francisco Javier, eche el cierre, reconoce que no acudirá a otra. “Aunque quisiera, no puedo. Y como yo hay más gente aquí”, agrega.

Vecino de Teis, lamenta completamente lo que está pasando con la parroquia de los Jesuitas. “La orden tiene nombres y apellidos”, exclama, reflejando que la decisión no viene de una institución, sino de una persona. Y, puntualiza, “es con muy mala fe”. “Es mentira que no tengan curas para traer aquí”, comenta, yéndose a motivos económicos: “Seguro que la iglesia no da el rendimiento que da el colegio”.

En esta línea, resalta que la recogida de apoyos avanza a buen ritmo. Ya han entregado más de mil papeles, pero no se quedarán ahí. “Queremos que el conjunto de edificios se declare BIC (Bien de Interés Cultural) para que no se pueda tocar”, asevera sobre esta iniciativa, dejando caer que tras la clausura puede haber algún tipo de interés urbanístico: “Lo que están haciendo no es mínimamente religioso”.

En su conjunto, son seis los jesuitas que en este momento están viviendo en Vigo, todos ellos en el edificio lindante al colegio. Y aunque no prestan sus servicios en el centro educativo (que pronto cumplirá 150 años) siguen atendiendo la parroquia (que ya supera el medio siglo de antigüedad). Se irán al final del próximo curso, juntos, aunque ello –según la versión oficial– no supone ningún abandono: “Al no residir en la ciudad, la gestión de la parroquia en Sanjurjo Badía sería por nuestra parte muy deficiente”.

“El cierre se enmarca dentro del proceso de reestructuración de presencias que la Compañía de Jesús inició en 2014 con la integración de sus cinco provincias en la Provincia de España”, añade el texto remitido a los periodistas, sobre una decisión que “obedece a la necesidad de ajustar las comunidades a los números y edades de los jesuitas”.

“No podemos garantizar una atención constante y presente como la que necesita una parroquia. De ahí el haber informado al obispo de dicho cierre con antelación para que pueda considerar las alternativas”, detalla a este respecto Benigno Álvarez, haciendo entender que será la Diócesis Tui-Vigo quien decidirá cómo reorganizar a sus feligreses de la mejor manera. Una decisión que no llegará previsiblemente hasta septiembre.

Vigo es la ciudad gallega donde más han descendido los jesuitas en los últimos 20 años. Han pasado de 21 a los seis que son hoy en día (15 menos). A la olívica le sigue Santiago, donde ahora son tres (nueve menos) y A Coruña, que ha bajado a 12 (cinco menos). En total, a agosto de 2022, hay 21 jesuitas en Galicia; menos de la mitad si se compara con los 50 que había en 2002.

Sobre si la comunidad compostelana y la herculina también pueden acabar desapareciendo, fuentes cercanas a la Compañía de Jesús no tienen dudas: “Corren el mismo riesgo (...) Hoy es Vigo, mañana puede ser A Coruña y pasado Santiago (...) Ojalá se pueda revertir la situación y pueda haber jesuitas que atiendan las parroquias pero el camino va hacia eso: los jesuitas son más mayores, cada vez llegan menos jóvenes y casi no hay gente que pueda mantener el culto”.

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