Durante la noche de este miércoles, Vigo dijo adiós a una de las caras más visibles de la lucha sindical en la ciudad durante la reconversión naval, Emilio Viéitez "Miluco", más conocido como Sandokan. El apodo no es fortuito: "Miluco era un dos que nunca recuaba. Cando loitas por unha causa xusta a forza pode con todo. El incluso aguantaba cos porrazos dos grises", recuerda Fran Guizán, vecino de Miluco y testigo de aquellas luchas del sector naval donde Sandokan se convirtió en "un loitador nato".

Su arrojo y su valentía han quedado en la memoria colectiva de la ciudad. Esa fuerza fue plasmada por el fotógrafo vigués Víctor de las Heras, que lo retrató en una protesta de 1984 frente a un policía del Estado español. Esa imagen, repleta de sed de justicia social, se ha convertido en un símbolo de la época más compleja de la historia reciente de la ciudad.

Pero ser cara visible en una época en la que los últimos coletazos de la Dictadura seguían presentes en las estructuras policiales del Estado salía caro. Miluco era carpintero en Ascón y fue uno de los trabajadores que, por su visibilidad durante las protestas de los ochenta, jamás recuperó su trabajo. "El estivo moi afectado animicamente. Foi moi inxutos. Costóulle moito atopar traballo logo de todo aquilo", lamenta su vecino y también cara visible de la lucha sindical en Vulcano Fran Guizán.

La valentía y la generosidad de Viéitez desbordaba no solo en el trabajo y en las protestas laborales junto a sus compañeros. Dentro de su familia también lo era: “Foi un home extremadamente bo.Facía calquera cousa por quen llo pedise. Tiña unha xenerosidade fóra do normal”, recuerda su sobrina Sesé a FARO. 

Y es que en su familia también sabían no solo de su generosidad puertas para adentro: “Foi unha persoa que arriscou moito na súa vida profesional e di moito de como el era”, remata Sesé.