Mínguez es un derivado del nombre propio Mingo, forma hipocorística de Domingo, y Estévez viene del nombre proprio gallego Estevo, en castellano Esteban. El martes traje aquí en fotografía a Antonio Mínguez por sus 50 años de matrimonio pero, aún conociendo de sobra a su persona y no menos su apellido hasta el punto de que escribí sus Memorias, resulta que le bauticé como Estévez. Algún desorden mental momentáneo afligió a mi mente y por eso hoy le devuelvo su apellido y al padre, que se lo cedió y con tanta honra lo llevó por Vigo. Antonio Mínguez fue durante muchos años en Radio Vigo una voz de oro en las ondas viguesas, esa voz de la vocalización y la dicción de antes, la de la radio de libro, la de Matías Prats, mientras que Antonio Estévez, de la COPE, es otra voz con otro corte, más de hoy, más natural y rota y menos académica pero también vibrante, ardorosa, caliente. Ambos han toreado y aún torean dolencias importantes, ambos son colegas, pero uno es Mínguez y otro Estévez y voy a escribir mil veces: Mínguez no es Estévez.

La abuela espera a Guzmán

Quien ni es Mínguez ni Estévez es Luis Sangiao, que anda estos días ilusionado porque trae a La Casa de la Abuela el día 26, viernes, a Guzmán, lo que queda de aquel cuarteto inolvidable que eran Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, y al piano al hijo de Cánovas, Juan Robles. Sé que conocidos vigueses han adquirido ya la entrada anticipada (tfno. 674826294) y se trasladarán ese día a la calle Zapateira, 8, de Canido, a esa Casa de la Abuela que de seguro fueron de jóvenes cuando era un local pionero de la noche viguesa como Linterna Roja. ¿Quién con canas va a olvidar a aquella “Linterna” por la que pasaron Miguel Ríos, Peret, Mocedades...? Yo entré a mis 17 con miedo a que me echaran por pequeño y la sensación, en aquella oscuridad, de que inauguraba el mundo de los mayores. Bueno, pues ahora llega, de aquella etapa, Guzmán, miembro que fue de una de las bandas nacionales de culto, aquel cuarteto con temas como Señor azul, Sólo pienso en ti...

Y de arte con Pablo Pardo

A Pablo Pardo hay que agradecerle, como ciudad, que se haya atrevido a abrir una sala de arte hace poco en la misma, la AF en Ecuador, 69, cuando quedan tan pocas y nadie se atreve a hacerlo. Bueno, Pablo ya trabaja en el medio hace al menos 21 años, yo lo conocí empezando con su hermano Severo y, desde luego, con esta galería pretende romper formas o formatos, crear accesibilidad, ir por otras vías. Estos días tiene allí la obra de la coruñesa Cruz Pérez Rubido, que regresa a Vigo desde su última exposición en los años 90, creando mucha expectación en los coleccionistas de arte. Id y sabréis.

Encuentro Gil: cuatro generaciones. Días pasados se han vuelto a reunir en el Parador Nacional de Baiona los Gil, hasta 147 miembros de 4 generaciones. Originarios de Baiona, ya en la 2ª generación, comenzaron a inundar Vigo, donde se establecieron los Gil-Suárez, y parte de los Carrasco-Gil y los Martínez-Gil, continuando algunos otros hacia Pontevedra, Madrid o Barcelona, con esa costumbre tan nuestra de inundar el mundo. En la foto que nos remite nuestro vigués internacional, Wuly Fernández, integrado en los Gil-Suárez por su matrimonio con Xela (octava de los 10 hermanos), podréis encontrar a un gran numero de ellos. (Foto V.S.)