¿Por qué iba un subcampeón olímpico a cortar sus vacaciones para acudir a un festival solo cinco días después de su medalla? “Porque me gusta y quiero ver a mis amigos”. Un año después de hacer historia en los Juegos de Tokio, Daniel Dhers (Caracas, 1987) vuelve a O Marisquiño y certifica el sentimiento que se vive en Vigo estos días.

El del venezolano es uno de los nombres propios más destacados dentro del millar de participantes, siendo un fijo desde 2013 en la cita por la emoción porque “me gusta ver que la gente a mi alrededor también lo siente así”.

La leyenda del BMX se quita méritos a pesar de ser uno de los nombres, junto al de Jed Mildon, que han contribuido a levantar a pulso esta fama a nivel internacional.

"Creo que el evento ya tenía tamaño, nosotros solo hemos complementado el trabajo que han hecho aquí” señala con una sonrisa mientras destaca la comida y la “gente con la vibra siempre receptiva”, algo que no es tan habitual como pudiera pensar en otros países y ciudades y que en Vigo percibe que “se siente como una amistad”.

En esa línea también destaca la apuesta por el festival de convertirlo en algo más familiar –“desde niñitos a señores viendo las pruebas”– y alejarse de un target mucho más específico, lo que podría responder a una cuestión cultural.

Es por ello que cree que el futuro del festival está asegurado (como mínimo) diez años más. Valora muy positivamente la decisión de llevarse las disciplinas por toda la ciudad y cree que “esas son las decisiones en las que ves que el evento tiene proyección de futuro y yo quiero seguir viniendo” mientras recuerda que el skate ya no tenía por dónde crecer, “había agua”.

Daniel Dhers durante las semifinales del sábado en O Marisquiño PABLO HERNANDEZ GAMARRA

A sus 37 años –aunque en los entrenamientos pusieron 122 en su marcador– confirma que su intención es retirarse una vez finalice este ciclo olímpico, un nuevo mundo que se le abrió y en el que cree que podría haber logrado más medallas si se hubiera incorporado antes al programa de los Juegos.

Le llena de especial orgullo el ver como conecta con la comunidad venezolana presente en la ciudad, llegando a haber 300 personas el año pasado a la puerta de su hotel tras convertirse en un nuevo ídolo nacional.

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Saltos y acrobacias sobre dos ruedas: así ha sido el sábado en O Marisquiño Pablo Hernández

También le emociona ver cómo ha cambiado la visión de los gobernantes y la sociedad hacia su deporte, en el que lleva compitiendo desde 1998. De esta forma, se han construido nuevas instalaciones y las bicicletas están “mejor vistas”.

Agosto de 2024 será un mes clave, en el que confía en mejorar éxito en París. Pero después de montar en el Palacio de Versalles, será Vigo donde cuelgue la BMX en una cita a la que volverá para pasarlo bien las veces que hagan falta.

“Voy a tener que hablar con Pitty (director del festival) para que me de un trabajo de announcer o juez” bromea. Mientras, seguirá volando y disfrutando en el Náutico, donde ya ha logrado el pase a la final tras una exhibición de saltos.