Cuenta la crónica de FARO que, durante la tarde noche de este pasado martes, Mickey Mouse, Minnie, Goofy y Donald –entre otros famosos personajes del mundo Disney– sorprendían a mayores y pequeños con el espectáculo “Magic Dreams” que estos icónicos dibujos protagonizaron en el escenario del auditorio de Castrelos. Pero hubo otra sorpresa con la que las ilusionadas familias no contaban. La relata un padre que vivió esta inesperada y desagradable situación en primera persona, a través de un escrito remitido a FARO.

"Preparación académica, maternidad o simplemente, inteligencia emocional". Así tituló Pablo Casares Espinosa su particular crónica de ambiente de las horas previas al 'show', para poner de relieve, con cierta ironía, una situación que obligó a salir del recinto más cercano al escenario a algunas madrugadoras familias, a pesar de haberse "ganado" esas sillas, tras soportar horas al sol. El motivo, una norma con la que no contaban, y que incluso desembocó en algunas escenas de tensión a las puertas de ese espacio.

Este padre vigués, extaekwondista profesional y entrenador de este deporte, arranca su reflexión, poniendo en valor esta cita del verano vigués para los más pequeños: "Gran concierto el de hoy en Castrelos, Disney siempre ilusiona, a los niñ@s y a los no tan niñ@s nos hacen completar canciones cargadas de emoción e historia".

"Los asientos de las primeras filas son oro y aguantaremos horas de sol"

Su escrito continúa así: "Gran escena vivida a las puertas de la zona baja del concierto, esa en la que hay sillas, llegas y te sientas, pero ojo, llega pronto, a veces hasta dos horas antes, porque los mejores asientos se ocupan muy rápido, por padres y madres groupies de Disney, que nos obsesiona que nuestros hij@s tengan la mejor butaca para disfrutar del espectáculo. Los asientos de las primeras filas son oro y aguantaremos horas de sol sin darnos cuenta que nuestros hij@s solo quieren estar con nosotr@s, da igual donde estemos sentados, ell@s solo quieren sentarse en nuestro colo".

"Tranquila hija, la abuela va contigo al parque"

"Sí, gran escena a las puertas de la zona baja, esa de la que no puedes salir una vez entres, porque al completar el aforo, lógicamente, no dejan entrar a más gente, aunque papá quede dentro mientras la niña salga a jugar al excelente parque de columpios que equipa el entorno privilegiado de nuestro Castrelos: “tranquila hija, la abuela va contigo mientras yo me quedo bajo el sol para guardar tan preciado tesoro, esas sillas casi en primera fila del concierto de Disney”.

"Hemos cometido un terrible error"

"Qué gran escena a las puertas de la zona baja, ese vigilante de seguridad que, ¡sorpresa!, no te deja entrar. El aforo ya esta completo, hemos cometido un terrible error, has ido a jugar al parque y ya no podrás entrar. Sí, el error es nuestro.

"Gritas, empujas, pegas, pero no podrás entrar"

Y de esa madre que se encara con el vigilante de seguridad. Ese vigilante de seguridad que está preparado para todo, para cumplir la norma, el aforo es sagrado y más en estos tiempos. Pero no te preparan en la academia para el peor de los enfrentamientos, esa madre histérica que tiene por obsesión entrar a darle la merienda a su hija. Tú también has fallado mamá, has salido y se ha completado el aforo. Gritas, empujas, pegas, pero no podrás entrar, ese vigilante de seguridad te lo impedirá.

"Duele ver esos ojos de 3 añitos y medio"

Pero esa gran escena vivida a las puertas de la zona baja la hemos visto todos, los que estábamos dentro esperando para que entrarais y los que estaban fuera deseando entrar. Duele ver esos ojos de 3 añitos y medio, esos ojos no comprenden lo que está pasando, por qué grita esa mamá de otro niño, por qué la agarra ese vigilante de seguridad que no la deja entrar. Por qué, de repente, los papás están dentro y los niños quedan fuera. No tiene sentido. Disney está a punto de empezar y tú, vigilante, solo cumples la ley, pero a costa de cuántos niños que han quedado fuera. Da igual, tu ley es la ley."

"Quizá podría haber suplicado para cambiar mi sitio por el de mi hija"

"Y después de vivir esa gran escena a las puertas de la zona baja me siento y escribo, ahora que ya veo hacia atrás más de 40 años, quizás podría haberme unido a la lucha de esa mamá o quizás podría haber suplicado para cambiar mi sitio por el de mi hija, tengo su asiento guardado y eso es un tesoro, ¿por qué yo estoy dentro y es ella la que queda fuera?. Será que las cuatro décadas me han contagiado la inteligencia emocional que no tenía de joven, será que los chicos y chicas de chaleco amarillo, todos veinteañeros y voluntarios en la organización del concierto, rebosaban soluciones por los poros de su piel, ellos ya la tienen, hoy en día los jóvenes están versados en la inteligencia emocional desde que se abren al mundo a través de internet. Será que tú, mamá histérica, eres de mi quinta y a ti aún no te han contagiado igual que a mí. O será que tú, vigilante académicamente formado, eres igual o peor que la mamá inepta emocionalmente y no sabéis gestionar la situación y llegar a un consenso.

Pablo Casares Espinosa es el autor de la reflexión sobre lo ocurrido este pasado martes en Castrelos.

"Sonríes al verme salir; tú solo quieres ver el concierto conmigo"

"Tal vez sea yo, que el mundo de la competición me ha enseñado a perder y hoy he perdido, nadie avisó a mi hija y a la abuela que si salían no podrían volver a entrar, pero da igual, hemos perdido y como “La vida es bella” y más bello es Castrelos, esos ojos de tres años no verán decepción, verán una nueva oportunidad de ver el espectáculo de Disney desde las gradas libres de aforo, donde el baile está asegurado y la diversión depende de ti y de mí, además me lo has dejado claro cuando sonríes al verme salir a través de las puertas de la zona baja, he abandonado ese tesoro de asiento, pero tú solo quieres ver el concierto conmigo".

Y por ello estas líneas, para reflexionar sobre la falta de inteligencia emocional, esa que no se contagia, esa que por desgracia no nos enseñaron de pequeños, esa que no gobierna este loco mundo, esa que nos hace comprender y utilizar nuestras emociones, esa que nos ayuda a abordar situaciones donde siempre existen soluciones, esa que podríamos o más bien debemos dejar como legado.

"Contaban la gente que entraba, no la que salía, o sea que el aforo no se completó"

Y podrá salir “nuestro amado Abel” a decir que el aforo es sagrado, desde luego, cometimos el error de salir, porque completaron el aforo, pero contaban la gente que entraba, no la que salía, o sea que el aforo no se completó. Y podrá salir el organizador a decir que la norma era clara, pero no escrita, nadie nos informó que salir suponía no volver a entrar. Y podrá salir cualquier político de segunda a decir que la zona de sillas estaba llena, que gran momento para sacar pecho, es normal se acercan las elecciones. Lo curioso del que salga a hablar será ver si está contagiado de esa inteligencia emocional que solo busca una cosa: pedir perdón y mil veces perdón a esos niñ@s que desde la zona de las gradas preguntaban si podíamos usar las sillas libres de la zona baja de Castrelos."

14

El sueño mágico de Disney, en Castrelos Pablo Hernández

Este padre, que finalmente pudo disfrutar con su hija del espectáculo Disney desde las gradas del auditorio vigués, adjunta una foto que ilustra el final del escrito. Dos pequeñas contemplan esos asientos vacíos, pegadas a la valla que separa el graderío de piedra del exclusivo recinto.

Al margen de la reflexión remitida a la redacción de FARO, Pablo Casares quiere dejar claro que "no pretendo hacer una crítica a la organización, ni al evento. Es una reflexión sobre la falta de inteligencia emocional y empatía a la hora de gestionar situaciones como la de ayer. De cómo una pequeña disputa es fiel reflejo de la falta de valores de nuestro entorno y lo que considero actuación positiva ante ojos de mi hija", apostilló este padre esta misma mañana al decano.