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Recargar pilas en Vigo para peregrinar a Santiago

Más de mil jóvenes del sur de España duermen en el Seminario Mayor y el San José de Cluny antes de comenzar su Camino en Poio

Algunos de los jóvenes, de camino al autobús para ir a Poio. | // FOTOS: MARTA G. BREA

Que el apóstol Santiago oriente a los jóvenes para que tengan más claro cómo encaminar su vida, que conceda unidad a las familias desestructuradas o que encienda la llama de la vocación sacerdotal en más gente. Son peticiones que harán algunos de los más de mil jóvenes llegados del sur de España –de cinco diócesis de la provincia eclesiástica de Granada: Granada, Málaga, Guadix, Almería y Cartagena– que durmieron en Vigo el sábado para coger fuerzas y empezar ayer con ánimo renovado el Camino de Santiago desde Poio. Recargaron sus pilas en el Seminario Mayor de Vigo y el Colegio San José de Cluny –la mitad, aproximadamente, en cada sitio– tras llegar a la urbe olívica en bus sobre las 22.30 horas.

Grupo de monjas procedente de Málaga que durmió en el Colegio San José de Cluny para coger fuerzas antes de empezar el Camino.

Forman parte de la Peregrinación Europea de Jóvenes, cuyos actos centrales se celebrarán en Compostela desde el miércoles –día que llegarán a la capital gallega– hasta el domingo. Se trata de un encuentro que convoca la archidiócesis de Santiago con la colaboración de la Conferencia Episcopal Española en el que jóvenes –tanto menores como mayores de edad– del continente europeo peregrinan a la capital gallega con motivo del Año Santo.

Uno de ellos es Pedro Tudela. Aseguraba a FARO poco después de terminar la primera etapa, “de unas seis horas” entre Poio y Ribadumia, que había sido “complicada”: “Nos perdimos un poco, pero lo pasamos muy bien”. Este estudiante de 17 años, de Murcia, le pedirá al apóstol “que haya más vocaciones sacerdotales”. Él, por ahora, desconoce si la tiene: “Estoy en proceso de conocerme más”.

Ainoa Huertas, de 20 años y estudiante de Derecho en la Universidad de Murcia, resumía sus primeras horas en Vigo como “caóticas”. “Llegamos tarde y había que preparar todo para irnos en autobús hasta Poio al día siguiente”, señalaba antes de destacar que la primera etapa había sido “dura”: “Lo más bonito es que nadie se queda atrás, vamos los más de mil peregrinos juntos”. Le demandará al apóstol que ilumine las elecciones de los jóvenes, especialmente, las suyas. “Lo necesito porque me queda poco para acabar la carrera y quiero que me oriente”, añadía.

A su lado, estaba Patricia Espinosa, de Villarrubia de los Ojos, un pueblo de la provincia de Ciudad Real. Tiene 23 años y estudia Derecho y ADE (Administración y Dirección de Empresas) en la Universidad Católica de Murcia (UCAM). “Hago el Camino con amigas. Lo tenía todo organizado con mi familia, pero no pudieron hacerlo por problemas de salud, entonces, lo hago yo a modo de promesa”, comentaba. La primera etapa la superó “bien” y “con motivación”. Lo peor: la última hora debido al calor –soportaron más de 30 grados en algunos momentos–. “Hay muy buen ambiente y conoces a gente cada kilómetro”, anotaba.

Vigo también fue el lugar elegido para descansar por un grupo de 562 peregrinos de las diócesis de Castilla y León y Santander y otro de Italia conformado por 92. Todos se dirigen a Santiago de Compostela para disfrutar de los eventos de la Peregrinación Europea de Jóvenes.

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