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Carlos Domínguez “Pity” Fundador y promotor de O Marisquiño

El fundador de O Marisquiño vuelve a primera línea tras el accidente de 2018: “El sufrimiento era personal; no la responsabilidad”

“Tras el siniestro, una madre y su hija me abrazaron llorando; ahí valoras lo que es la vida”

Pity, junto a su hijo Travis. Al fondo, el montaje de la pista de BMX de O Marisquiño. MARTA G. BREA

Hablar de O Marisquiño es hablar de Pity, su fundador, su alma mater, su estratega, su padre –tarea que ahora comparte con el pequeño Travis–. El derrumbe del paseo de As Avenidas durante el concierto de despedida del festival marcó un antes y un después para él, hasta el punto de dar un paso atrás en su dirección. Ahora regresa y lo hace con su edición más revolucionaria y a la vez carismática, volviendo a donde todo empezó hace ya veinte años: Samil.

–Tres ediciones después, vuelve a ser la cara visible de O Marisquiño, ¿por qué ahora?

–Realmente en la parte estratégica siempre estuve detrás. En junio de 2017 me llaman desde Converse para integrar la marca, liderazgo, posicionamiento y demás, pero me encuentro con que en 2018, el director europeo de la marca me llama, me abre un periódico y me dice, mira, tú trabajas para la compañía de deporte más importante del mundo, no puede ser que aparezca relacionado el nombre de alguien que trabaja con nosotros con un accidente en el que, de primeras, se había dicho que fue por exceso de aforo, lo cual es una actitud completamente negligente. Tuve que elegir un camino u otro.

–Y regresa porque se le permitió, porque creía que era el momento...

–En diciembre terminé mi proyecto en Converse, todo muy bien; y además creía que ya era el momento, sí. Joako Ezpeleta, el director del festival, internamente me decía que debería ser más visible porque al final muchas ideas como la localización es cosa mía.

–Entonces este regreso a Samil no obedece solo a temas de expansión, sino a volver a los orígenes.

–Desde hace mucho tiempo queríamos volver y decidimos que fuese este año. Para nosotros es volver a nuestros orígenes sí.

–Hacía referencia a este 2018. El 13 de agosto caía el muelle de As Avenidas en pleno festival. ¿Cómo recuerda esa noche?

–Me acuerdo de todo perfectamente. Nosotros en el momento en el que se termina el evento colgamos los resultados para los Campeonatos del Mundo. Yo acababa de terminar con ese trabajo, estaba cerrando la oficina cuando me llaman y me dicen "vente tú y todos los que estén contigo porque está cayendo la gente al mar". Salí corriendo; yo mismo ayudé a sacar gente del agua, me resbalé, me mojé… Recuerdo varios heridos que visité en el hospital y a los que yo ayudé. Recuerdo las palabras de una niña, que se llama Carla, que me dijo "tú fuiste el que me ayudaste a salir de allí". Y recuerdo imágenes de los jóvenes, nos dieron una lección de solidaridad y colaboración absoluta. Recuerdo que todo fue muy complejo; cuando nos dijeron que no había nadie debajo recuerdo a la madre de una niña que no aparecía, y yo estuve con ella llorando, atendiéndola hasta que apareció la niña. Fue un momento de valorar lo que es la vida, el amor por un hijo. Ese abrazo con la niña y el abrazo de la madre a mí fue como sentir lo que es la vida. Psicológicamente, si hubiese fallecidos sería una losa que se llevaría encima, toda la vida, independientemente de la culpa.

–Lo primero que hizo al día siguiente fue acudir al hospital, ¿fue ahí consciente de la gravedad de la situación, de lo que supondría para el festival?

–La idea era solo ir al hospital, prioridad absoluta. Visitamos a los heridos, les facilitamos mi contacto para cualquier tipo de ayuda. Yo tuve un accidente de moto del que estoy vivo por suerte, se lo que es ese momento. A las 9.00 estaba ya en el Hospital Álvaro Cunqueiro.

–Pasado ese momento, pediste algún tipo de explicación bien Puerto, bien Concello...

–Mis pensamientos solo eran los heridos, ninguno merecía ese sufrimiento, no era el momento de encontrar un culpable. Nosotros estábamos tranquilos en ese aspecto, hacemos todos nuestros procesos con unos estándares de calidad al máximo nivel. Prueba de ello es que nunca he tenido que declarar en el juzgado, nunca me han citado, porque la documentación que presentamos –entendió la jueza– cumplía con la ley. Los estudios periciales estaban correctos, la responsabilidad no era nuestra y tan solo el sufrimiento era personal.

–¿Se perderá algún día la muletilla del ‘accidente de O Marisquiño’?

–Cuando lees eso en un titular nos duele. Primero porque un accidente no tiene propiedad, es algo no deseado, nadie planifica para que suceda un accidente. Para nosotros no es justo. Y a nivel algoritmo tampoco, porque tienes una reunión y tienes que explicar que ese accidente no es de O Marisquiño, que colapsó una estructura publica, que colapsó ese día como pudo haber pasado en otro momento. Nos ha perjudicado mucho esta asociación.

–¿Qué significa para usted O Marisquiño?

–Es algo que probablemente que cuando haces algo con una ilusión, pequeño, que no piensas que se va a convertir en lo que es hoy pues esa ilusión se convierte en responsabilidad, en un reto a mejorar. Si hemos llegado hasta aquí porque no lo hacemos más grande. Porqué renunciar a hacerlo mejor. Aprender siempre de la experiencia, y de los errores. Ahí que estemos en una nueva fase, de 2022 a 2025, en una posición internacional muy buena, un prestigio ganado, una historia muy importante y vamos a dar un paso más. El objetivo es ser el líder internacional de deportes extremos y cultura urbana.

–Por aquellos años 2000, ¿se imaginaba llegar hasta aquí?

–Nunca te lo imaginas. En aquel momento todo empezó junto a José Invernón, y O Marisquiño era un evento local como promoción del Skate y motivación para los skaters de Vigo, y poco a poco fue creciendo. Si hubiésemos pensado en el beneficio a corto plazo no estaríamos aquí. Es pensar en hacerlo bien y algún día seremos bien remunerados por esto.

–¿Qué es lo que más añora de esa primera edición de O Marisquiño?

–Pues hay algo que sí echo de menos, que sería poder dedicarle a la gente todo el tiempo posible. Hoy en día estamos muy atareados en el evento y ves a la gente y le dedicas segundos cuando deberías estar horas con ellos, y especialmente los que nos echaron una mano entonces. Echo mucho de menos eso. Pero son momentos tensos, tenemos a la gente de los campeonatos del mundo, a patrocinadores, hay mucho trabajo de presente y futuro durante la celebración y vas enseñándole a un posible patrocinador el evento y te encuentras con alguien no puedes pararte. Que sepan todos ellos que todos son importantes, al igual que todos los de seguridad como Policía Nacional, Local, Guardia Civil, Policía Portuaria, Bomberos, 112, a Protección Civil… contamos con una implicación increíble.

–¿Qué techo le pone al festival?

–El techo no existe, podremos hacer las cosas lo mejor que podamos. Debemos trabajar muy bien y con un gran grado de responsabilidad porque en estos momentos un error se puede pagar muy caro. El techo que lo ponga nuestro público, tenemos un público muy fiel y que en los malos momentos te apoyan.

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