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Adiós a José Luis Carballo, un vigués con mucha historia

Fernando Franco

Con pesaroso retraso me entero del fallecimiento el pasado viernes del querido José Luis Carballo Alonso, un conspicuo vigués de gran trayectoria cuya muerte, paradójicamente, pasó inadvertida a los medios quizás por los desarreglos del verano. Le vi alguna vez con su amabilidad y sonrisa de siempre junto a su mujer, María Pilar Legerén, por Playa América, pero le conocí en los años 80 y entré en su vida en su casa de la Gran Vía, cuando le hice sus memorias para FARO. Nacido en 1926, la suya es una biografía intensa en la que se intercalan la empresa privada, la docencia y el trabajo para la Administración Pública. Nombrado en 1972 por el ministro Licinio de la Fuente gerente nacional del Programa de Promoción Profesional Obrera nacido en los años 60 del desarrollismo español, asumió en 1976 la dirección del organismo que lo sustituyó, el Servicio de Empleo y Acción Formativa (SEAF), antecedente de un INEM en cuya elaboración teórica participó por encargo del primer gobierno de la democracia. Director de la Casa de América (1966-67) y director general de Vitrasa (1977-85) con Álvarez Arrojo. En 1985 lo llamó Ramón Díaz del Río, conselleiro, para llevar la dirección general de Comercio de la Xunta de Galicia, desde donde ambos apoyaron sin fisuras el proyecto de Galicia Moda. No hay aquí espacio para contar esa vida suya muy interesante y relacionada con la expansión de Vigo, donde tuvo siete hijos y dejó muchos afectos y amigos, aunque gran parte se le habían marchado ya, dados los 96 años que él tenía. Hijo de conservero, podríamos citar muchos nombres que forman parte de su vida como Nicolás Franco, García Picher, Félix Santamaría... No le olvidamos.

Sueños de Henrique Prado

Confieso que desde que vi la exposición de escultura que hace unos meses inauguró el cangués Henrique Prado en la galería Quadro de Vigo, Calas...ou falas, quedé prendado de su obra, de su imaginación, de ese acabado de sus piezas que manifiesta un gran conocimiento de la técnica y del alma de las materias. Lo veis en la foto de arriba, rodilla en tierra, y me entero de su temprana dedicación a los trabajos de carpintería, en los que se familiarizó con el roble, la caoba o el castaño, que luego le llevó con furia creativa por los caminos de la piedra, el acero inoxidable, la fibra de vidrio, la cerámica... Cangas puede sentirse orgullosa de tener entre sus hijos a este escultor tardío, cuya obra amanece ahí por el 2009, pero que con rapidez sorprendente va sumando premios y espacios en lugares públicos del Morrazo. Sorprendente es también esa obra última que he conocido en Quadro y me ha empujado a rebuscar en su pasado. Ahí tenéis a un autodidacta/o de gran peso técnico y creativo.

La búsqueda interminable de Canicoba. Estos que veis en admirable posado son algunos de los artistas que asistieron a la inauguración de la exposición escultórica La búsqueda interminable en la minigalería Quadro (Fermín Penzol), de Tino Canicoba. Lleva más de 30 años dedicado a la escultura, trabajando la piedra y el bronce pero es con la madera donde desarrolla toda su creatividad, y la policromía es fundamental para conseguir el resultado final. Es expresionista, influenciado por el expresionismo alemán. Ahí veis a Sofía Vázquez , Henrique Prado (delante), Ana Soler, Tania Ulloa, Blanca García de Quadro, Diana Cordero, el mismo Tino Canicoba, Marcos Puhinger, Armando Martínez y Fernando Barros, de Quadro.

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