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El botellón, “recurso” de los jóvenes contra la inflación

Grupos que “calientan motores” en la vía pública afirman recoger su basura, aunque reconocen que muchas personas no hacen lo mismo

El grupo de Xián, Paula y Pablo posa con sus respectivas copas en la Praza da Estrela. / JORGE GARNELO

La Praza da Estrela está “tranquila”. Pequeños grupos de jóvenes disfrutan de un precopeo en pleno espacio público mientras mantienen conversaciones varias, bromean y concentran su atención en juegos para beber. El precio del alcohol servido en las discotecas ha crecido significativamente, hace buen tiempo y muchos de ellos prefieren un ambiente más distendido –sin música alta ni luces centelleantes– en el que poder socializar a la par que ahorran unos cuantos euros.

Sentados en un banco, entre bolsas y vino, cuatro chicos celebran su fin de semana en la ciudad. Han venido de Viana do Castelo –donde actualmente se encuentran cursando diferentes programas de estudios o trabajando– para salir de fiesta y visitar las Islas Cíes: por ese orden. Sin problema atienden a FARO, explicando que nada más llegar preguntaron por la calle cuál era la mejor zona para calentar motores. Finalmente aterrizaron allí: cerca de las discotecas del Areal, aunque sin la necesidad de gastarse un dineral para pasar la noche.

“Nosotros siempre hacemos botellón, entonces queríamos buscar un lugar para beber antes de ir a los pubs”, subraya Javier Gudiño (Portugal), haciendo hincapié en que el motivo principal reside en la “pasta”. “Es más barato. Coges algo del supermercado y ya está”, agrega. Su amigo y tocayo, Javier Lafuente (Alicante), destaca que así no se deja "tanto" en los establecimientos que se benefician del ocio nocturno. “Hemos pagado diez euros, como mucho, y una bebida en un local ya te cuesta seis”, comenta.

Los cuatro chicos de Viana do Castelo.

Los cuatro chicos de Viana do Castelo. Jorge Garnelo

Junto a ellos, Mateus (Brasil) y Zan (Eslovenia), Erasmus de Diseño de Producto y Administración de Empresas respectivamente, certifican lo dicho. Además, prefieren esta opción para “conocer gente”.

Seguramente socializar les resultó más difícil en la madrugada de ayer, pues la Praza da Estrela respiraba calma en comparación a 24 horas atrás: cuando se registró una afluencia considerablemente superior. Fue así porque “los viernes suele llenarse más que los sábados” y “la gente decidió salir por Baiona”.

Esto lo deduce Xiana González, que junto a sus amigos Brais, Fran y Alexis beben destilados en vaso de plástico. Cuestionados sobre por qué se decantan por el botellón, responden –siguiendo el mismo argumento que sus colegas de parque– que es para gastar menos.

“Si es por ahorrar se viene aquí siempre. Aquí estamos con los colegas, estamos tranquilos, y luego vamos a una discoteca a bailar y tal”, señala uno de ellos. A escasos metros de la Autoridad Portuaria y la Dirección General de la Guardia Civil, los muchachos –habituales de la zona– remarcan que apenas se acercan. “Está ahí el cuartel y ya ves tú el caso que hacen”, apuntan.

Alexis, Xiana, Fran y Brais de botellón.

Alexis, Xiana, Fran y Brais de botellón. Jorge Garnelo

Asimismo, consideran que el lugar es “un espacio habilitado para botellón” y que las autoridades no multan porque “no hay edificios”. “Por ejemplo en Churruca, en Praza de Portugal, ahí siempre va la policía a desalojar porque hay viviendas”, aseguran tajantemente.

En cuanto al porqué de hacer botellón, lo achacan a “un tema de la edad”. “Antes igual siempre era botellón al ser menores y tal, te lo pasabas guay, pero llega un momento que empieza a aburrir”, lamentan. También evidencian que el boom actual de beber en la calle se debe al buen tiempo: “Cuando es invierno hace algo más de frío, entonces te apetece más ir a una discoteca, aunque pagues más”.

Sobre los efectos que genera esta forma de consumir alcohol, que inevitablemente cada jornada deja grandes cantidades de basura en las inmediaciones, admiten estar “concienciados” y afirman que no dejan tirados sus desechos.

“Yo mi mierda la recojo”, espeta Alexis, al igual que Xiana –quien indica que vive cerca y tiene un perro que pasea por el mismo lugar en el que hace botellón– y sus demás amigos. No obstante, aseveran que la mayoría de los presentes no lo hacen: “La gente es una puerca”.

R. Grobas

Limpiando la “resaca” 

La imagen que lucía la Praza da Estrela ayer por la mañana era radicalmente distinta a la instantánea que –antes del botellón– una podía apreciar del espacio. Restos de botellas, vasos, tercios de cerveza o bolsas de supermercado, así como colillas y cajetas de tabaco vacías, fueron recogidas por el servicio de limpieza, que a primera hora se puso manos a la obra para dejar el lugar impoluto. 

Este argumento es compartido por otro grupo que –como los anteriores– se hidrata a base de bebidas de supermercado a unos pasos.

“Nosotros recogemos, pero hay muchísimas personas que dejan las cosas por ahí... No es normal eso. Hay un montón de contenedores, si no limpias es porque no quieres y porque eres un poco cerdo”, reprocha Xián Pérez. “No recogen porque van bebidos entonces ya no se acuerdan, pero hay que estar concienciado”, añade Paula Martínez.

Con la “excusa” de la graduación de un amigo, que en ese momento estaba de cena, los muchachos se divertían con un juego de beber mientras charlaban. Al botellón, al igual que los demás entrevistados, acuden porque “es más barato”.

“Estoy bebiendo calimocho, es lo peor que hay, y en una botella cortada porque tampoco hay para vasos”, dice Pablo, quien ante el abanico de posibilidades que ofrece la noche viguesa se decanta por beber en piso. Y si no “a la calle”.

“Tienes que poner de titular, los jóvenes quieren ir a los pubs pero los precios son abusivos. A ver si los bajan”, sugiere Paula, dejando claro que después de la pandemia “subieron un montón” y recordando que son “estudiantes”. “Entrar a las discotecas era gratis antes, ahora cobran entrada (...) y después las copas, que incluso están a ocho euros, depende del sitio”, sentencia.

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