Los concellos del área preparan restricciones ante la sequía y la mayor población en verano
A pesar de las altas temperaturas se han limitado los baldeos y riegos en previsión de un septiembre seco | La toma de abastecimiento de emergencia en el Verdugo para estas situaciones sigue sin ser aprobada

Estado del embalse de Pontillón. / Rafa Vázquez
Todos los indicadores apuntan a una situación similar a la del 2017 y aunque hayan pasado cinco años, las medidas de ahorro implantadas de forma urgente por los concellos volverán a ser claves para reducir el consumo de agua. Después de que la Xunta decretara durante cuatro meses la prealerta de sequía y elevara ese nivel a comienzos de junio, el área de Vigo comienza a cerrar el grifo en plena ola de calor ante la previsión de que el verano agrave aún más esta situación.
Según el último informe hidrológico emitido por Augas de Galicia el 11 de julio –previo a los peores días de la ola de calor– el embalse de Eiras estaba al 97,27% de su capacidad. Estos valores, en la línea del último año, se han sostenido durante los últimos meses gracias a las precipitaciones que llevaron a junio a ser el más lluvioso del año en Vigo. Sin embargo, todos los modelos apuntan a que este otoño podría volver a caer hasta el 43% que registró el noviembre de 2017 y que obligó a restringir el uso del agua en la ciudad de forma notable.
De la presa del río Oitavén se abastecen Vigo, Redondela, Moaña y Cangas de forma directa. El consistorio redondelano ha reducido los baldeos a causas de fuerza mayor o insalubridad, mientras que en Vigo se mantiene el foco en la detección de fugas. Este ahorro se ha mejorado también con la renovación de las redes de abastecimiento a través de las humanizaciones. Al otro lado de la ría, por el momento no se han puesto en marcha medidas específicas aunque sí que se sigue recomendando un consumo responsable.
También en relación a las altas temperaturas y en materia de prevención de incendios, el gobierno vigués aprobó en la Xunta de Goberno Local del jueves el servicio de desbroce y limpieza de la masa biovegetal de las fincas en las que no han logrado localizar a sus dueños. De esta forma, el Concello actuará de oficio al prorrogar el contrato de 300.000 euros que cumplirá con la obligación de desbrozar las parcelas que tienen todos los particulares durante esta época del año. El operativo arrancará el 21 de julio y el incumplimiento del mismo, que según el alcalde genera “graves problemas”, puede ser sancionado.
Aumento de población
De los tres embalses que abastecen al área de Vigo, es el de Baíña el que presenta una situación más preocupante al estar al 79,26%. La llegada de turistas y residentes multiplica por tres la población de Baiona, por lo que el ritmo de consumo en la villa es mucho mayor que durante el resto del año. Esta situación también se extiende en Nigrán, que a pesar de tener una menor alteración estival en sus consumos, se abastece a través del embalse de Zamáns que ahora mismo está al 74,51%. En él se han restringido al máximo los riegos y se aconseja la limitación del uso particular ante “futuros escenarios de restricciones.”
También preocupa la situación en O Porriño, Salceda de Caselas, Tui y Mos. Los municipios pertenecientes al Consorcio de Augas do Louro han instado a los vecinos a desplazar al horario nocturno los riegos imprescindibles para que “rindan mejor”. Esta medida, difundida a través de redes sociales, también incluye la prohibición del llenado de piscinas o las limitaciones en el mantenimiento de campos de fútbol. Concellos como el de Salceda, además, contarán por primera vez con una auditoría para poder cuantificar el ahorro real una vez finalicen estas medidas.
A la espera del trasvase
El informe de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil para solucionar el problema del abastecimiento de agua durante el próximo medio siglo –acorde a las necesidades reales– apunta a la construcción de una nueva presa en Eiras por 28 millones. Además, se propone un trasvase de emergencia provisional en la confluencia de los ríos Verdugo y Oitavén con un azud de derivación que permitirá un bombeo de unos 500 litros por segundo gracias a un tubo de unos 4,5 kilómetros de longitud que costaría 4,14 millones.
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