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Empresas de Vigo ajustan horarios y amplían descansos por las altas temperaturas

La construcción se abre a estudiar medidas para incluir en el convenio provincial

Dos obreros que participan en la reforma de Porta do Sol, ayer, bebiendo agua fría. Pablo Hernández

“Soy de Sevilla, y esto se parece mucho, puede que sea incluso peor”. Lo aseguraba ayer un obrero que participa en los trabajos de humanización de Porta do Sol. Son quienes mejor saben que Vigo es lo más parecido a un horno: y es que tienen la calle como oficina de trabajo. “Es muy complicado y fastidiado”, aseguran. Las alternativas: resguardarse lo máximo posible en la sombra, llevar ropa ligera y holgada, ampliar el número de pausas o hidratarse continuamente. Son medidas obligadas por el termómetro, con máximas de hasta 37,6 grados –el martes– y mínimas que rozan los 30. Ayer, la más alta se quedó en 34,5 grados.

También en las fábricas se padece esta canícula. En Stellantis, los descansos son de cuatro minutos más y las botellas de agua, más grandes: de medio litro. Hay empresas que cuentan con protocolos para episodios de calor, no todas. En Gestamp Vigo, aumentaron el tiempo de descanso de las horas impares de cinco a 10 minutos y rotan en máquinas de soldadura manual cada dos horas, si es posible, a instalaciones en las que haga menos calor; aparte, les dan Aquarius en la pausa central en el turno de la tarde. En TI Automotive, el turno de tarde tiene un descanso adicional de 10 minutos a las 20.00 horas.

A mayores, empresas de construcción de la ciudad ya están ajustando sus horarios para proteger a los empleados, paso que se da desde hace tiempo en regiones del país en las que es habitual ver disparadas las cifras del mercurio, como Andalucía o Extremadura, más acostumbradas a que el sol eleve por encima de los 35 grados los registros. Optan por realizar jornada continua, desde las 8.00 hasta las 15.00 h, por ejemplo, para evitar el calor de las tardes. Todo ayuda cuando las temperaturas son extremas.

El gerente de la Asociación de Constructores de Pontevedra, Javier Carballeda, indica que el ajuste de horarios se da, sobre todo, en intervenciones privadas. “En obra pública, es más complicado por los plazos, que aprietan. En reformas, sí se está haciendo, aunque también depende de los tiempos de cada proyecto”, señala antes de anotar que el convenio del gremio de la provincia no recoge ninguna indicación en caso de temperaturas extremas “porque no se suele llegar a cifras tan altas”. “Por ahora, no se ha hablado de actualizarlo, pero es cuestión de estudiarlo”, añade.

Los obreros que trabajan en Porta do Sol dan fe del calor que azota a la ciudad en estas fechas. David, de Sevilla, aseguraba ayer en la pausa de la comida que la situación que está soportando en Vigo “se parece mucho” a la de Sevilla. “Puede que sea incluso peor”, anotaba. Y es que, en el sur, entre mayo y septiembre, rematan su jornada a las 14.00 horas. En Galicia, no es así. “Estoy acostumbrado a soportar estas temperaturas. Bebemos mucha agua y aprovechamos las sombras. Además, controlamos el ritmo para aguantar las horas”, resumía.

"Estoy acostumbrado. Estamos surtidos de agua y procuramos hacer los trabajos en zonas de sol a primera hora de la mañana"

Mario - Obrero en la reforma de Porta do Sol

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A su lado, su compañero Mario explicaba que el calor “se va llevando por ahora”. A sus espaldas, más de 35 años de experiencia en el sector en lugares de todo el país. “Estoy acostumbrado. Estamos surtidos de agua y procuramos hacer los trabajos en zonas de sol a primera hora de la mañana y, así, por la tarde, nos centramos en las tareas que nos permiten tener sombra. Es cuestión de adaptarse. Además, tenemos la ropa de trabajo de verano”, recordaba.

El presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP), Jorge Cebreiros, señala que la mayor parte de la actividad económica está ahora más centrada en recuperar el ritmo, puesto que se espera que las temperaturas extremas no se repitan muchas más veces a lo largo del verano, como sí ocurre en otras comunidades autónomas. El representante de la patronal abre la puerta a que exista un reglamento general que contemple medidas para proteger a los trabajadores en caso de condiciones meteorológicas extremas, aunque reconoce que “no es fácil” ajustar los horarios.

Recomendaciones

Entre las recomendaciones para quienes trabajan al aire libre, están evitar la exposición directa al sol en la medida de lo posible, protegerse la cabeza con una visera o sombrero siempre y cuando no se tenga que llevar el casco de seguridad, programar los trabajos con mayor esfuerzo físico fuera de las horas punta de exposición, refrescarse, utilizar las duchas que se dispongan en las casetas de obra, buscar lugares a la sombra para descansar, beber abundante agua o líquidos no alcohólicos –zumos, refrescos, etc.–, prescindir del café y de las bebidas con cafeína, usar ropa ligera que deje transpirar y hacer comidas ligeras –ensaladas, frutas, verduras, etc.–.

Un horno los 12 meses

En horas de calor, muchos se acuerdan de los que trabajan con temperaturas elevadas todo el año. Es el caso de Elio Abalde, encargado de O Forno de Eifonso, pastelería y panadería del Mercado do Progreso. “Es duro, ya que, al salir de la zona del horno, no refresca tanto, pero estamos acostumbrados. Bebemos más agua y dejamos las puertas abiertas para ventilar más. Cuando más calor notamos es al encender el horno de madrugada, puesto que mete más calor”, describe.

La noche más cálida desde que hay registros

La ola de calor que sofoca a la Península Ibérica está adquiriendo dimensiones históricas, tanto por su intensidad como por su duración. En Vigo, en concreto, ya ha dejado al menos un dato para los anales climáticos: la noche del 13 de julio ha sido la más calurosa desde que existen registros. La temperatura más baja en el centro urbano se quedó en 29,1 grados Celsius, que supera con claridad a la mínima más alta anterior, los 27,5º anotados el 7 de julio de 2013.

Los datos se corresponden a la estación de MeteoGalicia en la avenida de Madrid, que se instaló en 2010, por lo que no es posible establecer comparaciones exactas más allá de una docena de años. Sin embargo, en una nota de prensa de agosto de 2013, el instituto meteorológico explicaba que aquellos 27,5ºC del mes anterior suponían “la mínima más alta desde 1961”. Ese año es cuando empieza la serie histórica de la estación de la Agencia Español de Meteorología (Aemet) en Peinador; según ha cotejado FARO, ningún valor se le acerca en estas seis décadas.

Durante toda la noche, el mercurio ha merodeado alrededor de los 30 grados en el centro de la ciudad. Esos guarismos se quedan cortos para referir lo registrado en el campus universitario, en Marcosende, donde la mínima fue de 31º. Son 0,8 grados más que el anterior récord, en este caso apuntado el 4 de agosto de 2018. Esa fecha, en cambio, mantiene la mínima más alta para la estación del puerto: aquel día se registraron 24,4º, por los 23,5 de la pasada noche.

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