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Los futuros sanitarios que ya ayudan a los que más lo necesitan

Estudiantes de Povisa, con miembros de DisCamino.

Las personas que deciden dedicarse al ámbito sanitario, en cualquiera de sus ramas, tienen una clara vocación de ayudar a la sociedad. Pero muchos no esperan a finalizar sus estudios para hacerlo sino que buscan desde el inicio formas para aportar, especialmente desde el ámbito solidario y del voluntariado. Es el caso de varios alumnos de enfermería y cursos para convertirse en técnicos auxiliares de la escuela de Povisa.

Por ejemplo, Mateo Pan, un joven de veinte años de A Coruña que está cursando en Vigo el primer año de la carrera de enfermería. Siempre ha estado muy implicado en causas sociales y cuando en una charla celebrada en la escuela conoció a la asociación DisCamino, no lo dudó: se apuntó para participar en una carrera benéfica celebrada en su ciudad natal en la que se vistió literalmente de superhéroe y ayudó a miembros de la asociación DisCamino, que aglutina a personas con alguna discapacidad física o psíquica, a completar la carrera.

Me encantó, es increíble ayudar a personas con dificultades a cumplir su sueño. La experiencia no pudo haber sido más enriquecedora, y justo me cuadró el día después de acabar los exámenes. Tengo claro que participaré en más actividades, hay que dar visibilidad a acciones de este tipo para que las personas que no pueden caminar no se resignen y sepan que hay gente dispuesta a ayudarles”, asegura Mateo Pan. Lo que hizo concretamente fue dirigir a los participantes en sillas adaptadas y en los clásicos triciclos que utilizan los pilotos de DisCamino para completar las etapas del Camino de Santiago sobre ruedas, el principal objetivo de esta asociación.

Mateo Pan no ha sido el único estudiante que se ha involucrado en esta causa solidaria. También Andrea Seoane, que está cursando en la escuela de Povisa el curso para ser Técnico Auxiliar en Enfermería. En su caso, sí que participará en una de las etapas del Camino de Santiago que los usuarios de DisCamino realizan sobre ruedas. Será concretamente entre el 31 de julio (día además en el que Andrea cumple 23 años) y el 3 de agosto, en un trayecto entre Poio y Santiago.

“Desde que voluntarios de la asociación nos hablaron sobre el proyecto, no lo dudé. Tengo muchas ganas de participar y estoy segura de que será una gran experiencia. Una parte clave de este voluntariado es el apoyo moral que podemos ofrecer”, explica esta joven, natural de Marín.

Ribera Povisa ha renovado recientemente el convenio iniciado ya en el año 2015 con DisCamino, reafirmando así su respaldo a un proyecto que busca fomentar el deporte en personas con discapacidad física y psíquica. Además de enviar voluntarios, Ribera Povisa también ayuda a la asociación con las sesiones de rehabilitación y fisioterapia y la donación de los ingresos percibidos por el canal de Youtube del hospital.

DisCamino nació en 2009 para ayudar a personas con discapacidad física y psíquica a realizar el Camino de Santiago en tándems adaptados, una iniciativa del sordociego Gerardo Fernández y de Javier Pitillas, entrenador de atletas invidentes y policía local de Vigo. En la actualidad, centran sus actividades en el entrenamiento de ciclismo y senderismo adaptados, charlas en colegios e institutos, rutas de media y larga duración y pruebas deportivas puntuales. Más de 140 personas forman parte ya del gran proyecto de DisCamino, asociación que el año pasado fue propuesta para el premio Princesa de Asturias de la Concordia.

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