Los universitarios de Vigo no tienen quien les alquile: "Ya escarmenté, no me compensaba"
Cada vez más caseros deciden "vetar" a los estudiantes

Una joven viendo anuncios de pisos en el escaparate de una inmobiliaria de Vigo. / Alba Villar
Julio suele ser el mes en que los estudiantes universitarios, especialmente los “primerizos”, se lanzan con ilusión a la tarea de conseguir alojamiento para el próximo curso. Los que deciden no quedarse en residencias empiezan la búsqueda de pisos o habitaciones en apartamentos compartidos con más personas y para ello acuden a agencias inmobiliarias y a portales online como Idealista o Fotocasa. Pero esa ilusión del inicio se está convirtiendo en una auténtica pesadilla, pues se están dando de bruces con una dura realidad: conseguir alojamiento para el próximo curso empieza a ser ya en Vigo una misión “casi imposible”.
Hay varias circunstancias que están provocando esta situación. En primer lugar, las características actuales del mercado inmobiliario. Los desorbitados precios de los pisos de alquiler provocan que los estudiantes decidan buscar directamente habitaciones en viviendas compartidas con otras personas, aunque sean desconocidas. Pero esta opción tampoco es tan viable económicamente como pensaban. Las rentas mensuales que reclaman los propietarios para alquilar una habitación también están por las nubes: más de cuatrocientos euros por ejemplo en algunos casos y una media que ronda los trescientos. Cantidades prohibitivas para gran parte de los universitarios y también para sus familias.
Pero los precios desorbitados no son el único problema. También lo es la falta de oferta. “He ido a varias agencias inmobiliarias a preguntar por una habitación para alquilar durante el próximo curso y me dicen que no tienen, que todas las que tenían disponibles ya han volado. La única solución que me dan es cogerme mis datos y llamarme por si surge alguna oportunidad”, explica César Márquez, estudiante asturiano que ha apostado por la UVigo para iniciar su carrera universitaria.
Esa falta de oferta viene motivada a su vez por varias causas. La principal, según apuntan agencias inmobiliarias y también varios administradores de fincas de la ciudad, es que cada vez son más los caseros que deciden no alquilar sus inmuebles a estudiantes durante el curso docente. Es decir, “vetan” a los universitarios por miedo a los daños que puedan ocasionar en la vivienda o por los problemas que puedan tener con los vecinos, especialmente derivados de fiestas o ruidos.
“Estuve durante mucho tiempo alquilando un piso por habitaciones a estudiantes. Pero ya escarmenté, el beneficio económico que sacaba no me compensaba para todos los problemas que me ocasionaban y el tiempo que tenía que gastar solucionándolos, así que he decidido dejar de alquilarlo por curso escolar y ahora lo tengo disponible como vivienda habitual”, explica Raúl Otero, propietario de varias viviendas en la ciudad.
Hay comunidades de viviendas que también han valorado restringir el alquiler a estudiantes universitarios por problemas de fiestas o ruidos. Pero el Tribunal Supremo dictó una sentencia el año pasado en la que declaraba que en los estatutos de una comunidad de vecinos se establecía en una cláusula la imposibilidad de destinar las viviendas a alguna actividad que diera lugar a una afluencia superior de público a la normal, si los mismos no están inscritos en el Registro de la Propiedad, no se podrá prohibir que uno de los propietarios alquile las habitaciones de un piso a estudiantes. Es decir, el único con facultades para ejercer este veto es el propio dueño de la vivienda.
Otra de las razones que puede estar detrás de la reducida oferta de inmuebles para estudiantes la constituyen las viviendas de uso turístico. Y es que propietarios que antes sí alquilaban sus pisos a universitarios durante el curso escolar ahora han decidido convertir sus inmuebles en alquileres vacacionales, pues de esta forma podrán conseguir un mayor beneficio.
Además del precio, una de las principales variables que miran los estudiantes a la hora de decantarse por uno u otro inmueble es la ubicación. Buscan sobre todo viviendas en el centro, ya no solo por las buenas conexiones en transporte público con el campus, sino también para hacer la clásica vida universitaria durante el curso.
Precisamente esta variable es otro de los principales hándicaps que se están encontrando los estudiantes a la hora de encontrar una habitación para el próximo curso en Vigo, porque buena parte de la oferta está localizada en zonas rurales, lejos del corazón de la ciudad y con dificultades para llegar al campus a no ser que se disponga de vehículo propio.
Viviendas "destartaladas"
Los estudiantes denuncian además que, en muchos casos, los apartamentos que visitan para valorar si se mudan a ellos se encuentran en un estado “deplorable”, con mobiliario muy antiguo, sin reformas recientes y con daños ocasionados por inquilinos anteriores.
“No puede ser que pidan trescientos euros por una habitación en un piso en el que las zonas comunes están completamente destartaladas, sofás rotos y paredes agrietadas”, denuncia otro universitario que este año se ha visto obligado a cambiar de piso porque su casero anterior le subió demasiado el alquiler mensual y no puede afrontar la nueva cantidad.
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