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Sentarse en el banquillo de los acusados, sinónimo de condena

Tan solo una de cada diez sentencias de los Jugados de lo Penal de Vigo es absolutoria | La mitad reconoce los hechos

Una vista celebrada en un juzgado de lo Penal de Vigo FdV

Si hay un principio por el que se rige el proceso penal es el indubio pro reo, esta presunción de inocencia que expresa la obligatoriedad de favorecer al acusado de un delito cuando las pruebas no son suficientes para demostrar su culpabilidad. Sin embargo, el valor probatorio de lo practicado durante lo meses instrucción y expuesto en el acto de juicio no dejar lugar a dudas a las magistradas titulares de los tres Juzgados de lo Penal de Vigo. Y es que prácticamente el 90% de las sentencias emitidas por estos órganos son condenatorias, o lo que es lo mismo, nueve de cada diez acusados que se sientan en el banquillo reciben condena.

Un millar de condenas

Así se aprecia en los datos estadísticos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), donde de los 1.148 fallos firmados por las juezas tan solo 116 fueron absoluciones, bien por falta de pruebas o bien por no quedar claramente perpetrada la comisión del delito.

Conformidades

Un dato también llamativo de este balance es la cantidad de procedimientos que no llegan a dirimirse en el propio acto de la vista oral, al llegar las partes a un acuerdo previo. Concretamente, las conformidades están detrás del 60% –708– del total de las sentencias de lo Penal emitidas a lo largo del año pasado. Esto implica el reconocimiento de los hechos por parte del acusado y una rebaja en la pena, pero inevitablemente su condena.

Instrucción previa

Un factor importante detrás del elevado porcentaje de condenas es que las causas llegan a los juzgados de lo Penal tras pasar por varios filtros, es decir, tras superar una investigación por parte de los Juzgados de Instrucción, en muchas ocasiones secundados por recursos de la Audiencia y posterior escrito de acusación de la Fiscalía, o en ocasiones, acusación particular.

En el acto de juicio cobran especial valor las pruebas o resultado de las diligencias practicadas durante la instrucción. Ante su indiscutibilidad, son muchas las partes que optan por acogerse a esta negociación previa para evitar el juicio, mientras que otros defienden que ante la mínima posibilidad o una duda razonable, siempre se mira en favor del reo.

Acoso

Un juicio que también quedó visto para sentencia fue el celebrado ayer en la sala del Juzgado de lo Penal 2 de Vigo. Un varón se sentó en el banquillo de los acusados por la comisión de un presunto delito de acoso a un joven cuando todavía era menor de edad.

La Fiscalía solicitó inicialmente para él una pena de un año y tres meses de prisión así como la prohibición de acercarse o comunicarse con la menor en los próximos dos años y medio.

Llamadas y gemidos

El hombre reconoció parte de los hechos por los que se le acusa –llamadas a la adolescente, gemidos de excitación, comentarios obscenos de carácter sexual– ocurridos en agosto de 2020. “Tenía problemas en casa; y estaba bebido”, sostuvo su declaración.

Perdón

Preguntado por su presencia en un grupo de Whatsapp donde también figuraba la menor, el acusado afirmó que “me metieron en él”, si bien “la llamé y le pedí perdón, que me perdonara que estaba mal”.

Tocamientos

Frente a este reconocimiento, negó haber realizado cualquier tipo de tocamiento a la entonces menor durante unas fiestas. “Me senté en la mesa y en mitad de la comida se sentó al lado mía, donde ni siquiera había servicio. Me empezó a poner la mano en la pierna y empezó a subir, a subir, a subir... Me levanté y me fui”, relataba la joven a presuntas de su abogado.

Atención psiquiátrica

La víctima, que se encuentra a tratamiento del Servicio de Psiquiatría del Hospital Álvaro Cunqueiro por estos hechos, llegó a dejar de comer, de salir e incluso sufrir episodios de ansiedad a raiz de este supuesto acoso. “Cambió toda mi vida .[...] Nunca llegué a pesar que me fuese a pasar algo tan grave; una llamada así no es agradable para nadie”, relataba la joven durante la vista.

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