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El ahogamiento infantil en Galicia: en piscinas privadas y por falta de vigilancia

Un estudio pionero de la UVigo y el 061 desde 2004 a 2020 concluye que los niños de entre 0 y 4 años son los de mayor riesgo

Un bebé, en una piscina desmontable. Cedida

La mitad de las víctimas de ahogamientos infantiles en Galicia tienen 4 años o menos y la mayoría de accidentes ocurren en piscinas familiares y son originados por la falta de supervisión. Un riguroso estudio liderado por la UVigo ha analizado todos los datos recogidos por el 061 durante casi dos décadas, una magnitud inédita en España y en la comunidad internacional, para identificar las causas y visibilizar un problema “silenciado” que en menos de dos décadas se cobró un centenar de fallecimientos de niños desde 0 a 14 años.

Según los datos analizados, los meses de verano concentran los incidentes –el 65%– y la mayoría de ellos –el 52%– se producen durante la tarde, entre las 15 y las 19 horas. El año 2005 fue el de mayor incidencia, siendo la provincia de Pontevedra la que registró más casos durante todo el periodo de estudio –desde 2004 a 2020– y Cangas, el primer municipio.

Mapa de incidencia

Mapa de incidencia

“Los ahogamientos en el hogar no tienen tanta repercusión mediática como los que ocurren en playas o ríos, pero también son dramáticos. Y la falta de supervisión es el desencadenante de la mayoría”, destaca Roberto Barcala, coordinador del grupo Remoss (Rendimiento y Motricidad del Salvamento y Socorrista) e investigador principal del estudio junto con Patricia Sánchez-Lloria, médica del 061.

El trabajo también revela que la tasa de mortalidad es baja –in situ, menor al 10%– y que, en casi la mitad de los casos, los testigos –familiares, personas cercanas o monitores– practicaron maniobras de reanimación (RCP), un hecho que no es tan habitual en el caso de los adultos. “A los niños se les echa en falta antes, por lo que permanecen menos tiempo debajo del agua y esto, junto con el inicio rápido de las maniobras, aumenta las posibilidades de supervivencia”, explica Barcala.

Los servicios de emergencia tardan una media de 12 minutos en llegar al lugar del accidente, un periodo “razonable” teniendo en cuenta la diversidad de nuestro territorio. “Es rápido teniendo en cuenta que no es lo mismo actuar en Sanxenxo que en Carnota, por ejemplo. Pero en ese tiempo es fundamental que alguien haga algo, ya sea avisar o intentar una reanimación. Por cada minuto que se retrasa la RCP se pierden un 10-12% de posibilidades de supervivencia. Son segundos que condenan a la muerte o a tener secuelas”.

Un niño de corta edad, acercándose a una piscina.

Un niño de corta edad, acercándose a una piscina. Cedida

Por eso, Barcala insiste en que tanto la prevención como la formación deben estar incluidas en la etapa escolar a través de programas como “RCP na aula” o el Proyecto Anxos, por los que han pasado centenares de alumnos gallegos que serán “potenciales primeros intervinientes” en el futuro.

“Debería ser una prioridad fundamental en el sistema educativo. Cualquier persona puede hace una RCP, incluso siendo guiada a través del teléfono por el 061. Nadie debería renunciar a intentar salvar una vida”, destaca el experto, que recuerda el caso del futbolista danés Eriksen en la Eurocopa del año pasado o el más reciente de la nadadora Anita Álvarez en el Mundial de Budapest.

“Ellos son deportistas de alto nivel, nadie está libre de que le suceda algo. Por eso todos deberíamos tener conocimientos de primeros auxilios y saber actuar en caso de emergencia”, añade.

Un niño se baña en la playa. Cedida

En el caso de los adolescentes, los ahogamientos sí tienen lugar en entornos naturales –playas, ríos, embalses o lagos–. “A veces se producen en combinación con imprudencias o con consumo de alcohol. Hay que recordar que los juegos extremos como zambullidas a mucha altura o grande apneas son potencialmente peligrosos y que ninguna actividad acuática debería realizarse en solitario. De hecho, la incidencia de ahogamientos en playas vigiladas prácticamente no existe”, subraya.

De ahí que Barcala haga un llamamiento a los concellos para que contraten socorristas profesionales y con salarios dignos. “Están preparados para actuar, pero también para identificar situaciones y prevenir. El mejor rescate es el que no se realiza. Invertir en seguridad no solo salva vidas, sino que tiene un retorno económico brutal para los municipios. Cada vez más gente busca playas vigiladas”, señala.

Hasta los 14 años de edad, el ahogamiento se sitúa entre las cinco primeras causas de muerte en más de 40 países y, en el caso de la población general, es uno de los tres motivos de fallecimiento no intencional. Los datos de Galicia revelados por el estudio del grupo Remoss y el 061 están en la media de otros países europeos, teniendo encuentra que España tiene muchos kilómetros de costa y muchos meses para disfrutar de playas y piscinas.

“Pero cien ahogamientos son demasiados para una entorno en el que hay educación y cultura. Nuestro objetivo es que la sociedad y las administraciones entiendan que estamos ante un problema silenciado, que además de muertes causa muchos costes económicos, y que es fácilmente prevenible. Cualquier ahogamiento se puede evitar con supervisión, vigilancia y educación”, concluye Barcala.

Más de 1.500 víctimas en 20 años y un coste de más de 2 millones

Los resultados del estudio retrospectivo sobre los ahogamientos pediátricos en Galicia acaban de ser publicados en la Revista Española de Salud Pública, que edita el Ministerio de Sanidad, en un artículo que firman, junto con Roberto Barcala y Patricia Sánchez, varios investigadores de universidades e instituciones de Vigo y Santiago, así como de Barcelona y Oviedo.

Este trabajo precede a otros dos que verán la luz en los próximos meses y que además de revelar la verdadera incidencia del problema de los ahogamientos en Galicia ayudarán a mejorar la prevención. Uno de ellos engloba todos los ahogamientos registrados en Galicia durante 17 años y sus principales resultados fueron presentados durante el reciente congreso celebrado en Vigo de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES).

Desde 2004 a 2020, la cifra de ahogados fue de 1.700 personas, que además supusieron un coste superior a los 2 millones de euros. Y el tercer artículo abordará los incidentes de las personas mayores. La mayoría de ellos tienen lugar en las playas.

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