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Los beneficios en hostelería se desploman hasta un 50% pese al aumento de facturación

El incremento de costes, la falta de personal y las bajas laborales “hacen imposible abordar más carga de trabajo” | Llegan las primeras devoluciones de los créditos ICO

Susana Tresado, propietaria del Restaurante O Portón, en el Casco Vello, ayer. | // RICARDO GROBAS

Trabajan más que nunca. Es difícil encontrar una mesa libre en muchos de los restaurantes vigueses a la hora de comer o cenar, incluso para tomar el aperitivo. Sin embargo, esa aparente bonanza que tanto ansiaba el sector hostelero se desdibuja a la hora de hacer las cuentas. El margen de beneficios ha adelgazado con respecto al 2019, último año prepandemia. El aumento de costes y la falta de personal está erosionando los cimientos de muchos locales de restauración de la ciudad. Con calculadora en mano y los “debo y haber claros”, los beneficios de los hosteleros han caído un 50% durante el primer semestre de 2022, un fenómeno inexplicable cuando las cifras de facturación superan las expectativas. “Pese a facturar más incluso que en 2019, los márgenes de beneficios han caído a la mitad por el incremento de costes que está siendo brutal junto con la falta de personal, que hace imposible aumentar la facturación para compensar el desnivel entre ingresos y gastos”, señala César Ballesteros, presidente provincial de los hosteleros.

El próximo mes muchos restauradores olívicos comenzarán a hacer frente a las primeras devoluciones de los créditos ICO, concedidos por el Gobierno central para paliar los efectos de la pandemia. “La subida de precios, la reforma de la ley laboral y las obras en Vigo nos han fastidiado mucho. No he podido tener mi terraza puesta y el movimiento en una calle con reformas no es el mismo que antes. Después del verano las cosas se van a complicar mucho. Sé de colegas de profesión que están empezando a deber sus alquileres de local y a no poder pagar a sus empleados. Yo empiezo dentro de poco a pagar mi crédito ICO y tal y como han subido tanto la energía como las materias primas va a ser muy difícil de afrontar”, explica Javier Brea, propietario del Restaurante Cosmos.

Los establecimientos más afectados son aquellos dependientes de un movimiento circular de personas como las cafeterías, que su oferta de consumo es “rápida” como los cafés o la bollería, cuyos precios han sufrido alzas sin precedentes. “He tenido que subir el café a 1,60 porque sino no llego”, añade.

Una situación similar atraviesa Susana Tresada en su restaurante O Portón en pleno Casco Vello. Reconoce que su clientela sigue acudiendo a su establecimiento y no se queja de la afluencia, pero no se refleja como debiera en sus ingresos. “Estamos trabajando bien pero sí notamos un bajón en lo que al final te queda a fin de mes. La leche ha subido junto con el café y eso ha obligado a tener que subirlo a 1,50 euros”, destaca.

El problema más agudo que tienen en este momento, según reconocen los hosteleros, es la falta de personal y la “desesperación” que les supone encontrar trabajadores tanto para ocupar vacantes como para suplir las bajas laborales que están teniendo. “Estamos mal de personal y tengo a tres personas de baja. Algunos que empiezan dejan enseguida y otros te piden trabajo pero sin contrato porque están cobrando una ayuda y yo eso no lo puedo hacer, obviamente. Aquí se respetan los turnos de ocho horas –por eso necesito más gente– y considero que no se paga mal”, continúa. Brea también acusa esa falta de empleados y bajas con “dos empleados con COVID, uno de baja de larga duración y otro se rompió una pierna y no tengo como reponerlos. Aunque haya trabajo, si no tienes como atenderlo, te haces pequeño”.

La patronal provincial de los empresarios estima que en el primer semestre de 2022, las pymes han tenido unos costes de producción cercanos al 40% que impiden que los beneficios hagan frente a los gastos de una manera real, dando estabilidad al mercado. “En la hostelería se ha notado más que en otros sectores, aunque tanto las grandes como las pequeñas empresas están padeciendo las mismas consecuencias. Los restauradores no consiguen tener una plantilla estable de cocineros, metres, o camareros. Una situación poco deseable y que no les permiten crecer. Probablemente, después del verano muchos locales van a tener que replantearse su negocio lamentablemente”, concluye Jorge Cebreiros, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP).

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