La historia de una ciudad puede leerse e interpretarse de muchas maneras. Las hemerotecas y el trabajo de los y las profesionales de la historiografía son fundamentales en la construcción del relato oficial. En cambio, en esos análisis, por definición asépticos, se escapan las pulsiones de la sociedad civil de cada época. Por eso, el libro Discoteca Atlántica, que acaba de publicar el escritor y crítico musical Marcos Gendre con la Editorial Galaxia aporta tanto al imaginario colectivo. Se trata de una recopilación de cien discos gallegos que narran la historia de los últimos cincuenta años de la música del país.
Además de la aparición, evolución y fusión de géneros en territorio gallego, de este recorrido -casi enciclopédico- se pueden extraer conclusiones de cómo, en según que época, han ido variando los núcleos poblacionales más fructíferos y también más vanguardistas en territorio gallego. En esa cronología, Vigo ha variado sobremanera. El protagonismo de la música firmada en la ciudad fue explosivo en los ochenta con bandas como Siniestro Total, Golpes Bajos, Os Resentidos o Aerolíneas Federales. Pero a medida que fue entrando el siglo XXI, aquella fuerza creativa se fue diluyendo -o quizás se repartió- por toda Galicia.
Se seleccionan aquí algunos de los mejores discos creados en la ciudad que hablan mucho de esa evolución producida en el último medio siglo. De la canción de autor de Suso Vaamonde y el punk de Siniestro Total, al hip-hop de Thomas Dylan y Hard Gz.
Canción de autor protesta
“Cando me falan de España / sempre teño unha disputa / que se España é miña nai/ eu son un fillo de puta”. Esos fueron los versos que Suso Vaamonde pronunció en la Praza da Ferrería de Pontevedra y que le costaron seis años de cárcel por “injurias a la patria” en una inmadura democracia española de finales de los setenta. Logró zafarse de la pena exiliándose a Venezuela hasta que consiguió el indulto en 1986. Junto a su canción protesta fueron surgiendo todos los componentes del irreverente grupo Voces Ceibes.
La Movida que nunca acaba
Los ochenta fueron, sin lugar a duda, la época de más protagonismo de la música viguesa. Aunque realmente se haya generado mucho más contenido en el siglo XXI, la proyección de grupos como Siniestro Total, Golpes Bajos, Os Resentidos o Aerolíneas Federales situaron a la ciudad en una posición privilegiada en el panorama musical gallego.
Aunque en los ochenta el punk vigués se llevó la fama, la década siguiente la música tradicional de la ciudad sufrió un punto de inflexión. La banda Berrogüetto consiguió reformular las melodías de la música ancestral gallega aportando aire fresco e innovación. Probablemente, Berrogüetto haya sido las bases sobre las que otros grupos gallegos como Caldo, Baiuca o Tanxugueiras hayan asentado sus métodos para reinterpretar la tradición.