Una paloma torcaz provocó ayer un importante susto en el aeropuerto de Vigo. El animal —en un principio se pensó que era una bandada— se introdujo en una de las turbinas de un avión Vigo-Barcelona cuanto ya estaba en carrera de despegue y, según fuentes aeroportuarias, estaría ya rodando por encima de los 90 nudos (166 km/h). Este imprevisto obligó a piloto y copiloto a frenar y reconducir la situación para no despegar e irse al aire con uno de los dos motores dañados.

El susto ocurrió pasadas las 9.00 horas. La aeronave, de la compañía Vueling, estaría circulando en pista entre 160 y 200 km/h aproximádamente cuando se vio sorprendida por el impacto del animal en el motor izquierdo.

Según fuentes conocedoras de lo ocurrido, en el momento del golpe el avión estaría en torno a la conocida como V1 (velocidad de decisión a partir de la cual la tripulación sí debería haber despegado). A partir de ese límite —que depende de factores como el peso de la nave, el tiempo, el tamaño de la senda...— se corre el riesgo de que el avión pueda salirse de la pista.

Según fuentes conocedoras, en el caso del Airbus 320 de Vueling la V1 estaría por encima de los 200 km/h. Si el avión hubiera alcanzado esa velocidad, el procedimiento de seguridad obliga a levantar el vuelo. Pero no habría sido el caso de lo que ocurrió ayer en Vigo y el avión se pudo frenar antes de que se terminara la pista, con el consiguiente susto para los pasajeros.

La respuesta de los mandos del avión fue frenar de inmediato. Aunque este tipo de situaciones están contempladas y habrían actuado según el procedimiento, su rápida decisión libró a los cientos de pasajeros de lo que pudo haber acabado en un accidente. Si bien es cierto, los aviones están preparados y los pilotos entrenados para volar con un solo motor, con lo que, de haber conseguido levantar el vuelo, la situación sería de emergencia y la tripulación habría intentado regresar al aeropuerto.

Esta otra alternativa de continuar con el despegue tirando del único motor disponible tendría riesgo de un incendio en la turbina afectada, por lo que probablemente la tripulación tomó la mejor decisión que pudo al no haber sobrepasado la velocidad a partir de la que deben ir al aire: frenar el avión por completo.

Es probable que la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) abra una investigación para aclarar lo ocurrido.

"Nada pasó y todo fue un susto"

Entre los pasajeros que iban a bordo de ese avión estaba el popular mimo callejero Karcocha que actúa hoy en Monçao y ayer iba hacia Estocolmo. "Hoy no pude llegar a Estocolmo, cuando el avión iba a despegar entraron unas palomas por las turbinas y el vuelo se tuvo que cancelar, gracias que nada pasó y solo fue un susto", escribió ayer en su cuenta de Facebook.

Finalmente, los viajeros afectados fueron trasladados en autobús al aeropuerto Francisco Sá Carneiro de Oporto, desde donde completaron su ruta hacia la Ciudad Condal. Probablemente en las próximas horas técnicos de Vueling procedan a valorar los daños de la turbina y, de ser necesario, repararla en Vigo.