Alquilar una vivienda en Vigo se ha convertido en una misión casi imposible para muchos por los elevados precios. Pero si acceder a un apartamento ya es complicado, vivir en un chalé es prohibitivo para la mayoría de la ciudadanía. Porque el alquiler medio mensual que están pidiendo los propietarios de estos inmuebles a los inquilinos roza ya los 2.000 euros (concretamente, 1.950). Es prácticamente imposible encontrar un chalé por menos de mil euros.
Es más, el más barato disponible ahora en el conjunto de Vigo se ubica en Alcabre y cuesta 650 al mes, mide únicamente 65 metros cuadrados y se ofrece a ese precio pese a que sería compartido con más inquilinos y el mobiliario y el resto de equipamientos no son para nada nuevos. El más caro, por su parte, se ubica en la isla de Toralla y se ofrece por 5.500 euros mensuales, a pie de playa, con una gran terraza con jardín, cinco habitaciones y una superficie de unos doscientos metros cuadrados.
Pero entre el más barato y el más costoso se ubican en torno a una veintena de chalés que en absoluto son lo que se conoce como de lujo pero que al tener espacio exterior y muchos metros útiles se ofertan a precios considerablemente elevados y a una media de casi 2.000 euros al mes.
Los motivos de estas elevadas rentas son varios, pero destaca el hecho de que la demanda de casas con terraza creció considerablemente a raíz de la pandemia por el temor de mucha gente a vivir un nuevo confinamiento en un piso de dimensiones reducidas y sin zona exterior. Y el mercado respondió sin piedad a esa demanda con un alza de precios que no parece tener techo.
Llaman la atención además varias cosas. Por ejemplo, el hecho de que para los chalés más caros, como uno de 2.250 euros en Alcabre, se pide al inquilino que desee entrar a vivir en él dos meses de fianza. Es decir, el desembolso inicial sería 6.750 euros sumando esos dos meses de garantía más el que hay que pagar por adelantado, además del ya habitual seguro de impago que piden la mayoría de arrendadores, una exigencia que subió un 35% en los últimos años.
Además, en los diferentes portales online en los que se ofertan estos chalés, hay propietarios que los publican en los espacios reservados para alquileres convencionales pese a que en realidad son alojamientos vacacionales, algo que en teoría tienen prohibido hacer, y por tanto el precio es considerablemente superior que si fuera una vivienda habitual. Uno de ellos, por ejemplo, supera los 3.000 euros mensuales y solo está disponible a ese precio en julio y agosto, por lo que se trata de un alquiler turístico para la época estival.
En cuanto a la totalidad del parque inmobiliario vigués, incluyendo apartamentos, pisos, casas y chalés, el precio del metro cuadrado llegó a su récord el pasado mes de octubre, cuando alcanzó los 9,2 euros/m2, mientras que según los últimos datos, en abril esa cantidad se situó en 8,9. Estos precios disparados, tal y como informó FARO hace unas semanas, provoca que más de 25.000 familias –casi un 80% del total– que viven de arrendamiento en Vigo únicamente pueden optar a una vivienda en propiedad de protección oficial en cualquiera de sus tres vertientes: régimen especial, general o concertado. Tan solo 7.000 familias que viven de alquiler tienen capacidad económica para aspirar a hacerse con un hogar del mercado de vivienda libre.
