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Los okupas de una vivienda de tres plantas ubicada en Teis: “Ya estamos allí empadronados”

La fiscal pide la condena y el desalojo de cinco personas que llevan diez meses en una casa de la calle Montecelo de Vigo | “Les pagamos a otras personas y nos dieron las llaves”, alegan ante el juez

La vivienda okupada, que tiene tres plantas, está situada en la calle Montecelo de Vigo. Ricardo Grobas

La okupación de una vivienda ubicada en la calle Montecelo, propiedad de una familia que la recibió en herencia, centró ayer un juicio en Vigo. Un matrimonio con un hijo pequeño se asentó en la primera planta, otra pareja que tiene lazos familiares con los anteriores lo hizo en el bajo y un hombre que vive solo se acomodó en el segundo piso. Y allí llevan aproximadamente diez meses. Los dueños del inmueble, que lo tenían a la venta, los denunciaron ante la Policía Nacional. La Fiscalía, tras la vista celebrada en el Juzgado de Instrucción número 8 de Vigo, solicita que sean condenados al pago de 600 euros de multa como autores de un delito leve de usurpación, así como a que sean desalojados. Los abogados defensores piden la absolución: alegan que la casa estaba abandonada y en estado de “inhabitabilidad” –era una “ruina”, describió una letrada–, que los propietarios no les requirieron “ni directa ni indirectamente” para que abandonasen el lugar y que la mayoría de los okupas incluso están ya empadronados en esa dirección.

La casa, construida en 1940, pertenece a varios hermanos. Tras la muerte de un familiar que residía allí, quedó vacía hace aproximadamente tres o cuatro años. Sus propietarios dieron de baja la luz y decidieron ponerla a la venta. “Ya la habían okupado con anterioridad, pero pasado el tiempo nos enteramos por los vecinos de que había otras personas viviendo dentro [en relación a los cinco actuales denunciados]; decidimos presentar la denuncia, pero no fuimos allí a decirles que se fueran porque teníamos miedo de que nos hicieran algo, los otros que habían estado ya nos habían amenazado”, explicó en el juicio una de las propietarias del inmueble.

"La casa estaba abandonada y destrozada"

Los cinco okupas entraron tras el pasado verano y siguen en la actualidad en la vivienda. “A mí mi parte [la planta segunda] me la vendieron unos marroquíes que habían vivido antes allí; yo estaba en la calle y les pagué 250 euros para entrar”, dijo uno de los denunciados. “La casa estaba abandonada y destrozada; había ratones, insectos, escombros... La limpié, la pinté, fui al Concello, les expliqué mi situación, que la vivienda estaba abandonada, y me empadroné allí”, declaró a mayores a las preguntas de la fiscal.

Cuando este hombre entró en la casa ya estaban las otras dos parejas que ayer se sentaron con él en el banquillo de los acusados. Uno de los matrimonios, el de la primera planta, afirmó que “un chaval” que había estado antes allí les “ofreció” la vivienda. “Nos enseñó la casa, le pagamos 600 euros y nos dio las llaves; estábamos viviendo en una furgoneta y no podíamos seguir en la calle, tenemos un niño enfermo que por la semana se encuentra en un centro ingresado pero que el fin de semana está con nosotros; no queremos marcharnos, no tenemos a donde ir, le podríamos pagar a los dueños una ayudita de 200 euros...”, afirmó la mujer. Para el caso de esta pareja y dado que tienen un hijo menor, la Fiscalía precisó que se oficie a los servicios sociales dada su situación de vulnerabilidad para que se les ofrezca una “alternativa de habitabilidad” antes de proceder al desahucio.

Una de las denunciadas es menor de edad

La otra pareja ocupa el bajo. Aunque los dos comparecieron como denunciados, a la mujer se le retiró esta condición en pleno juicio porque aún no cumplió los 18 años de edad. El magistrado, ante esta situación, precisó que se deducirá testimonio para que su caso concreto sea remitido a la Fiscalía de Menores. El compañero sentimental de esta joven declaró que ellos también pagaron “a un chico” para entrar en la vivienda de la calle Montecelo y obtener las llaves de la casa. En su caso, aseguró, fueron “500 euros”. “Yo estaba en estado de necesidad, tirado en la calle, pedía ayudas y nada...”, alegó. “Vino ese chico y me ofreció las llaves”, añadió. Como el resto de los okupas, reconoció, al ser preguntado sobre ello, que ese supuesto acuerdo solo fue verbal. “No firmé ningún papel, no hubo ningún contrato, el chaval se negó”, ahondó, para añadir, sobre esa persona, que no supo nada más sobre la misma. “Después desapareció”, concretó.

El portalón de acceso a la vivienda tenía un candado que fue cambiado por los okupas. Los denunciados niegan que ellos rompiesen dicho candado o que causasen “daños” para entrar. Ahora será el juez el que decidirá en sentencia.

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